jueves, 28 de agosto de 2025

“PÍDEME LO QUE QUIERAS 

Y TE LO DARÉ”

 Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M

Animación a la lectura 

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

(Clic en los textos para leer)

1 Tesalonicenses 4, 1-8

Marcos 6,17-29

17 Es que Herodes, por causa de Herodías, había mandado apresar a Juan y le había hecho encadenar en la cárcel. Herodías era esposa de Felipe, hermano de Herodes, pero Herodes se había casado con ella. 18 Y Juan le había dicho a Herodes: “No puedes tener por tuya a la mujer de tu hermano.”+
19 Herodías odiaba a Juan y quería matarlo; pero no podía, 20 porque Herodes le temía y le protegía sabiendo que era un hombre justo y santo; y aun cuando al oirle se quedaba perplejo, le escuchaba de buena gana. 21 Pero Herodías vio llegar su oportunidad cuando Herodes, en su cumpleaños, dio un banquete a sus jefes y comandantes y a las personas importantes de Galilea. 22 La hija de Herodías entró en el lugar del banquete y bailó, y tanto gustó el baile a Herodes y a los que estaban cenando con él, que el rey dijo a la muchacha:
–Pídeme lo que quieras y yo te lo daré.
23 Y le juró una y otra vez que le daría cualquier cosa que pidiera, aunque fuese la mitad del país que él gobernaba. 24 Ella salió y preguntó a su madre:
–¿Qué puedo pedir?
Le contestó:
–Pide la cabeza de Juan el Bautista.
25 La muchacha entró de prisa donde estaba el rey y le dijo:
–Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista.
26 El rey se disgustó mucho, pero como había hecho un juramento en presencia de sus invitados, no quiso negarle lo que pedía. 27 Así que envió en seguida a un soldado con la orden de traerle la cabeza de Juan. 28 Fue el soldado a la cárcel, le cortó la cabeza a Juan y la puso en una bandeja. Se la dio a la muchacha y ella se la entregó a su madre.
29 Cuando los seguidores de Juan lo supieron, tomaron el cuerpo y lo pusieron en una tumba.

DÍA 29 AGOSTO  CICLO  -C

Este es el error del mundo; lo es de los que tienen “poder para prometer dar”; y cuando creemos que, “del mundo y de las personas” podemos recibir lo que necesitamos.

La vida del ser humano no se sacia nuncasólo de lo material ni de lo espiritual”, que nos puede dar otro ser humano.

·  La sed del espíritu humano, el alma inmortal, no lo sacia Dios ni en este mundo; recibimos de Él hasta comer y beber de su Ser en Cristo y, aún así, no llegamos a saciarnos, sino a necesitar de más “comida y bebida” de su SER Divino, hasta llegar a la medida de nuestra plenitud en Dios.

Cuidado en prometer; puede que alguien  nos pida, como le pasó a Herodes, no lo que está en nuestro poder, sino, a veces, lo que es propio de la vida del prójimo; Herodes sintió que le pidieran la cabeza de Juan Bautista, pero accedió a darla.

¡Cuántas cabezas humanas, hoy y siempre, han sido y son ofrecidas a la muerte por el poder de algunos!; no hace falta morir físicamente.

Muchos seres humanos caminan con su espíritu muerto, con su alma inmortal; las contradicciones espirituales de los humanos esclavizados.

 Herodes “respetaba a Juan”; sabía que era “un hombre justo, santo” y lo defendía; le hacían pensar las palabras de Juan, pero

“¡Había mandado prender a Juan 

y lo metió en la cárcel encadenado”

La conciencia no muere por encadenar a quien su voz acusa en verdad, alejándole de la vista ni, llegado el día, dándole muerte.

La Verdad es más fuerte que todo poder y que la misma muerte.

Hoy piensan los que tiene poder que, con legalizar lo ilícito, se le da garantía moral y libertad para permitirlo.

“El rey se puso muy triste”

-        Sentía en su espíritu la contradicción de lo que, sentía por Juan y lo que le pedía la hija de Herodías.

“Pero, por el juramento y por los convidados, 

no quiso desairarla”

Jesús nos avisa que no juremos por nada. Para Herodes era más esencial el juramento dado a la hija de Herodías que, la voz de su conciencia.

¡Cuántas veces queda Dios marginado, alejado libremente, subjetivamente; es la Presencia de Dios, independiente de nuestro pensar y hacer, por vergüenza, por el “qué dirán” desde nuestra condición humana conocida!

¡Como si Juan no fuera un ser humano! enseguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan”

Vemos, una vez más cómo Dios consiente. Jesús vivía “entre nosotros” y marchó al desierto al conocer la muerte de Juan.

No es la muerte, tantas veces causada por el poder, el final de la vida.

Desde la fe sabemos que, muchos son elegidos y guardados para el martirio, que obra la salvación, asemejándose al mismo Cristo, de quien el Padre consintió su Muerte de Cruz para la Salvación de todos.                

Dios es Justo y practica la Justicia. Sin fe no se entiende a Dios.         

Federico Allara


SANTORAL DEL DÍA

s. Sabina, romana, 

en su Iglesia del Aventino



SE ME HA VUELTO A HELAR  
EL AMA, LAS MIRADAS, LOS SUEÑOS...







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