DIOS DESEA DIALOGAR CON NUESTRA RAZÓN Y HABLARLE AL CORAZÓN
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
DÍA 29 DICIEMBRE CICLO - B
No hay ser humano que no se haya planteado su religiosidad.
Somos seres trascendidos.
Cuando
la religión es considerada como una
cuestión personal,
no se respeta el Ser de Dios y pasa a ser objeto
cuestionado porque, de forma inconsciente, hasta se le rebaja pensado desde el puro subjetivismo.
El resultado suele ser creer lo que mental o sentimentalmente se considera razonable, o negar lo que subjetiva y personalmente no resulta razonable.
Es la fe religiosa que razona desde abajo, cuando la
Fe se razona desde arriba.
Si
Dios es comprendido por la sola razón, no
hace falta la fe.
Que
la razón no llegue a Dios no prueba que
no exista ni que no se precise la fe.
Plantearse
a Dios requiere:
1. Considerarse
menos que Él;
2. Aceptar
que es Alguien y no pura energía o materia; porque no son medios con los que se puede dialogar, sino sólo pensar y trabajar.
Si
es Alguien y deseamos conocerlo,
lo
lógico es que no seamos nosotros
quienes lleguemos a él, sino que sea él
quien se acerque a nosotros.
Son
las condiciones lógicas de aceptar lo personal divino desde lo humano,
pues, los requisitos para el diálogo exigen igualdad
de capacidades.
Desde
la fe
damos gracias por “ver” que Dios se ha humillado.
Habiéndonos
“creado a su imagen” se hace a nuestra imagen y semejanza, menos en
el pecado, para establecer la manera, no sólo de querer dialogar con nuestra razón, sino de hablar a nuestro complejo corazón, necesitado
de palabras de verdad y de consuelo que lo pacifiquen ante la tribulación de la vida, si no queremos aceptar una existencia absurda.
Desde
la fe
entendemos la vida de tantísimos seres
humanos, de mucha o poca cultura, que nos han dado y nos dan testimonio de su fe, nada subjetiva
ni extraña, porque sus vidas son las que
nos hablan, dadas en amor, con sabiduría y sangre, desde su certeza subjetivo-objetiva de la Verdad de Dios, hallado donde ha querido hacer morada: en su alma.
Así entendemos la vida de la profetisa Ana.
No se movía del templo desde que quedó viuda, dando culto a Dios día y
noche, con ayunos y oraciones.
He
pasado de un planteamiento religioso a
agradecer la fe de tantos seres
humanos antepasados y presente, que
nos hablan desde sus vidas escritas rectamente
con rayas torcidas, a ejemplo de
Dios.
Es
fácil contemplar la Cruz, pero muy difícil e imposible, sin la Gracia y sin Fe,
entender lo que nos dice el Amor en escritura tan torcida para la sola
razón.
Ayer
nos dio a entender Simeón que, ver y
conocer a Dios da paz para poder morir por haber conocido, creído y amado
la Verdad de la Vida.
Hoy
es la profetisa Ana
la que halló la felicidad en la oración
desde la miseria de su viudedad, oración que le permitió ver al Salvador.
F. Allara
Villancicos de Santa Teresa de Jesús.
Su experiencia en la Celebración de estos días de Navidad cantados en sus conventos
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