SAULO, SAULO ¿POR QUÉ ME PERSIGUES?
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
5 minutos de nuestro "día a día"
DÍA 25 ENERO CICLO -B
“Yo respondí: ¿Quién eres, Señor?”
Este
es el misterio abierto al entendimiento
de cualquier ser humano que quiera
tener oídos para oír y escuchar, y ojos para ver.
Nuestra
actitud ante Dios,
ante el único Dios que puede existir, no
debe ser creer desde nuestra fe, ni negar
desde la fe en no querer discernirla.
Esteban,
el protomártir, era el que parecía estar
llamado a ser el gran apóstol de Jesús; sin
embargo, Pablo, el hombre que
aceptaba el martirio de Esteban guardando la ropa de los que le apedreaban, y
más tarde perseguidor radical de los
seguidores de Cristo, era el que Dios
tenía puestos los ojos para ser
Apóstol como los Doce, llamado a ser nuestro Apóstol, el de los paganos.
De
muchas maneras podemos ser perseguidores de Cristo:
· Cuando hacemos de la fe y de nuestra
pertenencia a la Iglesia, por el bautismo, nuestra religiosidad y nuestra manera de entenderla y vivirla.
· Cuando no necesitamos de su Presencia
viva ni de sus Sacramentos, que son encuentros de Dios con el
hombre; siendo la Iglesia el Sacramento de los Sacramentos, el “lugar” de la Comunidad de
creyentes, que acepta lo que Dios le
da para vivir la fe, el amor a Dios
y al prójimo como lo vemos en el amor
de Jesús en su vida.
Pablo quedó ciego por la Luz. Esta ceguera dura poco.
La Luz se vuelve sabiduría del Espíritu en el espíritu humano creando un conocimiento razonado y la gratitud por
la fe.
A
Dios nadie lo puede ver. El sol es una vela ante su resplandor.
Es
peor, y más duradera, la persecución disfrazada;
cuando se niega ser parte de la Comunidad de la que Cristo es Cabeza y nosotros
miembros de su Cuerpo.
Un
cristianismo sin Cristo puede ser peor que cualquier Religión con su fe.
“Soy Jesús, a quien tú persigues”
Pablo
se levantó y,
por más que abría sus ojos, no veía nada.
Era amado por Jesús, como sucedió con Pedro, y su
corazón ya estaba convertido por pura gratuidad del Amor divino, como
ocurre con todos nosotros.
Ananías
lo recibió como amigo:
“Saulo, hermano mío…, queda lleno del Espíritu Santo”
“Yo le haré ver todo lo que ha de sufrir
por el hecho de anunciar mi Nombre”, le dijo Jesús a Ananías.
Hch 9,1-22
Mc 16,15-18
15 Y les dijo: “Id por todo el mundo y anunciad a todos la buena noticia. 16 El que crea y sea bautizado, será salvo; pero el que no crea será condenado. 17 Y estas señales acompañarán a los que creen: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán nuevas lenguas; 18 cogerán serpientes con las manos; si beben algún veneno, no les dañará; pondrán las manos sobre los enfermos, y los sanarán.”
Jesús
se apareció a los Once y les dijo:
“Id por todo el mundo y
predicad a todos la
Buena Nueva del Evangelio”
Decir
Evangelio es decir Cristo.
El
lenguaje que entiende todo ser humano, y todas las criaturas de
Dios, el que transforma los corazones, el mirar a los ojos al prójimo y el que
crea la fraternidad universal, es el
verdadero lenguaje del Amor que hemos conocido en Cristo
Jesús.
Vivir
de fe no es cualquier cosa.
F.
Allara
SANTO DEL DÍA :
San Ananías que bautizó a San Pablo en Damasco
(Haz clic en el nombre)
Nadie te AMA COMO YO, te dice Jesús
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