jueves, 4 de enero de 2024

RABÍ ¿DÓNDE VIVES? VENID Y LO VERÉIS"

 Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M 



Animación a la lectura PALABRA DE DIOS

5 minutos de nuestro "día a día"


Jn.1,35-42

Los primeros discípulos
35 Al día siguiente, Juan estaba allí otra vez con dos de sus seguidores.d 36 Cuando vio pasar a Jesús dijo:
–¡Mirad, ese es el Cordero de Dios!
37 Los dos seguidores de Juan le oyeron decir esto y siguieron a Jesús. 38 Jesús se volvió y, al ver que le seguían, les preguntó:
–¿Qué estáis buscando?
Ellos dijeron:
–Maestro, ¿dónde vives?
39 Jesús les contestó:
–Venid a verlo.
Fueron, pues, y vieron dónde vivía; y pasaron con él el resto del día, porque ya eran como las cuatro de la tarde.
40 Uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús, era Andrés, hermano de Simón Pedro. 41 Lo primero que hizo Andrés fue buscar a su hermano Simón. Le dijo:
–Hemos encontrado al Mesías (que significa: Cristo).e
42 Luego Andrés llevó a Simón a donde estaba Jesús, y cuando Jesús le vio, dijo:
–Tú eres Simón, hijo de Juan, pero serás llamado Cefas (que significa: Pedro)"

DIA 4 deEnero - CICLO B

Juan y Andrés no eran simplemente unos pescadores.

Vivían inquietos desde su fe y eran discípulos de Juan Bautista.

Como decíamos ayer, Jesús pasa y no casualmente.


“Jesús pasaba”, 

y Juan fijándose en Él dijo: 

“Ese es el Cordero de Dios


Juan y Andrés se olvidan de Juan Bautista y siguen a Jesús.

-          “¿Qué buscáis?”.

-          “Rabí, que quiere decir Maestro, ¿Dónde vives?”.

-          “Venid y lo veréis”.

Diálogo concreto, como es el Evangelio, sin embargo, esta vez Juan añade, eran las cuatro de la tarde. Lo escribe a los 90 años.

Cuando un encuentro marca huella para toda la vida, no se olvida.

Fueron y se quedaron. ¿Dónde?

Jesús no tenía lugar para reclinar la cabeza.


No nos importe el lugar, Dios no ocupa lugar; somos nosotros quienes hemos de vaciar el alma de lo que no le es propio, porque es el lugar de encuentro con Él sin hora.

El Espíritu de Jesús muestra su presencia a cualquier hora y en cualquier momento.

Hay que vivir despiertos porque no sabemos dónde ni cuándo.

Nada es casual.

Andrés al primero que encuentra es a su hermano Pedro.

Cuando el corazón rebosa de paz y alegría por vivir una experiencia de fe única, no se puede contener.

Lo que le dice a su hermano es una revelación de fe, de lo vivido en el encuentro, que después deberán madurar.


“Hemos encontrado al Mesías, que quiere decir al Ungido”


Es de fe y revelado. Jesús, el Cristo, sería Ungido en el Bautismo de Juan en el rio Jordán.

El varón de Galilea, Pedro, se lo cree y obedece, y su hermano Andrés lo acompaña al encuentro de Jesús.

Jesús lo mira y le dice:


“Tú eres Simón, hijo de Juan. 

Tú te llamarás Quefes, es decir, Piedra"


Cada palabra del Evangelio leámosla con lentitud y con paz en el alma.

Decir Evangelio es decir Cristo.

Los dos son medidos en sus palabras, pero cada una de ellas puede ser el encuentro de las cuatro de la tarde para cada uno de nosotros.

No deseemos encontrar a Dios sólo pensando y leyendo, y menos, pensando y leyendo tal vez cosas fuera de lugar, donde se llena nuestro espíritu de vaciedades, sin dejar lugar al Espíritu de Dios.

¡De cuántas fantasías llenamos el alma, cuando Dios lo resuelve desde su humildad y sencillez! La Humanidad sin Padre es huérfana.           

 F. Allara


En la oración dejar a Dios SER DIOS

ponernos en manos de Dios

Su amistad nos da la PAZ al corazón. 







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