Seguimos repitiendo lo que han dicho y
hecho nuestros antepasados, con el agravante de creernos superiores.
El texto dice que “en aquel tiempo, algunos
hablaban del templo haciendo notar sus piedras magnificas”.
La experiencia me
entristece, porque hoy muchos de los que visitan los templos, la mayoría
bautizados, se quedan admirados comentando
las piedras, o las pinturas, con
una demostración de incultura que da
pena.
Si ayer Jesús se quejaba de que la gente no advertía sus signos, hoy ni advierten a Jesús, que nos sigue
diciendo que
“Esto que veis,
vendrán días que todo será destruido;
no quedará piedra
sobre piedra”
Jesús hablaba de
lo que iba a suceder en Jerusalén, y la gente, en lugar de captar la trascendencia de las palabras, preguntaba
cuando iba a suceder.
No nos
equivoquemos con las señales.
Toda la
Historia humana está llena de las señales, que de nuevo anuncia el texto.
Lo
importante es que va a ser destruido el
Templo y también nuestro templo.
¿Qué va a quedar?
De aquel templo
majestuoso va a quedar el Templo, es
decir Cristo, el Nuevo Templo espiritual, real y eterno.
No hay destrucción,
sí transformación.
¿Qué quedará
de nuestro “templo”?
La verdad de la vida que la haya transformado todo en verdad y amor.
De igual manera que celebramos la Humanidad divinizada de Cristo, por ser Dios y Hombre verdadero, así nosotros, que somos
seres espirituales, quedará nuestro ser
de cuerpo y alma divinizados por Cristo
ante el Padre.
Sólo se van a perder las piedras magníficas, es
decir, los corazones petrificados y las
mentes frías con sus pensamientos intrascendentes.
Toda la Historia
está llena de sabios y maestros que
hablan de verdades y de negaciones de la Verdad.
También hoy se
nos ofrecen caminos que ni
siquiera son respuesta a las señales.
Siguen las guerras, las ideologías, las religiones… y
no sabemos leer los signos de los
tiempos, ni la Presencia viva del mismo Dios y Hombre que nos habla hoy en
el texto.
Por esto, ya en
aquel entonces decía que, muchos dirán:
“Soy yo”, o “llega el momento”.
“Dejarlos estar; no vayáis tras ellos”.
“No os
alarméis”.
“Creéis en
Dios, creed en Mí”
Serenad vuestros corazones con la Paz que Yo
establezco en medio de la tribulación del mundo.
La gran señal ha aparecido en la Omnipotencia del Amor trinitario:
´Dios ha venido a visitarnos con la Verdad de su Amor.
Y esta señal sigue viva y presente en
ti,
en la Iglesia,
en la Verdad del amor
que sí que existe y es vivido por tantos prójimos.
No preguntemos cuándo.
Vivamos con fe, con esperanza y caridad.
F. Allara
Nuestra casa edificada sobre Roca,
en Cristo Jesús
"De igual manera que celebramos la Humanidad divinizada de Cristo, por ser Dios y Hombre verdadero,
así nosotros, que somos seres espirituales,
quedará nuestro ser de cuerpo y alma
divinizados por Cristo ante el Padre"
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