lunes, 13 de noviembre de 2023

 ¡GRANDE ES EL ALMA 

QUE TIENE LA FE DE UN GRANO DE MOSTAZA!

Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS


Fray Federico Allara O.F.M


Animación a la lectura PALABRA DE DIOS

5 minutos de nuestro "día a día"


Lc 17, 1-6


El peligro de caer en pecado
(Mt 18.6-7,21-22; Mc 9.42)
"1 Jesús dijo a sus discípulos: “Siempre habrá incitaciones al pecado, pero ¡ay de aquel que haga pecar a los demás! Mejor le sería que lo arrojasen al mar con una piedra de molino atada al cuello, que hacer caer en pecado a uno de estos pequeños.¡Tened cuidado!
“Si tu hermano te ofende, repréndele; pero si cambia de actitud, perdónale. Aunque te ofenda siete veces en un día, si siete veces viene a decirte: ‘No volveré a hacerlo’, debes perdonarle.”
El poder de la fe
Los apóstoles pidieron al Señor:
–Danos más fe.
El Señor les contestó:

–Si tuvierais fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podríais decirle a esta morera: ‘Desarráigate de aquí y plántate en el mar’, y el árbol os obedecería".

El Evangelio es el libro que dice mucho en pocas palabras; por algo el N.T. es la experiencia de Dios-con-nosotros en Cristo Jesús, la Palabra hecha Hombre que, con sola su Presencia, ha llenado de libros la Historia humana.

Sólo la perfección de los Santos evita ser causa de tentación para los demás.

Nuestra condición humana es motivo de caída personal, y sólo con la ayuda de Dios es posible permanecerle fiel y al prójimo. A su vez, nuestra condición humana, también puede ser causa de caída del prójimo.

La advertencia de Jesús va hacia la gravedad de la caída personal y la ajena, y ante esto no hay excusa, sino conversión y Misericordia divina.

Sobre el escándalo podríamos establecer una larga lista, pues, no siempre los escandalizados piensan que pueden ser también escandalizadores.

De ahí que Jesús, ante sus graves palabras, coloca en seguida el perdón, con la exigencia de ayudar fraternalmente al que ha pecado. La mejor ayuda la dice también Jesús: si se reconoce el mal y se arrepiente, perdónalo.

Jesús pone dos condiciones al pecador: reconocer el mal y arrepentirse, con el mandato de perdonar hasta siete veces, es decir, siempre.   

El amor y el perdón, exigidos por Jesús, llegan a motivar en los mismos discípulos la duda de no creer en su propia capacidad, acostumbrados a que la Ley no es tan rigurosa como lo es Dios cuando habla del Amor.

No solemos relacionar la fe con la rigurosidad del amor y el perdón.

He dicho muchas veces que, si tiene sus dificultades la fe en Dios, más las tiene creer en el Amor que Cristo nos ha revelado con su forma humano-divina de amar y perdonar.

Los apóstoles, ante tales exigencias, le piden a Jesús que les dé más fe.

La respuesta de Jesús sigue siendo radical y dificultosa para la razón y el mismo corazón humano; pues, hace depender de la fe, como un grano de mostaza, la obediencia de la Naturaleza.

Los apóstoles son sinceros. Nosotros hablamos de la Naturaleza, desde actitudes arbitrarias, como si ella no tuviera sus leyes.

Cuando suceden catástrofes miramos al cielo con recelo; unos sin palabras por respeto, y otros con rebeldía por consentirlas; y también por su aparente silencio ante la realidad cada vez más dolorosa de la Humanidad.

¿No nos deberíamos sincerar ante Dios, como hicieron los Apóstoles, pidiendo más fe?

¿Qué esperamos de Dios, más milagros?

S. Juan de la Cruz, nos dice que no los pidamos ni los esperemos, porque todo nos lo ha dicho en Cristo Jesús. No sólo lo ha dicho todo, sino que lo ha hecho todo.

La fe como un grano de mostaza no mueve montañas, ni cambia el mundo, cambia la vida de las personas, que han aprovechado el don de esta aparente pequeña fe, más difícil que mover una montaña.    

 F. Allara


Para conocer el contenido del libro del autor hacer clic en la imagen. 

El autor nos comparte su experiencia de Oración profunda del Padre Nuestro.

PADRE NUESTRO: ABBA, el abismo del Amor





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