domingo, 25 de febrero de 2024

 DIOS ES MÁS LUZ PARA LA VIDA QUE EL SOL    

TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR

Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M 



Animación a la lectura PALABRA DE DIOS

5 minutos de nuestro "día a día"


Génesis 22, 1-2 ss

Dios pone a prueba la fe de Abraham
Después de algún tiempo, Dios puso a prueba la fe de Abraham. Lo llamó por su nombre, y él contestó:
–Aquí estoy.
Dios le dijo:
–Toma a Isaac, tu único hijo, al que tanto amas, y vete a la tierra de Moria. Una vez allá, ofrécelo en holocausto sobre el cerro que yo te señalaré. ss

La transfiguración de Jesús
(Mt 17.1-13; Lc 9.28-36)
Seis días después, Jesús se fue a un monte alto, llevando con él solamente a Pedro, Santiago y Juan. Allí, en presencia de ellos, cambió la apariencia de Jesús. Sus ropas se volvieron brillantes y blancas, como nadie podría dejarlas por mucho que las lavara. Y vieron a Elías y Moisés, que conversaban con Jesús. Pedro le dijo a Jesús:
–Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Vamos a hacer tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
Es que los discípulos estaban asustados y Pedro no sabía qué decir. En esto vino una nube que los envolvió en su sombra. Y de la nube salió una voz:
–Este es mi Hijo amado. Escuchadle.
Al momento, al mirar a su alrededor, ya no vieron a nadie con ellos, sino sólo a Jesús.
Mientras bajaban del monte les encargó Jesús que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre hubiera resucitado. 10 Así que guardaron el secreto entre ellos, aunque se preguntaban qué sería eso de resucitar.

II DOMINGO  CUARESMA  CICLO  -B


La Luz de Dios no es sólo para el alma, sino para la integridad del ser humano.

Creer es sentir en el espíritu que Dios nos llama.

La respuesta de Abraham fue: 

Aquí me tienes”.

Es la respuesta de todo creyente que desea saber y aceptar su voluntad.

No somos nosotros los que tenemos a Dios. En Él estamos y, sin el consentimiento de nuestra libertad no dice ni hace nada.

Manda cuando sabe la disposición de nuestra intimidad.

Toma, si quieres, a tu único hijo Isaac, que tanto lo amas, sacrifícalo. 

Abraham obedeció saliendo de casa sin saber adónde iba, y no duda en ofrecer en sacrificio a su único hijo, que tanto amaba.

La prueba de fe que nos presenta Dios tiene la medida de la bendición que nos quiere ofrecer.


“Tu descendencia será tan numerosa como las estrellas del cielo


Isaac es signo del Hijo predilecto del Padre que murió en la Cruz.

Es un error pensar que Dios perdonó a Isaac y no a su Hijo, pues no es el Padre quien lo conduce al Calvario, sino el misterio del Amor con que nos libera y salva, que lo cumplen e iluminan las autoridades de su Pueblo, y todos nosotros, condenando a Jesús a morir crucificado.  

Dios lo entregó por nosotros (Rom.8,31-34), y nosotros lo hemos convertido en el Cordero inocente sacrificado por nuestra salvación eterna.

La transfiguración en el Tabor sucede después de anunciar Jesús la muerte que ha de tener. 

El Tabor es el monte que ilumina el Calvario.

El Tabor es signo de Luz para el mismo Jesús, informado en diálogo con Elías y Moisés, y experiencia de Gloria para Pedro, Santiago y Juan, al que han de ver crucificado para comprender, y luego creer y amar por el Espíritu, que el glorificado del Tabor es el crucificado-resucitado.  

“El mismo Dios que dijo de las tinieblas brille la luz,

ha hecho brillar la luz en nuestros corazones

para irradiar el conocimiento de la Gloria de Dios 

que está en el rostro de Jesús” (2Cor.4,6)

El Tabor también es luz para nosotros.

La fe es don, pero nos llega a cada uno desde una experiencia personal, con el fin de unir el don de Dios con una realidad humana, que somos capaces de advertir en la medida en que no nos quedamos determinados por nuestro subjetivismo, por nuestra razón, o por la superficialidad.  Todo ello niega la posibilidad de una vida interior, que debe ser lo propio de un ser humano libre.


“Este es mi Hijo, mi amado, escuchadlo”


Es el tiempo del silencio de Dios, porque toda la revelación la tenemos en su Palabra, el Hijo encarnado, muerto y resucitado. Cristo es el gran milagro.

Olvido de lo criado, memoria del Criador, 

atención a lo interior, y estarse amando al Amado”. 

(S. Juan de la Cruz)                                                    


    F. Allara


Mosaico de la Cripta de la Basílica de la Transfiguración (Israel) 




SANTO DEL DÍA

S. NÉSTOR, OBISPO DE MAGYDOS Y MÁRTIR


SEÑOR DE MIS SILENCIOS

Que me ilumine tu gloria... 







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