VIERON LLORAR A JESÚS
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Fray Federico Allara O.F.M
Animación a la lectura PALABRA DE DIOS
5 minutos de nuestro "día a día"
"41 Cuando llegó cerca de Jerusalén, al ver la ciudad, lloró por ella 42 y dijo: “¡Si entendieras siquiera en este día lo que puede darte paz!... Pero ahora eso te está oculto y no puedes verlo. 43 Pues van a venir días malos para ti, en los que tus enemigos te cercarán con barricadas, te sitiarán, te atacarán por todas partes 44 y te destruirán por completo. Matarán a tus habitantes y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no reconociste el momento en que Dios vino a salvarte.”
Hablar
de Jerusalén es reconocer un contenido de
hechos históricos
-con sentido metahistórico porque, lo de Dios-con-nosotros, es historia que no está al alcance de
lo que conocemos como lo que es propiamente histórico-, que revelan
la trascendencia de la plenitud de
los tiempos en los que Dios se
manifestó realmente a su Pueblo, y con él a toda la Humanidad.
Dios
descendido y encarnado deja de ser
el Dios conocido y creído como el omnipotente que está en los cielos, para
ser el que pasa por la Historia como Dios y Hombre verdadero, desde otra omnipotencia: la pobreza de
convivir con los más pobres y abandonados, como uno de tantos.
Hablar
de Jerusalén es hablar
· del Calvario,
· del Sepulcro
· del “Monte Sión”,
· -y de la Hija de Sión, María-
· con la referencia del Templo y del
Cenáculo.
Hoy el Evangelio nos presenta a Jesús cerca de Jerusalén en el lugar que conocemos como Dominus flevit, donde contemplando Jerusalén dijo llorando:
“Ojalá hubieras conocido hoy
donde se encuentra la
felicidad,
pero ahora tus ojos no son
capaces de verlo”.
¡Cuántos
en dos mil años han encontrado la felicidad
en el Amor del Crucificado-Resucitado!
¡Cuántos
han dado la vida amando con el amor aprendido de Él, y
cuántos la han sellado con su sangre, como Él, con un corazón traspasado rebosantes
de felicidad!
Cristo
ascendió
donde siempre estuvo como Hijo con su
Naturaleza divina, llevando en su Humanidad la Naturaleza humana desde la
Encarnación pero, desde el Cenáculo también
está realmente presente, sacramentado, en
todos los Sagrario del mundo.
Puede
que una de sus frases, pronunciada con dolor y llanto, sea la misma que oró
en lo alto de Getsemaní al vernos pasar con tanta preocupación, divididos, guerreros y descreídos,
deseando asegurar un futuro con tiempo
medido, ansiando la felicidad y la libertad donde no se hallan.
La
profecía de Jesús se cumplió.
Jerusalén
fue destruida sin dejar piedra sobre
piedra.
No conocieron la oportunidad que Dios
les ofrecía.
Es
el tiempo del silencio divino, porque a Dios lo podemos y debemos conocer en su Palabra, que es la Humanidad de
Cristo, el libro de la sabiduría del
pobre.
Llevamos
la huella del amor
para que la sepamos descifrar y saber vivir y convivir en paz en medio de la
tribulación.
Se
nos ha dado el Espíritu Santo, la
Persona del Amor divino con que se aman el Padre y el
Hijo eternamente, revelándonos su
Comunidad de Vida y de Amor.
Bienaventurados
los que no dejan pasar la oportunidad de
ser libres y felices,
en medio del bienestar o de la pobreza, que tarde o temprano nos ha de llegar a
todos.
F. Allara
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