SOMOS DESCENDIENTES DE ABRAHAM
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura PALABRA DE DIOS
5 minutos de nuestro "día a día"
Juan 8, 51-59
51 Os aseguro que quien hace caso a mi palabra no morirá.
DÍA 21 MARZO CICLO -B
“Será una Alianza perpetua:
Yo seré tu Dios y el Dios de tus descendientes”
Procedemos
de la fe de Abraham que se cierra (y se abre) con el don de la fe en la Alianza
eterna de Cristo, muerto y resucitado.
“Os digo con toda la verdad que
los que guarden las palabras que Yo he dicho
no
probarán nunca la muerte”
A
las palabras de Jesús ayer se añaden
las de hoy de suma trascendencia, nos
dice con toda verdad que nuestra vida,
que procede de su Palabra, es
inmortal.
Cuidado
con nuestra incredulidad, porque la respuesta
de los judíos hay que unirla a la sentencia
de Jesús:
· Todos los pecados son
perdonados menos la negación del Espíritu Santo y,
· Tratar a Jesús de endemoniado es negar
al Espíritu Santo haciendo de Jesús,
hombre verdadero, rebajado hasta ser uno de tantos, un endemoniado que blasfema contra Dios.
La
subjetividad creyente no llega tan lejos; como también hay que pensar
que una cosa es la duda, que puede
pasar por nuestra mente, y otra muy distinta es ser indiferentes a la
revelación de Jesús como Hijo de Dios.
No se
le trata de blasfemo o endemoniado -porque desde la creencia
subjetiva tampoco se piensa en la realidad de los ángeles- pero sí se le niega en su verdad.
Quedar sin Cristo y sin vida inmortal, por
más que valga el amor, no hay realidad
de vida, personal y singular, después
de la muerte si no hay Dios.
Una
contradicción muy actual es esperar un futuro eterno desde el bien y el
amor de la propia vida con méritos de verdad e inmortalidad, cuando todo es pura gratuidad divina desde
haber nacido hasta alcanzar la vida eterna.
“¿Eres
más grande tú que nuestro padre Abraham?
Él murió, y todos los profetas también murieron,
¿por quién te tienes?”
Sabemos
que el Pueblo no entendía lo de resucitar de los muertos, ni sus mismos
discípulos.
La
resurrección de Jesús es única y es de
fe, tampoco alcanza a entenderla la razón, aunque se desee la
inmortalidad.
La
vida de Jesús es toda de fe a la que respondemos con un sí o un no,
sin olvidar como dice S. Juan de la Cruz que, aún viendo desde la fe, es
de noche, sin que esta noche justifique un estado de duda.
Jesús
nos revela conocer a Dios y
que Abraham, de quien descendemos por la fe, esperaba ver su día, y cuando
lo vio, se alegró.
“¿No
tienes cincuenta años y has visto a Abraham?
Desde antes que naciera Abraham soy Yo
el que soy”
Los judíos recogieron piedras para apedrearlo.
Jesús salió del Templo.
¿Cuántas
piedras se vienen echando sobre Jesús en estos dos mil años?
No
le llegaron las piedras, le condenaron
cuando Dios dispuso.
Fue
Cristo quien dio la vida libremente y a la Hora que quiso.
Las
piedras recaen sobre nosotros ocultando la Verdad que el corazón busca sin cesar.
F. Allara
SANTO DEL DÍA
S. NICOLÁS DE LA FLÜE, PATRÓN DE SUIZA
(Clic en la imagen)
YO SOY LA LUZ DEL MUNDO
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