¿QUIÉN ES MI MADRE Y MIS PARIENTES?
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
5 minutos de nuestro "día a día"
DIA 23 ENERO CICLO -B
¡Dios,
para llegar a salvar a toda la Humanidad, eligió un Pueblo de esclavos!
El
amor se experimenta desde la condición de no merecerlo; pero
la misma gratuidad, no reconocida ni
agradecida, puede hacer caer en el error de pensar que todo es gratuito en la vida. Esta ignorancia hace que se deseen
bienes que no lo son, perdiendo los poseídos.
De
muchas maneras Dios se ha hecho presente
al Pueblo elegido.
Hoy
revivimos el traslado del Arca a la
ciudad de David celebrando una gran fiesta.
La Presencia de Dios reconocida en el Arca, por David y el Pueblo, era real y se crea la razón de
festejarla con toda alegría.
No
puede ser reconocido como real lo
que es puramente subjetivo.
Las
presencias divinas y humanas son reales o son senderos hacia lo real,
porque los humanos necesitamos encuentros
reales, no sólo imaginados.
La
presencia de la madre de Jesús y sus familiares
llamándole desde fuera nos da a
entender la multitud que rodeaba a Jesús.
“Tu madre y tus parientes están ahí
fuera porque quieren verte”
En
la Humanidad de Jesús
vemos los momentos de familiaridad muy
humana y los que vive como enviado del
Padre.
A
los doce años dio el gran susto a
María, su Madre, y a José respondiendo,
“¿Por qué me buscabais?
¿No sabíais que es necesario
que yo esté en
las cosas de mi Padre?” (Lc 2,49)
“Es
necesario” nos quiere decir:
“Quien pone la mano en el arado y
vuelve la
vista atrás no es digno de Mí”
“Poner
la mano en el arado” no hay que pensarlo sólo desde nuestras vocaciones, sino
desde la gratuidad del bautismo, por
ser éste la vocación del cristiano; aunque
pensemos poco en esta primera llamada.
El
bautismo nos incorpora a Cristo resucitado como verdaderos hijos
y herederos.
A
la edad que sea, la primera concienciación,
como creyentes, debe ser aceptar lo
que Dios ha hecho al bautizarnos poniéndonos
nombre y, haciéndonos hijos con derecho a llamar a Dios “Abba”, Padre.
Esta
es la realidad que supera todo subjetivismo religioso y la que no
permite quitar la mano del arado: el bautismo.
El
bautismo nos hace dignos miembros del Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, de la que recibimos
los alimentos necesarios y objetivos de
la fe.
Iglesia
católica de la que no debemos quitar la
mano del arado,
donde es posible toda la singularidad de creyentes y todo
el pluralismo desde la unidad.
De
ahí la respuesta de Jesús:
“Estos son mi madre y mis familiares:
“todos los que cumplen la voluntad de Dios,
son mi pariente y mi madre”
La
voluntad del Padre es
creer en el que nos ha enviado.
María es la primera en ser “su madre” y Madre verdadera.
F. Allara
MI FAMILIA ES QUIEN ECUCHA A MI PADRE
Y AMA DE CORAZÓN A SUS HERMANOS
No hay comentarios:
Publicar un comentario