JESÚS ES PRESENTADO EN EL TEMPLO
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
5 minutos de nuestro "día a día"
Lucas 2,22-40
DÍA 2 FEBRERO CICLO B
Un
modo de hacer oración es contemplar los
hechos y escuchar las palabras.
¡Qué maravillosa imagen contemplar a María y José llevando al Niño Jesús en brazos, como un matrimonio más, sin que nadie percibiera quienes eran; mientras, Simeón era alertado por el Espíritu, y también la profetisa Ana, que "Nunca salía del templo, sino que servía día y noche al Señor"
Es
suficiente contemplar esta imagen y dejar llevarse del Espíritu
Santo.
La Palabra nos ayuda en la contemplación.
“El ángel de la Alianza entrará en el Templo”
Realmente
fue la bendición de un Ángel, pero
en realidad quien entraba en el Templo
era Dios en la humilde y pequeña
humanidad de Jesús Niño.
“Purificará
a los descendientes de Leví”
No
sólo purificó, sino que hizo
nuevo y único el Sacerdocio. Su origen era del orden de Melquisedec.
Jesús
es el único Sacerdote.
Su
Humanidad está sostenida por la Persona
del Hijo,
que no es el Sacerdote eterno
-dejaría
de ser Dios si diera culto al Padre-.
Cristo
es uno en su unidad hipostática, el Hijo y Jesús de Nazaret, que es Sacerdote, Víctima y Altar.
De
Él procede que las oblaciones sean
agradables a Dios.
María
y José saben que Dios está en sus brazos, pero son fieles
cumplidores de la Ley de Moisés.
Será
Jesús quien establecerá la ley
del amor por encima de la Ley de Moisés.
Simeón, hombre justo y piadoso, esperaba la hora en que Israel sería consolado.
Por
Gracia del Espíritu Santo, igualmente que los pastores y los
Magos reconocieron al Mesías salvador en el Niño acostado en
un pesebre, Simeón lo reconoció en
el Niño que llevaba en brazos este matrimonio de Galilea.
“Ahora, Señor, dejad que vuestro
servidor se vaya en paz.
Mis ojos al visto al Salvador…,
Luz que se revela a las naciones,
gloria de Israel, su Pueblo”
Ayer
hablamos de la inmortalidad. Creer en
Dios es vivir y morir en paz.
“Vida
y muerte” son
unidad permanente
de sentido integral de la vida.
Esperar
la muerte,
imaginando inmortalidad, sin definir la vida, es una vaga ilusión.
Dios,
que nos ha creado libres, espera una libre opción que nos defina.
No
vivimos en estado neutro. No existe. Por esto la Escritura dice que la vida es un sí o un
no; no un estado indefinido con
esperanzas definidas.
También
la profetisa Ana, dedicada a dar culto a Dios en ayunos y
oraciones, vio que el tiempo de la
espera había acabado, y hablaba del Niño “a
todos los que esperaban el momento en que Jerusalén sería redimida”.
Los
rectos de corazón
ven cumplidas sus esperanzas por la
opción de sus vidas.
“Su padre y su madre estaban maravillados
por lo que se decía del Niño”
Fue
creído por los pobres, por Jesús, y por
los que esperaban
con fe.
F.
Allara
SANTOS DEL DÍA
FIESTA DE LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR
TE ENCONTRÉ ... ERAS TU QUIEN ME QUERIAS
y en secreto me atraías hacia ti.
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