¿CÓMO ENTENDEMOS LA PRUDENCIA?
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Parábola del mayordomo astuto
LA PRUDENCIA: Es una capacidad de prevenir.
Revela bastante la realidad interna del
ser humano.
Se
nota la prudencia de cada persona en su modo de hablar y hacer.
En
religión es una virtud que ayuda a discernir el bien del mal de
forma objetiva, en el sentido de que,
igual como aceptamos la huella del amor en
todo ser humano, aceptemos que el bien y
el mal no son conceptos subjetivos, sino que también llevamos su huella
impresa. La objetividad de ambos se contempla
en las consecuencias.
Si
fuéramos capaces de sufrir con los que sufren y llorar con los que lloran, veríamos la irracionalidad de la imprudencia
de nuestras palabras y de nuestros actos.
Si
desde el punto de vista puramente humano, la
prudencia es la capacidad de evitar situaciones adversas, podemos ver la imprudencia, de los que tienen poder y
no prevén, cuando observamos la realidad de sufrimiento que vive la
Humanidad.
El
Evangelio viene a decirnos que somos prudentes para prevenir desde el poder y desde el egoísmo.
La
prudencia es una realidad en el mundo; según
el texto:
“Los
hombres del mundo son más prudentes que
los hijos de la luz”.
· ¿Qué
leemos ante la realidad de la prudencia del
mundo que conocemos y del fin que persigue?
Que
se ha perdido la virtud de la prudencia
como capacidad y ayuda para discernir el bien y el mal.
Desde
la prudencia del mundo todo vale.
Se
ha puesto ceniza sobre la huella del amor y sobre la huella del bien y el mal; convirtiendo
la vida en el uso imprudente del poder
a nivel político, social, económico y religioso, y también a nivel individual, cuando la vida se convierte en arreglar facturas para el propio bien a costa
de quien sea.
Ser
hijos de la luz
es tomar conciencia de que el hombre rico
existe.
Dios es
misericordioso, y ha repartido los
bienes para ser prudentemente
administrados, tanto los comunes
como los talentos personales.
La
virtud de la prudencia está unida a la
de la justicia, siendo la una y
la otra objetivas desde Dios; es
decir que, ante Dios, no hay posibilidad de arreglos
de facturas previniendo el futuro.
Cuando
todo acaba no hay amigos para arreglar
las imprudencias; sólo queda el
hombre rico, y Dios, que nos ha
creado y redimido desde su sabio proceder, asumiendo el dolor y el llanto que
sufrimos por nuestros errores.
Valoremos
la virtud de la
prudencia, que nos puede ayudar a prevenir
el futuro usando la huella del amor, para no ver las consecuencias de no
amar al prójimo, como nos advierte que la muerte no es el final de la vida.
Lo creamos o no, Dios usa de Misericordia en el tiempo, pero seremos examinados del amor y de la prudencia, la tarde de la vida.
F. Allara
Una experiencia de Fe Orando la PALABRA DE DIOS
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