EL BANQUETE DE
NUESTRO INTERIOR
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
29 Pues lo que Dios da no lo quita, ni revoca su llamamiento. 30 En tiempos pasados, vosotros desobedecisteis a Dios; pero ahora que los judíos han desobedecido, Dios tiene compasión de vosotros. 31 De la misma manera, ellos han desobedecido ahora, pero solamente para que Dios tenga compasión de vosotros y para que, también ahora, tenga compasión de ellos.t 32 Porque Dios sujetó a todos por igual a la desobediencia con el fin de tener por igual compasión de todos.
- Gracias, Señor, porque no te desdices de lo que haces y pronuncias con Amor.
- Tu Palabra es eficaz por ser el pronunciamiento de tu Pensamiento traducido en creación amada.
- Tú, que, por tu gran Bondad has hecho obedientes a los que no éramos Pueblo, amas a los que por su desobediencia, estamos, como paganos convertidos en tu casa.
- Que nos asombre permanentemente tu Sabiduría, porque son inescrutables tus designios e impenetrables tus caminos.
- Nos conduces hacia fuentes tranquilas, nos haces recostar en verdes praderas…, nos guías por caminos seguros por tu Amor. (Ps. 23)
- Señor, haznos humildes y prudentes, pues, “¿quién puede conocer tu Pensamiento?”. Es el tuyo, Padre, que sólo lo conoce tu Hijo, que lo pronuncia como Palabra, siendo ésta y todo lo creado por Amor, lo que nos das para contemplar, creer y amar, sabiendo que “todo pasa por Ti y todo se encamina hacia Ti. Gloria por siempre a Ti”.
12 Dijo también al hombre que le había invitado:
- Jesús, hoy nos dices qué hemos de hacer cuando invitamos a comer en nuestra casa.
- Nos pones ejemplos prácticos para llevarlos a la práctica con nuestra vida. No todos podemos preparar la mesa del hogar para convidar, sin embargo, tenemos la mesa del hogar de nuestra intimidad.
¿Qué más práctico que preguntarnos a quién recibimos en la mesa de nuestro íntimo hogar? Porque es el interior lo que Tú conoces sin engaño.
No se trata de buenas intenciones, si la realidad es que, en la mesa del íntimo hogar, sólo están los que llenan nuestro propio querer, los hermanos ricos que también nos convidan a sus mesas ricas.
- Ayúdanos, Señor, a ver cuántos pobres, inválidos, cojos y ciegos, esperan a nuestra puerta, deseando entrar y comer en nuestra mesa.
No les demos las migajas como limosna desde la misma puerta, sin dejarles ni tan siquiera entrar a recogerlas.
- Haznos ver que hay pobres que nos pueden enriquecer, que hay inválidos que nos pueden enseñar a caminar, que hay cojos que andan con más premura que nosotros, que hay ciegos que ven más alto que nuestros ojos.
Pero,
aunque sólo sean pobres, inválidos, cojos y ciegos sentados a la mesa de
nuestro hogar, haciéndoles sentir el
calor de la vida del hogar, y el
efecto de ver partir el pan -que no
son migajas-, puede que, por el Amor de quien mira la verdad del hogar, queden enriquecidos
los pobres, caminen seguros los inválidos y los cojos, y
los ciegos vean lo que sus
ojos no pueden.
En
definitiva, ¿quién es el pobre, inválido, cojo y ciego? F. Allara
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