SER HUMANO ES UN CAMINO DE PERFECCIÓN
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
5 minutos de nuestro "día a día"
Lucas 6,36-38 |
DÍA 26 FEBRERO CICLO B
Cada
palabra que nos presenta el texto de hoy exige una conversión, una decisión y
un proceso de libre disposición en querer avanzar en lo humano.
Estas
palabras las encontramos en filosofías humanistas y en religiones con sentido
trascendente o no.
¿La
diferencia?
Es el modelo.
El cristianismo no es un voluntarismo.
No
son mejores las personas que, a fuerza de voluntad llegan a donde quieren.
Lograr lo que deseamos crea un sentimiento de mérito y comparación con
quien no puede alcanzar lo que se propone.
Desde
la fe también hay que determinarse libremente a conseguir una medida de
perfección.
Nos
diferenciamos de otras religiones o filosofías humanistas en que, la medida de perfección no está en lograrla
nosotros, sino en vivir lo que Jesús nos pide en el texto evangélico que
hemos leído, con la confianza puesta en
Él y no en nuestra capacidad.
Bien
lo ha entendido Sta. Teresita del Niño Jesús que, “tenía en nada las obras que había
realizado, sólo estimaba el amor que la había inspirado” dando valor a lo
pequeño del amor, insignificante a los ojos del “mundo”, pero no para
Dios.
El
más pobre de los humanos, en los gestos más humildes de amor se
gana el mérito de la gratuidad de Dios, que nos mira con Amor.
Los
seres más inútiles para
el mundo:
enfermos, ancianos, disminuidos…,
son los más valiosos para Dios, por ser Él quien engrandece lo insignificante del amor que se le tiene,
y también al prójimo.
Desde la humildad del “decir” y del “hacer” es como Dios agradece y engrandece lo humano, que su gratuidad diviniza ya en el tiempo.
Sed compasivos. ¡Qué difícil en el mundo con-padecer con el prójimo!
No juzguéis. ¡Qué fácil es pasar de la tentación al juicio, sin conocer!
No condenéis. No gusta que exista la condena, pero condenamos.
Absolved. Absolver es perdonar, olvidar, amar, justificar, renacer.
Nos gusta ser absueltos y perdonados, pero poco olvidar las ofensas.
Dad. No da nada quien no ama; quien ama no tiene “medida en dar”.
Lo más grande es darse. Es fácil dar “algo”.
Sólo se da quien ama.
Dios
da la paz, la libertad y la felicidad en el aquí a
quien le cree y practica lo que nos pide, no para Él, sino por nuestro bien y
el del prójimo.
La
experiencia es percibir que Dios “echa en el regazo una buena medida,
apretada, colmada, rebosante”, y está al alcance de los
que pueden, de los que ofrecen lo poco y de los que no son considerados en
el mundo.
Esta
es la diferencia de lo humano contemplado por Dios, de lo humano valorado
por el mundo y por los que tienen más capacidades,
sin pensar éstos de dónde procede lo que para ellos es ser más.
La verdad la conoce Dios, que nos dice:
“La medida con que midáis seréis medidos”.
F. Allara
S. FAUSTINIANO, OBISPO DE BOLOGN
dios es como una mujer...
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