EL AMOR NO TIENE LÍMITE
Meditación Oración de EVANGELIO DEL DÍA
Animación a la lectura PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
1 Como creyente que soy en Cristo, digo la verdad, no miento. Además, mi conciencia, guiada por el Espíritu Santo, me asegura que esto es verdad: 2 siento una gran tristeza y en mi corazón tengo un dolor continuo, 3 y hasta querría estar yo mismo bajo maldición, separado de Cristo, si así pudiera favorecer a mis hermanos, los de mi propia raza. 4 Son descendientes de Israel y Dios los adoptó como hijos. Dios estuvo entre ellos con su presencia gloriosa y les dio los pactos, la ley de Moisés, el culto y las promesas. 5 Son descendientes de nuestros antepasados; y de su raza, en cuanto a lo humano, vino el Mesías, el cual es Dios sobre todas las cosas, alabado por siempre. Amén. |
Quien posee lo que quiere termina por no ser dueño de sí mismo; lo que se posee de más se adueña de él, quedando esclavizado de lo que considera su riqueza. La medida de lo que pasa de lo necesario va siendo signo de pérdida de libertad.
El
examen de conciencia no debería estar sólo relacionado con lo religioso; es bueno conocer lo que se va adueñando de
nuestra libertad, de nuestra inteligencia, de nuestra voluntad, porque
determina la realidad de la propia vida, de nuestras relaciones humanas,
incluida la relación con Dios.
El
texto de S. Pablo revela la libertad de
su fe y de su amor por sus hermanos, el Pueblo de su linaje.
Manifiesta
su gran tristeza y el dolor de su corazón, hasta desear ser proscrito de
Cristo, por su conversión.
Su Pueblo lo
tenía
y lo tiene todo; es desde esta posesión que pone límites al mismo Dios; pues, creyéndose dueño de la Ley, le esclaviza.
Por esto S. Pablo llega a decir que la Ley mata y la Gracia libera.
Jesús sana a un enfermo de hidropesía
Por
esto, cuando Dios se presentó a su Pueblo, fueron los esclavos de la Ley los
que no le aceptaron y le persiguieron desde el primer momento, cuando hubieran
tenido que ser los primeros en reconocer al Mesías, gloriándose de conocer las
Escrituras.
Cuando la propia
sabiduría es superada por la verdad de la ciencia del amor, la inteligencia se
calla,
como no contestaban a Jesús cada vez que curaba en sábado superando la Ley por
Amor al prójimo.
Como
dice la Escritura, la sabiduría de los
hombres es necedad para Dios, en el sentido de ser necio el ser humano;
porque, antes de aceptar la lección, se calla y se encierra en rebeldía contra
Dios y contra el amor.
Dios nos
interpela siempre sobre el amor.
La línea
horizontal que recorre toda la Historia de salvación, escrita entre
reglones de imperfección humana y en la realidad de cada tiempo, es la de Dios-Amor.
La llegada de
Jesús revela la omnipotencia del Amor divino, encarnándose en las entrañas de
María, para ser uno de tantos, siendo la revelación
explícita de lo que es por dentro toda la Historia de Dios con nosotros.
Pienso que, antes de hablar de los misterios divinos, y hasta de nosotros, nos deberíamos preguntar y examinar de dos cosas esenciales:
1.
¿Cómo es la
realidad de nuestro amor?
Del amor seremos examinados la tarde de la vida, por ser la realidad que determina nuestras relaciones humanas y con Dios, en su verdad, medianía o hipocresía.
2. ¿De qué y cuánto somos propietarios de lo no necesario para vivir?
Estas cuestiones repercuten en la
realidad de nuestro diálogo con Dios y
con el prójimo, o de nuestra forma de perder el tiempo en divagar o callar,
como los perseguidores del amor, en nombre de Dios.
F. Allara
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