lunes, 18 de diciembre de 2023

 EL AMOR COMPROMETE A QUIEN AMA

Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M



Animación a la lectura PALABRA DE DIOS

5 minutos de nuestro "día a día"



Mt1,18-24

Nacimiento de Jesús
(Lc 2.1-7)
18 El nacimiento de Jesucristo fue así: María, su madre, estaba comprometida para casarse con José; pero antes de vivir juntos se encontró encinta por el poder del Espíritu Santo. 19 José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciar públicamente a María, decidió separarse de ella en secreto. 20 Ya había pensado hacerlo así, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, descendiente de David, no tengas miedo de tomar a María por esposa, porque el hijo que espera es obra del Espíritu Santo.21 María tendrá un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús. Se llamará así porque salvará a su pueblo de sus pecados.” 22 Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta 23 “La virgen quedará encinta, y tendrá un hijo al que pondrán por nombre Emanuel.” (que significa: “Dios con nosotros”). 24 Cuando José despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado, y tomó a María por esposa".

DÍA 18 Diciembre  CICLO -B

El amor divino de la Trinidad actúa en su Ser eterno en las criaturas. Dios, en su simplicidad, tiene en presente todo el tiempo.

Todo es-en-Dios. La creación nos habla de Él, sin ser panteístas.

En Dios estaba María Inmaculada antes de llegar a su existencia humana. 

María nació Inmaculada, sin que ella supiera que era ni supusiera haber sido concebida sin pecado; ni nadie pudo notar tal hecho único que embelleciera su ser, su cuerpo, alma y espíritu.

Seguro que su figura lo embellecía todo en su paso por el tiempo llenándolo de luz y de paz.

No podemos imaginar la dulzura, la sencillez, la madurez humana y la belleza de María siendo Inmaculada.

La belleza de un alma, llena de Gracia, no tiene referencia para ser comparada, es única e inimaginable para nosotros.

María en su adolescencia estaba prometida con José, del cual se nos dice que era un hombre justo.

Ella, como los niños que no saben lo que son desde su riqueza o desde su pobreza, no sabía del Don de Gracia llena.

José estuvo destinado por la misma Trinidad a que fuera su esposo.

Nos pasa como a María; tampoco podemos imaginar lo que significa la palabra justo embelleciendo la figura de este hombre único.

No deseo comentar mucho el texto, sino contemplar el Amor trinitario y el de estos dos seres inmaculados.

María como realidad sin mancha desde su concepción, y José por ser el hombre bueno nacido para ser custodio de María y de Jesús.

El Amor compromete a Dios.

Lo que empezamos a vivir, en estos textos hasta la Navidad, es reflejo del compromiso de Amor de la Trinidad al arriesgarse a crear al ser humano libre a su imagen y semejanza; hasta reconciliarlo después de haber perdido el Bien de haber sido amado y bien creado.

A mí no me cabe imaginar a José y María enamorados. No sabría describir su amor amándose.

Me es imposible; no sólo por no poder saber cómo pueden ser dos personas inmaculadas amándose, sino viendo que ambas son capaces de permanecer en silencio:

ü  María ante el hecho de concebir por obra del Espíritu Santo dejando su vida confiada en manos de Dios, y

ü  José renunciando a tan gran amor, pensando que no era digno de estar en medio del misterio que en principio cerraba su alma.

Es la verdad del compromiso del amor.

Nos queda sólo pedir la Gracia de entrar en el silencio de estas almas únicas, para saber del misterio del Amor divino revelado en la vida de dos seres humanos inmaculados, para atisbar en ellos la medida de felicidad y dolor que puede causar la verdad del amor comprometido.

F. Allara



Las antífonas mayores, o antífonas de la “Oh”

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