“SEÑOR,
SEÑOR”
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Fray Federico Allara O.F.M
Animación a la lectura PALABRA DE DIOS
5 minutos de nuestro "día a día"
Is. 26,1-6
Canto de victoria
1 Aquel día se cantará este canto en la tierra de Judá:“Tenemos una ciudad fuerte. Para salvarnos levantó el Señor murallas y fortificaciones.2 Abrid las puertas para que pase una nación justa que se mantiene fiel. 3 Señor, tú conservas en paz a los de carácter firme, porque confían en ti. 4 Confiad siempre en el Señor, porque él es refugio eterno. 5 Él hace caer a los orgullosos y humilla a la ciudad soberbia derribándola hasta el suelo,6 para que los humildes y los pobres la pisoteen con sus pies.”
DÍA 7 Diciembre Ciclo B
La
memoria es de S. Ambrosio, uno de
los cuatro grandes doctores de la Iglesia, que amó desde la sabiduría de entender que los pobres son un medio para
enriquecer la vida. Habla de la
Iglesia, que somos nosotros, diciendo que tenemos oro.
“Valdría
mucho más haber conservado los vasos vivientes que no los vasos de metal”.
Muchos
siguen muriendo de hambre por conservar el oro.
Sirve
para meditar la primera lectura:
“Tenemos una ciudad fortificada, con
murallas que la protegen”.
Tenemos
el alma habitada por Quién es la muralla
que la protege, para los que le abren
las puertas confiando siempre en el Señor, la Roca eterna.
Entrar
por los sederos del alma es abajar
la pretensión de vivir en la cima de la vanidad y del sólo saber humano.
Entran
los que optan por la sabiduría del pobre,
desde la rebeldía y la fortaleza de la humildad.
Entrarán
en el Reino de los cielos los que procuran
entrar ahora en el aquí del tiempo. Es el camino que conduce rectamente al
eterno.
Mt. 7,21.24-27
De la entrada en el reino de los cielos 21 “No todos los que me dicen ‘Señor, Señor’ entrarán en el reino de los cielos, sino solo los que hacen la voluntad de mi Padre celestial.ñ |
Parábola de los dos cimientos 24 “Todo el que oye mis palabras y hace caso a lo que digo es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. 25 Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos contra la casa; pero no cayó, porque tenía sus cimientos sobre la roca. 26 Pero todo el que oye mis palabras y no hace caso a lo que digo, es como un tonto que construyó su casa sobre la arena. 27 Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos, y la casa se derrumbó. ¡Fue un completo desastre!”
¿Cómo vivir el Reino de los cielos en medio de la tribulación del mundo? Cumpliendo la voluntad del Padre. ¿Cuál es esta voluntad? Creer en el que Él nos ha enviado, porque Cristo es la Verdad de Dios y Hombre verdadero que revela en su Humanidad y con su Vida, el Camino que conduce al Reino de los cielos aquí establecido. Fuera de esta primera condición está dar rodeos en el absurdo de pensar cuál es la voluntad de Dios y qué es lo que pide hacer. El que entra por las cuevas de su Humanidad herida ve el camino abierto, iluminado en cada tiempo, y poco más; a la vez que sabe cumplida la voluntad del Padre. No se trata de repetir mucho: “Señor, Señor”, cuando Cristo no es el centro de la vida de la fe, del amor y de la unidad, cada uno a su medida. No caigamos en la tentación de decir y hacer sin haber iniciado el Camino, de aceptar a Jesucristo, enviado del Padre, celebrado en la oración, la Liturgia y los Sacramentos de la Iglesia. Así son los que escuchan las palabras de Jesús y las cumplen, construyendo su casa sobre Roca, en la unidad del ser de la Iglesia, su Cuerpo, que ha bautizado a sus miembros y a toda la Humanidad -a la que se le debe el anuncio de la Buena Noticia, que es Cristo, que sana, consuela, perdona y salva-. Nada tiene fuerza para derribar la casa construida sobre la Roca. Toda división entre nosotros, en su Nombre, y toda dispersión de palabra y de obra, es caminar fuera del Camino. Sin la Roca, la casa construida a gusto del propio “yo”, ¿puede permanecer? Queda la eternidad siempre abierta a la Misericordia divina. F. Allara

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"Así son los que escuchan las palabras de Jesús
y las cumplen, construyendo su casa sobre Roca,
en la unidad del ser de la Iglesia, su Cuerpo"
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