TÚ ERES CASA DE ORACIÓN
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura PALABRA DE DIOS
5 minutos de nuestro "día a día"
Jesús fue al Templo.
Sabemos qué significaba el Templo para su Pueblo.
La experiencia nos dice que todos podemos convertirlo en mercado; no sólo el Pueblo creyente
judío.
Los
templos, llamados iglesias, son lugares
sagrados para los creyentes, aunque no tengan el mismo significado
ni finalidad para todos.
El Templo de Jerusalén lo construyó Salomón, y para el Pueblo judío era y es aún signo de la Presencia de Dios.
Desde Babilonia decían:
“Como cantar en tierra extraña”, desde la añoranza de su Tierra y del Templo.
Solemos añorar y valorar lo que perdemos, a la vez que somos capaces de destruir lo que es signo de nuestra verdad de vida y de fe.
Ocurre por la inconsciencia de pensar que somos dueños del tiempo.
Lo eterno existe en el tiempo para ser
valorado y tratado con amor.
Cuando
se pierde el sentido de lo eterno, hasta el tiempo se acorta
y lo eterno se diluye; sólo la experiencia de la verdad deja las huellas de lo
eterno en el tiempo.
La
Escritura dice
que “su casa ha de ser casa de oración”,
pero Jesús advierte que puede ser “convertida
en cueva de ladrones”.
Los
vendedores de objetos y animales, para el sacrificio, no lo utilizaban sólo
como mercado, sino como medio de robo entre los suyos.
A veces nos olvidamos que el cuerpo es animado por el alma y que, en su unidad, es habitáculo de Dios.
Estamos llamados a ser piedra
singular que ha de ocupar su lugar en
la Nueva Jerusalén celestial, dicho de manera gráfica, pues, en lo eterno no hay espacio ni lugar por
ser todo espiritual.
Nuestra casa es la que es. Con ella vamos al templo con el Espíritu que llevamos dentro.
Participamos comunitariamente de
lo que Jesús nos ha mandado celebrar, sabiendo que lo celebramos desde lo que
somos.
La
oración o la Eucaristía resultan de la realidad con que llegamos y estamos en el templo. Real es el Sacramento. Esto hemos de meditar.
La
realidad de la Iglesia es lo que somos todos los bautizados.
La
Iglesia es el Cuerpo de Cristo, que revela su bien y su bondad o su estado enfermo, según es nuestra propia casa.
¿A
quién duelen las palabras de Jesús?
· En su tiempo a los mercaderes y Maestros de la Ley
que
vieron como los sacaba del Templo.
· Y a nosotros, cuando Cristo toca
nuestra conciencia.
Los convertidos agradecen la sinceridad y la verdad de las palabras de
Jesús y su relación de amor.
Todos
necesitamos
purificar nuestro templo, para que sea agradable a Dios la oración de
momentos de tribulación, de necesidad o de bienestar.
“Los dirigentes querían
matar a Jesús,
mientras todo el pueblo estaba
pendiente de lo que decía”.
Que
Dios nos bendiga y nos dé su Paz.
F. Allara
"Los convertidos agradecen
la sinceridad y la verdad
de las palabras de Jesús y su relación de amor"
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