miércoles, 1 de noviembre de 2023

 Como misionero de la PALABRA DE DIOS 

nos la comparte Fray Federico  Allara O.F.M. desde su Meditación-Oración



NO SIEMPRE LO QUE VEN LOS OJOS ES LA ÚLTIMA PALABRA



PALABRA DE DIOS


Lc 13, 18-21


Parábola de la semilla de mostaza

"18 Jesús decía: “¿A qué se parece el reino de Dios y a qué podré compararlo? 19 Es como una semilla de mostazak que un hombre siembra en su campo, y que crece hasta llegar a ser como un árbol tan grande que las aves anidan entre sus ramas.”l

Parábola de la levadura

20 También dijo Jesús: “¿A qué podré comparar el reino de Dios? 21 Es como la levadura que una mujer mezcla con tres medidas de harina para que toda la masa fermente.”


REFLEXIÓN-MEDITACIÓN-ORACIÓN


Todos los años, me gusta contemplar la Naturaleza, y no deja de llamarme la atención ver la repetida acción de caer las hojas de los árboles, hasta llegar a pensar, desde lo que contemplan mis ojos, que los árboles son madera muerta, por el esqueleto del árbol que parece que fue, en su aspecto sin aprecio de vida aparente; sin embargo, llega la primavera y aparecen los primeros vestigios de resurrección de la creída muerte. La Naturaleza nos enseña que para nacer y crecer hay que morir.

Se siembra algo vivo y muere sepultado, para abrirse paso con fuerza entre la tierra y aparecer con gesto de resucitado; pues, la tierra es más madre que engendra, que materia que sepulta.

También Jesús nos sorprende con enseñanzas sencillas de mucha trascendencia. 

Hoy nos habla del grano de mostaza. Es la semilla más pequeña pero luego, hasta los pájaros encuentran en sus ramas de gran árbol el lugar para anidar y tener su hogar.

¿Qué es un ser humano en su singular soledad solitaria?

Un pobre ser que va dejando de ser humano, por no ser imagen de nada; al contrario, la soledad del ser solitario se convierte en un ser necesitado, que, como árbol seco, ningún pájaro acude a anidar en sus ramas, porque les quema el sol por falta de vida y de flor verde en sus ramas.

Desde la fe Dios en Cristo nos dice que para vivir hay que morir; no como escuchamos decir que nacemos para morir, sino que hemos sido creados para hallar el sentido a la vida y no ser el absurdo de existir sin razón.

La razón de ser nos la da Dios al decir que somos imagen suya, que es Vida de Amor en Comunidad. Así entendemos que somos una soledad singular, creada por Amor, que halla el sentido de la vida amando.

¿Cómo?

Siendo humildes para conocer la Sabiduría de quien nos ha creado por Amor para ser como el grano de mostaza: aprender a morir con esperanza de que la sepultura del amor no es la muerte definitiva, sino capacidad de resurrección, con el gran sentido de darle a la vida la oportunidad de ser árbol frondoso, donde los pájaros no tengan miedo en hacer sus nidos, bajo el cobijo de las ramas verdes que les dan color y protección.

Con esta sencilla palabra Jesús, no sólo nos enseña qué somos y cómo hemos de vivir para ser humanos y divinos, sino que nos advierte que nuestro trabajo es sembrar.

Sembrar humildemente, como quien sabe que deja bajo tierra una semilla de mostaza, sin más pretensión que la fe y la esperanza, regadas con amor, sin esperar tan siquiera verla florecer, porque, lo nuestro es sembrar; como hacéis los padres y los que han aprendido a amar: sembrar con amor, esperando que, cuándo sea y cómo sea, Dios lo haga florecer. F. Allar

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