LA RELACIÓN DE DIOS CON EL SER HUMANO ES DE AMISTAD Y AMOR
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
5 minutos de nuestro "día a día"
Dt 18,15- 20
IV DOMINGO TIEMPO ORDINARIO CICLO -B
Los
cristianos estamos acostumbrados a
pensar en el Dios-Amor, el Dios de eterna Misericordia, porque así lo ha revelado la vida del Hijo
encarnado en las entrañas de María, siendo
Cristo, al que hemos conocido en la
Humanidad de Jesús.
Dios
se da a los que lo aman. Su
relación con el ser humano es de amistad y amor.
La
familiaridad con Dios -somos hijos en Cristo Jesús- nos ha
hecho olvidar que Él es lo único Real de
quien nosotros somos su imagen y
semejanza.
Este
olvido puede hacer pasar de una familiaridad
a tratarle “como a un igual”, con la consecuencia de llegar a un puro
subjetivismo religioso, cuando
habiéndose
acercado a nosotros como uno de tantos, no hemos visto a Dios. Hay que
morir para verle.
Dios
se ha hecho Hombre para que nosotros nos pudiéramos ver en su Humanidad.
No
podemos crear nuestra semejanza a Dios sin conocerle ni tratar con Él.
Si,
desde la fe, nos atraen las vidas de los Santos es porque vemos en ellos plasmada la imagen, que han hecho vida, de
la Vida de Jesús, a quien han tratado familiarmente desde
su amor al Crucificado que, en su deshecho, han creído que era el Señor.
“El día que el Pueblo se había reunido
en la montaña del Horeb…,
Pidió al Señor no volver a oír su voz…, por miedo a morir”
Hoy
no oímos su voz, es desde la fe que todo habla de Dios, sin quedarnos en
un panteísmo.
Dios
vive con nosotros y dentro de nosotros; aun así, no nos vale la sola familiaridad para educar en la fe si somos individuos
sin conciencia de Pueblo.
Dios
eligió un Pueblo y de él
singularidades humanas para conducirlo.
Un hombre que tenía un espíritu impuro
Hoy
este Pueblo es la Comunidad eclesial a la que pertenecemos por
el bautismo.
“La gente se extrañaba (de Jesús)
porque
hablaba con autoridad”
La
autoridad,
no se tiene, es fruto de vivir y ser en verdad.
La
sola presencia de Jesús, acercándose con amor familiar a los abandonados por los poderosos, era suficiente para hacerse respetar con autoridad, aunque lo estrujaran las
multitudes.
No
me llama tanto la atención el milagro de Jesús cuanto la presencia del diablo dentro
de la Sinagoga en la persona del endemoniado. Sabe dónde ha de estar porque
sabe lo que no posee.
Vivimos
tiempos difíciles dentro de la Iglesia.
No
la critiquemos, que es propio del mundo,
mejor pensar que somos nosotros los
protagonistas de esta realidad que
va perdiendo la conciencia de ser Comunidad.
No
nos debe extrañar lo que pasa en el mundo, es normal y hasta desgraciadamente lógico.
Siempre
ha habido odios, venganzas, egoísmos, guerras, injusticias, abuso de poder…, destrucción; todo lo cual es creador de división
y separación.
Si
dentro de la Iglesia hay división y separación es signo de no ser Pueblo.
Y
no ser individualidades dentro de la Comunidad
unida es signo de
cristianismo sin Cristo.
Individualidades o comunidades cristianas que no viven de Cristo, o lo viven a su manera, carecen de autoridad para educar y evangelizar.
F.
Allara
No hay comentarios:
Publicar un comentario