“RABÍ ¿DÓNDE VIVES? VENID Y LO VERÉIS"
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura PALABRA DE DIOS
5 minutos de nuestro "día a día"
Los primeros discípulos 35 Al día siguiente, Juan estaba allí otra vez con dos de sus seguidores.d 36 Cuando vio pasar a Jesús dijo: –¡Mirad, ese es el Cordero de Dios! 37 Los dos seguidores de Juan le oyeron decir esto y siguieron a Jesús. 38 Jesús se volvió y, al ver que le seguían, les preguntó: –¿Qué estáis buscando? Ellos dijeron: –Maestro, ¿dónde vives? 39 Jesús les contestó: –Venid a verlo. Fueron, pues, y vieron dónde vivía; y pasaron con él el resto del día, porque ya eran como las cuatro de la tarde. 40 Uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús, era Andrés, hermano de Simón Pedro. 41 Lo primero que hizo Andrés fue buscar a su hermano Simón. Le dijo: –Hemos encontrado al Mesías (que significa: Cristo).e 42 Luego Andrés llevó a Simón a donde estaba Jesús, y cuando Jesús le vio, dijo: –Tú eres Simón, hijo de Juan, pero serás llamado Cefas (que significa: Pedro)" DIA 4 deEnero - CICLO B |
Juan y Andrés no eran simplemente unos pescadores.
Vivían
inquietos desde su fe y eran discípulos de Juan Bautista.
Como decíamos ayer, Jesús
pasa y no casualmente.
“Jesús pasaba”,
y Juan fijándose en Él dijo:
“Ese es el Cordero de Dios”
Juan y Andrés se olvidan de
Juan Bautista y siguen a Jesús.
-
“¿Qué
buscáis?”.
-
“Rabí,
que quiere decir Maestro, ¿Dónde vives?”.
-
“Venid
y lo veréis”.
Diálogo concreto, como es
el Evangelio, sin embargo, esta vez Juan añade, eran las cuatro de la tarde. Lo
escribe a los 90 años.
Cuando
un encuentro marca huella para toda la vida, no
se olvida.
Fueron y se quedaron.
¿Dónde?
Jesús no tenía lugar para
reclinar la cabeza.
No nos importe el lugar, Dios no ocupa lugar; somos
nosotros quienes hemos de vaciar el alma de
lo que no le es propio, porque es el
lugar de encuentro con Él sin hora.
El
Espíritu de Jesús muestra su presencia a cualquier hora y en cualquier momento.
Hay
que vivir despiertos porque
no sabemos dónde ni cuándo.
Nada
es casual.
Andrés al
primero que encuentra es a su hermano
Pedro.
Cuando
el corazón rebosa de paz y alegría por vivir una experiencia de fe única, no se puede contener.
Lo que le dice a su hermano es una revelación de fe, de lo vivido en el encuentro, que después deberán madurar.
“Hemos encontrado al Mesías,
que quiere decir al Ungido”
Es
de fe y revelado.
Jesús, el Cristo, sería Ungido en el Bautismo de Juan en el rio Jordán.
El varón de Galilea, Pedro, se
lo cree y obedece, y su hermano
Andrés lo acompaña al encuentro de Jesús.
Jesús
lo mira y le dice:
“Tú eres Simón, hijo de Juan.
Tú te llamarás Quefes, es decir, Piedra"
Cada
palabra del Evangelio leámosla con lentitud y con paz en el alma.
Decir
Evangelio es decir Cristo.
Los dos son medidos en sus
palabras, pero cada una de ellas puede ser el encuentro de las cuatro de la
tarde para cada uno de nosotros.
No deseemos encontrar a
Dios sólo pensando y leyendo, y
menos, pensando y leyendo tal vez cosas fuera
de lugar, donde se llena nuestro espíritu de vaciedades, sin dejar lugar al Espíritu de Dios.
¡De cuántas fantasías llenamos el alma, cuando Dios lo resuelve desde su humildad y sencillez! La Humanidad sin Padre es huérfana.
F. Allara
En la oración dejar a Dios SER DIOS
ponernos en manos de Dios
Su amistad nos da la PAZ al corazón.
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