DIOS ES SALVADOR, NO UN REFUGIO MITIFICADO
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
5 minutos de nuestro "día a día"
DÍA 11 ENERO CICLO -B
Los israelitas, al ser derrotados
por los filisteos, se preguntan por qué el Señor ha querido que fueran derrotados. Dios no quiere derrotas sino
libertad, triunfo y felicidad; pero permite
que suframos derrotas porque nos
hemos olvidado de Él o confiamos en un mago que lo puede todo. No
sería Dios.
En lugar de ahondar
en la pregunta, se van a Siló a buscar el Arca de la Alianza confiando que, con ella, serán salvados de los enemigos.
Fueron nuevamente derrotados y capturada el Arca.
¡Cuánto nos
equivocamos de Dios por no creer verdaderamente en Él!
¡Cuánto hemos de
aprender de la vida!
Muchos de los
fracasos son por falta de fe en la libre opción y por no acertar en la verdad
del amor.
Lo que nos puede pasar en la vida es una imagen de lo que nos puede suceder con Dios cuando es mitificado, subjetivado, confundido y no creído.
Ocurre lo contrario en la actitud del leproso en el
Evangelio.
Cuando nos vemos
marginados, hundidos en la miseria física
o espiritual, más que en la
pobreza, si somos humildes, gritamos con
fe, como Pedro cubierto por las olas:
“Señor, sálvame” o, “Si quieres puedes
curarme”
Son más peligrosas
las enfermedades del espíritu que las
del cuerpo.
Jesús tocó con la
mano al leproso, lo cual tiene un gran significado; no teme ser
contagiado, sino que puede tocar sin ser
contaminado.
Él está por encima de la Ley porque existía antes que Moisés.
“Sí que quiero, queda limpio”
No le dice queda
sano, sino limpio, es decir, puro
ante la Ley.
Jesús cumple la Ley desde que fue
presentado en el Templo, pero la supera
con amor; sin embargo manda cumplir la Ley.
“Ve a presentarte al sacerdote
y ofrecer por tu purificación lo que Moisés había
ordenado”
Será más tarde
·
Cuando se manifieste
abiertamente como Dios verdadero entre nosotros.
·
Cuando establezca el
mandamiento del Amor y nos pida algo que exige
de nuestra responsabilidad: la experiencia
de la verdad de su Amor para poder escuchar
y entender la trascendencia de su frase última:
“Amaos como Yo os he amado”
Ante Jesús no vale la
sola razón, ni vale una fe subjetiva con la pretensión de ser compaginada sirviendo a muchos señores.
Los que entienden de oración
saben que orar es amar.
Amar en oración es
tratar con máxima sencillez al omnipotente Dios, que en Cristo se
dignó nacer de María, siendo amado y
cuidado como Niño, para morir crucificado, y ser amado desde su Amor derramado.
Todo, menos la frialdad de la razón o del corazón que se
ama a sí mismo, esperando de Dios lo que
no es de Dios.
Lo que no tiene el mundo nos
lo da Dios de su Ser-Amor.
F. Allara
JESÚS quiere sanar tus heridas, que tengas VIDA
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