"TÚ ERES EL MESIÁS
EL HIJO DE DIOS VIVO"
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
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Mateo 16,13-19
Pedro declara que Jesús es el Mesías 13 Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo preguntó a sus discípulos: – ¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre? 14 Ellos contestaron: –Unos dicen que Juan el Bautista; otros, que Elías, y otros, que Jeremías o algún profeta. 15 –Y vosotros, ¿Quién decís que soy? –les preguntó. 16 Simón Pedro le respondió: –Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente. 17 Entonces Jesús le dijo: –Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque ningún hombre te ha revelado esto, sino mi Padre que está en el cielo. 18 Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a edificar mi iglesia; y el poder de la muerte no la vencerá. 19 Te daré las llaves del reino de los cielos: lo que ates en este mundo, también quedará atado en el cielo; y lo que desates en este mundo, también quedará desatado en el cielo. |
SOLEMNIDAD DE S. PEDRO Y S. PABLO
Jesús
es el príncipe de la Paz y la
ha establecido en el mundo sin utilizar sus medios de poder y de lucha; su
victoria ha sido una Paz que no tiene
vencedores ni vencidos.
·
El
amor no tiene límites,
pero los tenemos nosotros cuando queremos vivir su amor.
· El amor es el enemigo del mundo; y
el nuestro cuando queremos amar con nuestro amor.
El
mundo odia el amor.
A Jesús lo condenaron aceptando que, “había obrado bien”.
Jesús
nos demuestra que, el Amor es de Dios y
no nuestro ni del mundo.
Seguir
a Jesús,
y pasar por la vida deseando crecer en su amor, amando, es deseo de muchos, pero realidad
de pocos; porque al amor le
sigue la persecución.
· El amor es creído y amado o es perseguido.
Cuesta
aceptar plenamente a una persona que vive amando. ¡Ni los suyos la
aceptan!
Tenemos
el instinto de posesión; y cuesta amar, a quien decimos que amamos en
verdad y amor.
“Pedro estaba atado con
dos cadena”
ü Es un signo de lo que hace el mundo
con nosotros para no llegar a vivir la libertad de los hijos de Dios amando
al prójimo.
“Levántate aprisa”, y cayeron las
cadenas de sus manos.
·
Amar es levantarse del bienestar del
amor del mundo. Amar es liberarse de sus cadenas
Pedro
se figuraba que era una visión, hasta que reconoció que Dios lo
había liberado.
Es lo que pensamos cuando no somos capaces de
fiarnos del Amor divino.
Cuando no se acepta la fe y el amor, con que somos amados, se hace de Dios una ficción.
“Estoy a punto de ser derramado en libación…, he conservado la fe…, El Señor estuvo a mi lado…, el Señor me librará de toda obra mala y me salvará”
Celebramos a dos testigos a quienes Dios amó y perdonó.
·
La verdad de los Evangelios es que no nos ocultan la realidad de
los que Dios ha amado desde sus vidas de traidores y perseguidores suyos.
·
La verdad la revelan los Santos que, para manifestar que Dios ha sido bondadoso
con ellos, no ocultan su vida mundana, desde el orgullo de Pablo al pensar que tenía el saber de Dios y Pedro, confiado que era el poderoso
pescador de Galilea, cayendo en el temor de perder la vida, que
la quería dar por Jesús, negándole
como verdadero traidor.
Seamos humildes para aceptar el Don de Dios; pensemos que, si estos dos hombres han llegado a ser lo que son para la
Iglesia es porque, libremente, optaron por el amor conocido, y experimentado en sus vidas, hasta dar testimonio de su fe con su
sangre.
ü Para mí es muy importante la respuesta de Pedro a Jesús:
“Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”
Jesús le respondió: ”¡Dichoso tu, Simón … porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi
Padre que está en el celo…”
Esto, como le dice Jesús, no lo podía decir
Pedro, ni lo podemos decir nosotros porque, nadie puede decir “Padre” sin que Dios lo consienta.
Recemos conscientemente la oración de Jesús,
PADRE NUESTRO, y empecémosla aceptando que Jesús es el Hijo de Dios vivo.
ü Para
mí también es esencial la fidelidad
a la Iglesia, por ser la garantía de nuestra fe y de nuestro futuro.
S. Francisco de Asís, a los candidatos a ser Hermanos menores, les
examinaba del Credo de la Iglesia y de la promesa de fidelidad al Señor
Papa.
Podemos y debemos estudiar las Escrituras, pero
la elección de los Doce y las palabras
de Jesús a Pedro, dándole las llaves del reino de los cielos, es para creer y no negar.
Cuando las palabras, que pronunciamos, son de Dios, escuchamos la respuesta del mismo Dios; a nuestra palabrería Dios suele callar.
“¿Quién dice la gente que
es el Hijo del Hombre?”
No dice el “Hijo de Dios”, sino el “Hijo del Hombre” para mostrar que es hombre
verdadero.
No respondamos haciendo juicio, porque nos
podemos equivocar.
Se puede negar a Dios manifestándolo de
diferentes maneras; quizás son muchos los que, tal vez, no saben decir sobre
Él, pero son fieles, desde su
condición humana a su familia, a su
profesión con hechos y palabras de sinceridad, de amistad, de perdón, de
ejemplaridad de vida; por tanto, Dios
sabe quien dice verdad con su vida.
No “nos juzguemos buenos” pensando que, lo
somos “afirmando nuestra bondad”.
“Y vosotros, ¿quién decís
que soy Yo?”
La pregunta es concreta; la hizo Jesús a sus
discípulos y hoy nos la hace a ti y a mí.
ü
Te invito a que pongas un crucifijo entre tus manos, no para ver la imagen, que ya
conoces, sino para pensar en “Cristo
vivo y entrar en diálogo con Él”.
ü
Me quedo en otro diálogo con Él, después de agradecer lo que es Jesús para mí y
pedirle perdón. Pensar lo que
Dios ha hecho y hace por mí, el Dios Creador, el Dios redentor, el Dios
Amor que habita en mi alma, es para
guardar silencio y preguntarme y preguntarte:
ü
¿Nos detenemos a pensar lo que tú y yo
somos para Él?
ü Ojalá podamos decir todos,
desde el Espíritu que nos lo hace conocer:
Tú eres para mí el Mesías, el que me ha
liberado y reconciliado, el Hijo de Dios vivo, porque has resucitado después de
haber sido crucificado.
Federico Allara
SIEMPRE PARA TI
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