INTERPRETAR EL EVANGELIO NO ES SUBJETIVARLO
Reflexión Oración de la Palabra de Dios hoy
Animación a la lectura PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
8 No tengáis deudas con nadie, aparte de la deuda de amor que tenéis unos con otros, pues el que ama a su prójimo ya ha cumplido todo lo que la ley ordena.e 9 Los mandamientos dicen: “No cometas adulterio, no mates, no robes, no codicies”;f pero estos y los demás mandamientos quedan comprendidos en estas palabras: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” 10 El que tiene amor no hace daño al prójimo; así que en el amor se cumple perfectamente la ley.
Para Dios, el que hemos conocido en Cristo
Jesús, sólo existe una moneda para
pagar toda deuda, un valor que no
necesita de otros para convivir los seres humanos: el amor.
No
el amor según lo entiende cada uno, porque
ni es un sentimiento y menos algo para usar
y tirar. Para Dios es el único valor que ha dejado en el corazón del ser
humano, aun sabiendo lo complejo que es
este corazón.
El
amor es la
huella imborrable que posee todo ser
humano, de tal manera que, quien su vida es una indignidad cubierta de ceniza por falta de amor, la huella que no se borra, puede aparecer por el lado opuesto: el odio.
De
ahí la advertencia de “no quedar en deuda
con nadie, porque la única deuda que
tenemos en común es la de amarnos”.
“Quien ama no hace daño”,
nos añade.
Sabemos que el mundo es enemigo del ser humano, porque no conoce el amor. Pero, en el mundo estamos; luego, el examen y la culpa no la echemos al mundo, sino a las actitudes habituales que tenemos cada uno.
Jesús
no nos pide imposibles, porque Dios no necesita competir con sus criaturas que no
necesita habiéndolo creado todo por Amor.
“A los que le seguían” les recuerda el
primer mandamiento, y termina diciendo que:
“Quien no renuncia a lo que
tiene no puede ser su discípulo”.
Tener
es poseer, por
tanto, hemos de discernir lo que poseemos
de lo que administramos, porque a nada de lo que se nos ha dado como valores y dones, entre ellos el don del amor, se nos pide renunciar, sino administrar para devolverlo con
intereses.
Lo
que Jesús nos pide es que no nos apropiemos de los bienes recibidos,
porque es cuando los usamos
indebidamente, incluido el amor.
Cuando
así lo hacemos, no podemos ser
discípulos de Cristo.
Por
esto Jesús se vuelve para mirar de frente a todos los que le seguían, ya que,
una cosa es seguir a Jesús por
donde va, que traducido es ir siguiendo con lo que se nos ha enseñado “practicando”,
o seguirle siendo criticado, aunque
no sea directamente, para ser finalmente negado y condenado; porque lo de los escribas y fariseos continúa
vigente, como aquel entonces por los sabios y entendidos de su Pueblo, como
pasa hoy, y otra cosa es conocerle,
creerle, amarle e identificarse con su Vida, que sólo usó la moneda del Amor para quedar sin deuda
con nadie.
Antes
de examinarnos cómo amamos al prójimo,
veamos cómo amamos a Dios, porque,
lo primero que nos ha recordado Jesús
es el mandamiento primero: si no le amamos a Él sobre todos, no somos
dignos.
El examen que sea práctico; a Él le hacemos lo que le hacemos al prójimo.
F. Allara
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