viernes, 22 de marzo de 2024

 LOS ÚLTIMOS TIEMPOS DE JESÚS

Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M


Animación a la lectura PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"


Juan 10,31-42

"31 Los judíos volvieron a coger piedras para tirárselas, 32 pero Jesús les dijo:
–Por el poder de mi Padre he hecho muchas cosas buenas delante de vosotros: ¿por cuál de ellas me vais a apedrear?
33 Los judíos le contestaron:
–No vamos a apedrearte por ninguna cosa buena que hayas hecho, sino porque tus palabras son una ofensa contra Dios. Tú, que no eres más que un hombre, te haces Dios a ti mismo.
34 Jesús les respondió:
–En vuestra ley está escrito: ‘Yo dije que sois dioses.’ 35 Sabemos que no se puede negar lo que dice la Escritura, y Dios llamó dioses a aquellas personas a quienes dirigió su mensaje. 36 Y si Dios me apartó a mí y me envió al mundo, ¿Cómo podéis decir que le he ofendido por haber dicho que soy Hijo de Dios? 37 Si no hago las obras que hace mi Padre, no me creáis. 38 Pero si las hago, creed en ellas aunque no creáis en mí, para que de una vez por todas sepáis que el Padre está en mí y yo en el Padre.
39 De nuevo quisieron apresarle, pero Jesús se escapó de sus manos.
40 Regresó Jesús al lado oriental del Jordán, y se quedó allí, en el lugar donde Juan había estado antes bautizando. 41 Muchos fueron a verle y decían:
–Ciertamente, aunque Juan no hizo ninguna señal milagrosa, todo lo que decía de este hombre era verdad.
42 Muchos creyeron en Jesús en aquel lugar"

DÍA 22 MARZO  CICLO  -B


Los tiempos últimos de Jesús, sobre todo en la teología de Juan, fueron de discusión con los fariseos y los letrados.

Las discusiones son habituales porque son de razón.

Cuando la vida llega a sus límites solemos descender de la razón para buscar la mano que abra espacios al límite, y la nueva forma de relación es escuchar.

Mientras, a lo que se llama diálogo, sea querer sobreponer nuestra razón es que, el dolor propio y ajeno aún no ahoga el corazón.

El verdadero amor al prójimo puede adelantar nuestras formas de dialogar sobre Dios, no cayendo en la irracionalidad de exigirle más de lo que ha hecho.

Los fariseos y letrados tenían a Abraham y al Dios que conocían por sus hechos,

Nosotros tenemos a Dios conocido por los hechos de Jesús; nos acogemos a ello o nada.

Contradice tener a Dios en el corazón y querer apedrear, sin caer en la gravedad del juicio personal sobre el prójimo en Nombre de un Dios siempre bueno.


“Los judíos volvieron a coger piedras para apedrear a Jesús”


Jesús les dice que le habían visto hacer muchas obras buenas, que procedían de su Padre


"¿Por cuál de estas obras me queréis apedrear?"


¿Conocemos y aceptamos las obras buenas de Jesús, que son la realidad de toda su vida en bien del prójimo, sobre todo de los más pobres de su Pueblo, como revelación del Amor del Padre?


“No te queremos apedrear por ninguna obra buena,

sino por tus blasfemias, porque tú, 

que eres un hombre, te haces Dios”


Aceptan sus buenas obras, pero no pueden creer que, siendo un hombre verdadero, que también lo reconocen, sea Dios.

Es el problema de la fe.

Es fácil quedarse con el atributo de la omnipotencia divina, como resulta fácil negar la misma omnipotencia cuando Dios, por amor y sólo por amor a nuestra vida sin salida, ha querido, desde su Sabiduría, visitarnos Él mismo en la Persona divina del Hijo.

Hoy no echamos piedras físicas, pero sí las de la indiferencia o la incredulidad ante la obra buena de aparecer Dios hecho hombre como uno de tantos, que es como podía ser Dios-con-nosotros, porque nadie lo puede ver sin pasar por la muerte o por la del verdadero amor, que permite ver desde la luz de la fe.

A pesar de que el mundo nos quiere mostrar que, la negación de Dios es la verdad alcanzada en el progreso  ¡Podemos afirmar que hay mucha fe en medio de este mundo!

La vida del ser humano hay que conocerla en la verdad oculta de su corazón.

Y lo que hoy calla la boca lo pronuncia la vida en su verdad interior, no siempre advertida por el mundo indiferente.


“Si a mí no queréis creerme, creed lo que dicen mis obras;

así sabréis que el Padre está en mí y yo en el Padre”


 F. Allara


SANTO DEL DÍA

S. LEA, VIUDA ROMANA


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 CANTO DE ADORACIÓN





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