martes, 2 de enero de 2024

 ¿QUIÉN MIENTE?

Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M 


Animación a la lectura PALABRA DE DIOS

5 minutos de nuestro "día a día"


1 Jn 2,22-28

"¿Quién es el mentiroso? Precisamente el que dice que Jesús no es el Mesías. Ese es el Anticristo, pues niega tanto al Padre como al Hijo. 23 Nadie que niega al Hijo tiene al Padre; pero el que se declara a favor del Hijo, tiene también al Padre.24 Por eso, guardad en vuestro corazón el mensaje que oísteis desde el principio; y si lo que oísteis desde el principio queda en vuestro corazón, también vosotros permaneceréis unidos con el Hijo y con el Padre. 25 Esto es precisamente lo que Jesucristo nos ha prometido: la vida eterna. 26 Os estoy escribiendo acerca de quienes tratan de engañaros. 27 Pero vosotros tenéis el Espíritu Santo con el que Jesucristo os ha consagrado, y no necesitáis que nadie os enseñe y porque el Espíritu que él os ha dado os enseña todas las cosas, y sus enseñanzas son verdad y no mentira. Permaneced unidos a Cristo, conforme a lo que el Espíritu os ha enseñado. 28 Ahora pues, hijitos, permaneced unidos a Cristo, para que tengamos confianza cuando él aparezca y no sintamos vergüenza delante de él cuando venga"


DÍA 2 ENERO  CICLO  -B


El Evangelio de hoy lo hemos meditado estos días. Releemos la 1ª lectura.

Mentir es ocultar la verdad.

¿A quién hace daño la mentira?

Según su grado, es de consecuencias inimaginables; aunque, de hecho, a quien daña es al propio ser que miente.

El texto de S. Juan pregunta ¿quién es el hombre mentiroso desde la fe?

No es fácil discernir la mentira a nivel de fe, porque Dios no es objeto objetivable, es conocido por las experiencias subjetivo-objetivas de cada religión.

Juan es testigo cualificado de la revelación de Dios en la plenitud de los tiempos.

Es un convertido a Cristo Jesús desde la Ley de Moisés, como todos los discípulos y Pablo. Su vida de fe es la viva experiencia de Jesús.

¿Por qué eran tan lentos en entender lo que Jesús les decía?

Precisamente por ser radicalmente fieles a la fe según la Ley de Moisés.

La superficialidad, el sincretismo o el subjetivismo de las propias ideas en relación a Dios crean, en general, incapacidad para la conversión.  

Para Juan, miente quien niega a Jesús. (Juan piensa en el judaísmo).

La trascendencia de esta negación es una mentira de gran alcance.

El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob lo conocemos como ¡Abba! Padre, por Jesús, encarnado y nacido de María inmaculada, Cristo-Mesías, Dios y Hombre verdadero, revelado como Hijo de Dios Padre.

Juan, como dirá Pablo, no usa razonamientos convincentes, su fe es la consecuencia de haber visto la Vida, la Verdad, el Amor en Cristo Jesús.

Juan cree que Jesús es el Mesías esperado. (Jn. 4, 1ss.).

La lógica de Juan es perfecta, negar al Hijo es negar al Padre; negar al Hijo es quedarse sin Padre.

¿Puede justificarse permanecer en el Dios de la Ley después de Jesús?

Sólo si la prueba razonada desde la Escritura llegara a afirmar que Jesús no es el Hijo. Condenarlo no prueba que Cristo no fuera Dios, ni lo justifica su negación por la fe en el Dios de Abraham y de la Ley mosaica.

Juan muestra que se engaña a sí mismo quien niega las pruebas de los testigos de lo que ha dicho y hecho Jesús.

La unción que recibisteis del Hijo permanece en vosotros,

y no necesitáis que nadie os enseñe”.

Juan se refiere a no necesitar de la enseñanza de los que niegan a Jesús, no que la fe sea pura subjetividad.

La fe es objetiva: la Verdad revelada en Cristo.

El Evangelio es Cristo, así lo creyó y lo vivió de forma radical S. Francisco.

Subjetivar o negar sin más a Jesús de Nazaret, es desde la fe mentirse a sí mismo.          

F. Allara 


 








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