¿DE QUÉ SEMILLA HA SALIDO NUESTRO GRANO?
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
5 minutos de nuestro "día a día"
Saludo "1 Pablo, apóstol de Cristo Jesús, enviado por la voluntad de Dios de acuerdo con la promesa de vida que hay en la unión con Cristo Jesús, 2 a mi querido hijo Timoteo. Que Dios el Padre y nuestro Señor Jesucristo derramen su gracia, su misericordia y su paz sobre ti. Acción de gracias 3 Día y noche, recordándote sin cesar en mis oraciones, doy gracias a Dios, a quien sirvo con una conciencia limpia como le sirvieron también mis antepasados. 4 Me acuerdo siempre de tus lágrimas, y quisiera verte para llenarme de alegría. 5 Porque me acuerdo de la sinceridad de tu fe. Esa misma fe que antes tuvieron tu abuela Loida y tu madre Eunice, y estoy seguro de que tú también la tienes. El testimonio cristiano 6 Por eso te recomiendo que avives el fuego del don que Dios te concedió cuando te impuse las manos.f7 Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino un espíritu de poder, amor y buen juicio. 8 No te avergüences, pues, de dar testimonio a favor de nuestro Señor, ni tampoco te avergüences de mí, preso por causa suya. Antes bien, con las fuerzas que Dios te da, acepta tu parte en los sufrimientos por causa del evangelio" |
DIA 26 ENERO CICLO B
Dice
Pablo a Timoteo:
“Pienso en la fe que tan sincera tienes,
y que ya tenían primero tu abuela Loisy tu madre Eunica.
Tú la tienes igual, estoy seguro”.
Quiero
resaltar esta frase por dos razones:
1. Vemos que la Palabra de Dios es tan
sencilla como lo puede ser hablar desde la amistad y el amor; en
este caso entre Pablo y Timoteo.
2. Hacemos honor y agradecemos a todas las
abuelas y madres
por ser las que, desde siempre, han transmitido la fe a sus hijos y
nietos.
Los
tiempos han cambiado
y hoy no siempre las abuelas y las
madres pueden educar en la fe.
Muchos
hijos manifiestan amor hacia sus padres. Éstos,
los que llevan en su sangre la fe en
Jesús, se sienten amados por las atenciones de los hijos, a la vez que heridos, y sufren cuando ven que viven realmente alejados de Dios.
En
amor no es suficiente el respeto;
como no llenan el corazón los detalles cuando
no se respeta lo más íntimo de un ser
humano, que es su fe.
Los
hijos no podemos ni debemos ser el calco de
los padres;
pero hay valores, y entre ellos el de la
fe que, por amor a ellos, aunque los
vivan tal vez desde su pobreza humana, deberían
ser considerados y reconocidos desde la
propia cultura e identidad personal. Hablo desde mi experiencia al ver muchos
sufrimientos familiares que pueden evitarse.
Reconozco
que tratar sobre la fe exige más tiempo y espacio.
El
tema de la fe en la vida humana es de mucha más
trascendencia de lo que podemos pensar.
Dios
no es sólo objeto de nuestro propio albedrío, y no
da igual decir fe que, creo a mi manera,
o que no creo. De la tierra no sale Dios.
Con
este reconocimiento a las madres y
abuelas también quiero expresar mi reconocimiento a todo ser humano.
Lo que digo es en función del bienestar familiar y nunca haciendo juicio de la intimidad de cada uno.
Precisamente el Evangelio de hoy nos dice que:
“El Reino de Dios se parece a un hombre
que echa semilla en la tierra”
“La tierra va produciendo fruto sola:
primero los tallos, luego la espiga, después el grano”.
Pero no es la tierra sola; si es posible que aparezca el grano es porque se ha sembrado la semilla.
Todos somos el fruto de lo que han sembrado en nuestra vida.
Nosotros “somos la tierra” que debemos trabajar para que salgan las “espigas y el grano”.
Nadie es sólo tierra, -tierra sin semilla, nada-. Muchos han sembrado en ella.
Tal vez hoy, más que ayer, hay que discernir la semilla que el prójimo deja caer en nuestra tierra.
Pensemos que también nosotros sembramos semilla en tierra ajena.
Sembremos buena semilla para crecer como familia y como Humanidad; somos parte de un todo.
F. Allara
SANTOS DEL DÍA: TIMOTEO Y TITO, Obispos, Discípulos de San Pablo
(Clic para saber de ellos)
LAZOS DE AMOR QUE CONDUCEN A DIOS
Y SOLO DIOS SABE DAR....
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