jueves, 23 de noviembre de 2023

VIERON LLORAR A JESÚS

 Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M


Animación a la lectura PALABRA DE DIOS

5 minutos de nuestro "día a día"


Lc 19,41-44

"41 Cuando llegó cerca de Jerusalén, al ver la ciudad, lloró por ella 42 y dijo: “¡Si entendieras siquiera en este día lo que puede darte paz!... Pero ahora eso te está oculto y no puedes verlo. 43 Pues van a venir días malos para ti, en los que tus enemigos te cercarán con barricadas, te sitiarán, te atacarán por todas partes 44 y te destruirán por completo. Matarán a tus habitantes y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no reconociste el momento en que Dios vino a salvarte.”


Hablar de Jerusalén es reconocer un contenido de hechos históricos -con sentido metahistórico porque, lo de Dios-con-nosotros, es historia que no está al alcance de lo que conocemos como lo que es propiamente histórico-, que revelan la trascendencia de la plenitud de los tiempos en los que Dios se manifestó realmente a su Pueblo, y con él a toda la Humanidad.

Dios descendido y encarnado deja de ser el Dios conocido y creído como el omnipotente que está en los cielos, para ser el que pasa por la Historia como Dios y Hombre verdadero, desde otra omnipotencia: la pobreza de convivir con los más pobres y abandonados, como uno de tantos.

Hablar de Jerusalén es hablar

·       del Calvario,

·       del Sepulcro

·       del “Monte Sión”,

·       -y de la Hija de Sión, María-

·       con la referencia del Templo y del Cenáculo.

Hoy el Evangelio nos presenta a Jesús cerca de Jerusalén en el lugar que conocemos como Dominus flevit, donde contemplando Jerusalén dijo llorando:


Ojalá hubieras conocido hoy

donde se encuentra la felicidad,

pero ahora tus ojos no son capaces de verlo”.

 

¡Cuántos en dos mil años han encontrado la felicidad en el Amor del Crucificado-Resucitado!

¡Cuántos han dado la vida amando con el amor aprendido de Él, y cuántos la han sellado con su sangre, como Él, con un corazón traspasado rebosantes de felicidad!

Cristo ascendió donde siempre estuvo como Hijo con su Naturaleza divina, llevando en su Humanidad la Naturaleza humana desde la Encarnación pero, desde el Cenáculo también está realmente presente, sacramentado, en todos los Sagrario del mundo.

Puede que una de sus frases, pronunciada con dolor y llanto, sea la misma que oró en lo alto de Getsemaní al vernos pasar con tanta preocupación, divididos, guerreros y descreídos, deseando asegurar un futuro con tiempo medido, ansiando la felicidad y la libertad donde no se hallan.

La profecía de Jesús se cumplió.

Jerusalén fue destruida sin dejar piedra sobre piedra.

No conocieron la oportunidad que Dios les ofrecía.

Es el tiempo del silencio divino, porque a Dios lo podemos y debemos conocer en su Palabra, que es la Humanidad de Cristo, el libro de la sabiduría del pobre.

Llevamos la huella del amor para que la sepamos descifrar y saber vivir y convivir en paz en medio de la tribulación.

Se nos ha dado el Espíritu Santo, la Persona del Amor divino con que se aman el Padre y el Hijo eternamente, revelándonos su Comunidad de Vida y de Amor.

Bienaventurados los que no dejan pasar la oportunidad de ser libres y felices, en medio del bienestar o de la pobreza, que tarde o temprano nos ha de llegar a todos.                                                                                    

F. Allara



"Llevamos la huella del amor 
para que la sepamos descifrar 
y saber vivir y convivir en paz en medio de la tribulación"


Dominus Flevit



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