domingo, 28 de enero de 2024

DIOS AMA Y SALVA ÍNTEGRAMENTE A LA PERSONA     

Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M.



Animación a la lectura PALABRA DE DIOS

5 minutos de nuestro "día a día"


David huye de Jerusalén
13 Un mensajero fue a decirle a David que los israelitas estaban haciéndose partidarios de Absalón. 14 Entonces David ordenó a todos los oficiales que estaban con él en Jerusalén:
–¡Huyamos ahora mismo o no podremos escapar de Absalón! ¡Vamos, daos prisa, no sea que nos alcance y nos cause mucho daño, y mate a filo de espada a todos en la ciudad!
30 David subió la cuesta de los Olivos; iba descalzo y llorando, y con la cabeza cubierta en señal de dolor. Toda le gente que le acompañaba llevaba también cubierta la cabeza y subía llorando.
Cuando el rey David llegó a Bahurim, un hombre de la familia de Saúl salió de allí. Era hijo de Guerá y se llamaba Simí, e iba maldiciendo y tirando piedras contra David y contra todos sus oficiales; y aunque el rey estaba protegido por la gente y por su guardia personal, Simí lo maldecía diciendo:
–¡Largo de aquí, malvado asesino! ¡El Señor te ha castigado por todos los crímenes que cometiste contra la familia de Saúl para reinar en su lugar! ¡Ahora el Señor ha entregado el reino a tu hijo Absalón, y aquí estás, víctima de tu propia maldad, pues no eres otra cosa que un asesino!
Entonces Abisai, hijo de Seruiá, dijo al rey:
–¿Por qué este perro muerto ha de ofender a Su Majestad? ¡Ahora mismo voy a cortarle la cabeza!
10 Pero el rey respondió:
–Este no es asunto vuestro, hijos de Seruiá. Si él me maldice, será porque el Señor se lo ha ordenado. Y en tal caso, ¿Quién puede pedirle cuentas de lo que hace?
11 Luego, dirigiéndose a Abisai y a todos sus oficiales, dijo:
–Si hasta mi propio hijo procura quitarme la vida, ¡Cuánto más uno de la tribu de Benjamín! ¡Dejadle que me maldiga, pues el Señor se lo habrá ordenado! 12 Quizá cuando el Señor vea mi aflicción me envíe bendiciones en lugar de las maldiciones que hoy escucho.
13 Y David y sus hombres siguieron su camino, mientras que Simí se fue por la ladera del monte, paralelamente a David, maldiciendo y arrojando piedras y levantando polvo.


DÍA 29 ENERO   CICLO   -B

Largas lecturas y grandes enseñanzas.

Cuando el corazón no es sano se tiende a ver lo negativo de las personas.

Un corazón bueno no justifica lo malo, pero sabe ver la parte buena del corazón del pecador.

Dios, que es la Bondad, ama y perdona porque conoce la complejidad del corazón humano, asumiendo el mal. Ésta es la omnipotencia del Amor divino.

Salió Semeí, del clan de la familia de Saúl, maldiciendo a David.

Abisaí dijo al rey: 

¿Cómo se atreve este perro muerto a maldecir al rey

Déjame ir, que le corto la cabeza

David le contestó: 

Si este hombre me maldice, 

es porque el Señor le dice que maldiga a David. 

¿Quién le puede pedir porqué lo hace?

“Dejadlo que me maldiga. 

Puede que el Señor, viendo mi pena, 

convertirá en bien esta maldición de hoy

David cometió un gravísimo pecado, sin embargo, su vida es revelación de un corazón arrepentido y de una disposición a la amistad, al amor y al perdón del enemigo. Le vimos perdonando la vida a Saúl, en amistad y amor con Jonatán y hoy vemos de él lo que nos narra el texto.

Demos gracias si, reconociendo nuestros pecados, podemos apreciar del Amor divino, tener un corazón que sabe perdonar. De este modo es estar por encima del amor. 


El endemoniado de Gerasa
(Mt 8.28-34; Lc 8.26-39)

Llegaron a la otra orilla del lago, a la tierra de Gerasa. En cuanto Jesús bajó de la barca se le acercó un hombre que tenía un espíritu impuro. Este hombre había salido de entre las tumbas, porque vivía en ellas. Nadie podía sujetarlo ni siquiera con cadenas. Pues aunque muchas veces lo habían atado de pies y manos con cadenas, siempre las había hecho pedazos, sin que nadie le pudiera dominar. Andaba de día y de noche entre las tumbas y por los cerros, gritando y golpeándose con piedras. Pero cuando vio de lejos a Jesús, echó a correr y, poniéndose de rodillas delante de él, le dijo a gritos:
–¡No te metas conmigo, Jesús, Hijo del Dios altísimo! ¡Te ruego, por Dios, que no me atormentes!
Hablaba así porque Jesús le había dicho:
–¡Espíritu impuro, deja a ese hombre!
Jesús le preguntó:
–¿Cómo te llamas?
Él contestó:
–Me llamo Legión, porque somos muchos.
10 Y rogaba mucho a Jesús que no enviara los espíritus fuera de aquella región. 11 Y como cerca de allí, junto al monte, se hallaba paciendo una gran piara de cerdos, 12 los espíritus le rogaron:
–Mándanos a los cerdos y déjanos entrar en ellos.
13 Jesús les dio permiso, y los espíritus impuros salieron del hombre y entraron en los cerdos. Estos, que eran unos dos mil, echaron a correr pendiente abajo hasta el lago, y se ahogaron.
14 Los que cuidaban de los cerdos salieron huyendo, y contaron en el pueblo y por los campos lo sucedido. La gente acudió a ver lo que había pasado. 15 Y cuando llegaron a donde estaba Jesús, vieron sentado, vestido y en su cabal juicio al endemoniado que había tenido la legión de espíritus. La gente estaba asustada, 16 y los que habían visto lo sucedido con el endemoniado y con los cerdos, se lo contaron a los demás. 17 Entonces comenzaron a rogar a Jesús que se fuera de aquellos lugares.
18 Al volver Jesús a la barca, el hombre que había estado endemoniado le rogó que le dejara ir con él. 19 Pero Jesús no se lo permitió, sino que le dijo:
–Vete a tu casa, con tus parientes, y cuéntales todo lo que te ha hecho el Señor y cómo ha tenido compasión de ti.
20 El hombre se fue y comenzó a contar por los pueblos de Decápolis lo que Jesús había hecho por él. Y todos se quedaban admirados.


El evangelio nos narra la sanación de un poseído.

Esta vez Jesús no grita que salga del hombre, sino que permite que se pierda una manada de cerdos.

Jesús tiene compasión de nosotros cuando nos ve perdidos.

Salvar nuestra alma es salvar nuestra vida, que significa llegar en cuerpo y alma a lo eterno.

Nuestra fe no es dualista. Dios nos ha creado como seres espirituales de cuerpo y alma en unidad indestructible hasta la vida eterna.

Del milagro deducimos:

·       Que el amor divino busca y hace verdad nuestra liberación y nuestra salvación.

·       La realidad del corazón humano, que antepone sus riquezas al bien de los humanos.

Es lo que vemos cada día; cómo el egoísmo desprecia al prójimo que sufre. No le importa verle destrozado y, los “propios bienes” que no los toque ni Dios.

“Los porqueros le ruegan a Jesús que se aleje de su territorio”

¿Que Jesús hubiera podido hacer el milagro de otra manera? 

Sí, de mil maneras.

No critiquemos a Dios, más bien miremos cómo es y actúa, muchas veces, nuestro corazón.

Cuando Jesús subió a la barca, el que había sido liberado del demonio le pidió que le dejara ir con Él, pero Jesús le dijo que volviera a su casa, con los suyos -los enfermos y leprosos vivían lejos de sus hogares- y les dijera cómo el Señor se había compadecido de él.

Seguir a Jesús es dejar que Jesús camine con nosotros.

No nos equivoquemos imaginando fantasías 

¿Está o no en nuestro hogar?      

  F.Allara


Santos del día: 

PAPIA Y MAURO, SOLDADOS, MÁRTIRES EN LA VIA NOMENTANA

(clic aquí)


TU MISERICORDIA, SEÑOR, ME CAMBIA EL CORAZÓN

ME CURA Y RESTAURA






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