DIOS AMA Y PERDONA
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura PALABRA DE DIOS
5 minutos de nuestro "día a día"
Juan 8,1-11
DÍA 18 MARZO CICLO -B
El
lugar de oración de Jesús no eran las sinagogas, sino el campo.
Jesús
dio ejemplo relacionándose con el Padre en espíritu y verdad, fuera de los templos.
Pero
¡cuidado!, no nos quedemos rezando en cualquier lugar satisfechos por
nuestra oración, por más que sea auténtica, porque los bautizados en Cristo formamos parte de su Cuerpo resucitado
y este Cuerpo es visible en los miembros que formamos la Comunidad eclesial,
y tenemos la obligación de celebrar su
memorial hasta que vuelva como hijos
que somos de un mismo Padre, y por tanto hermanos que se unen en comunidad
para celebrar la fe.
La oración, personal y la comunitaria, es
necesario que sean vividas en espíritu
y verdad.
Muchas
veces Jesús oraba en el Huerto de Getsemaní.
El
texto nos dice que de este Huerto se fue al Templo donde se reunía la gente y
les enseñaba.
Los
maestros de la Ley y los fariseos, que sabían mucho de la Ley, pero nada del
amor al prójimo, le presentan a una mujer sorprendida en adulterio.
“Moisés
manda apedrear a estas mujeres”
Se
olvidan de traer al hombre, porque también era acusado por la Ley; pero a ellos
no les preocupaba ni Moisés ni la Ley ni la mujer, que pedían que fuera apedreada,
sino Jesús.
Veamos
en este texto,
en primer lugar, la paz, la serenidad,
la sabiduría conocedora de la Ley y el amor de Jesús frente a los que iban
a por Él.
“Tú, ¿Qué dices?”
La
respuesta es lo que buscaban. Si perdonaba iba contra la Ley y si la aprobaba
se desdecía de su amor y perdón ofrecidos como profeta.
“Jesús se agachó y se entretenía dibujando
en la
tierra con el dedo”
Como
seguían insistiendo dice Jesús:
“Aquel de vosotros que esté sin pecado
que sea el primero en tirar la piedra”
El
que tirara la primera piedra era el testigo. Por esto Jesús dice que sea el
primero en tirar la piedra.
“Jesús se volvió a agachar para seguir dibujando
en la tierra. Se fueron todos”
“¿Dónde están? ¿Nadie te ha condenado?
Tampoco yo te condeno”
Hay
una diferencia grande entre justificar, condenar y perdonar.
Dios
no justifica el pecado; tampoco
condena, porque ha venido a salvar a
los pecadores, (los “justos” no necesita nada, ni a Dios).
Los
que se consideran “justos” suelen juzgar. Un pecador no
debe juzgar jamás.
“Vete,
y en adelante no peques más”
Dios
ha venido en Cristo Jesús a liberarnos, a perdonarnos, a
reconciliarnos y a consagrarnos en la Verdad.
No nos quedemos con la emoción del texto.
Aceptemos el don de la fe y creamos
en el Dios del Amor y el Perdón.
F.
Allara
SANTO DEL DÍA
S. CIRILO, OBISPO DE JERUSALÉN Y DOCTOR DE LA IGLESIA
(Clic en el nombre)
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