NADIE PUEDE SERVIR A DOS SEÑORES
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
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2 Corintios 12, 1-10
Mateo 6,24-34
DÍA 21 JUNIO CICLO -C
Servir es un verbo muy humano. Quien no vive en estado de servicio no está capacitado para convivir. Si adoptamos una actitud que, ante lo que “vemos que hay que hacer”, “nos retraemos y no lo hacemos”, sabiendo que el otro lo hará, “no estamos capacitados para una buena convivencia”.
· ¿Cómo entender la frase de Jesús?
Discerniendo
el concepto de servir.
En
sentido amplio la vida es un constate y
permanente servicio.
Desde “estar en casa” a “cualquier profesión” estamos sirviendo si somos
conscientes de lo que es una vida familiar o una profesión; estamos
en común relación de trabajo familiar o
profesional sirviéndonos mutuamente.
Jesús
siempre va más lejos; relaciona servir
con amar para discernir su frase:
“Nadie puede servir a dos
señores”
No somos esclavos, pero sí servidores. Lo que nos compromete en trabajo, en
vida familiar, social y religiosa, nos exige ser servidores de lo que optamos; y nos impide servir a lo que pueda ser contrario a la verdad
optada.
La globalización de la indiferencia es la que da la falsa creencia
al ser humano indefinido de
poder “servir a dos señores”; la
realidad nos dice que, no se puede ser socio de dos clubs
competitivos, ni de dos partidos políticos, ni de varios conceptos de vida de
fe…, porque se
dedicará al primero y no se hará caso del segundo.
Los
seres humanos nos creemos poderosos hasta para lo imposible, cuando en principio sólo podemos servir a
un señor.
“No podéis servir a Dios
y al dinero”
· Jesús concreta porque nos quiere libres y, no hay mayor medio que abra al paréntesis
a un máximo de esclavitudes que el dinero.
Esclaviza a quienes sirven al dinero como su señor y,
mucho más, a todos los que el mundo hace esclavos de los que tienen el poder del dinero.
Las guerras, las injusticias y toda clase de
corrupción no son el fruto de querer servir a dos
señores, sino el de ser esclavos de un señor.
Podemos ser muy buenos profesionales, pero si
nos domina el dinero o el poder no advertiremos al prójimo y no lo
serviremos; el poder o el deseo de poseer nos pueden cegar y no ver
lo que hacemos con el prójimo, que
siempre es pobre cuando necesita del
servicio de los demás.
“No estéis agobiados por vuestra vida”
Una cosa es creer en la Providencia divina
y otra es ser providencialistas.
Una persona sana, con fe o sin ella, contribuye al bien social del prójimo; quien es esclavo del poder,
del dinero…, nunca lo hace.
Millones de seres humanos viven agobiados,
aunque crean y confíen en Dios, porque
el mundo es indiferente a su sufrimiento y a percibir el dolor de la
inseguridad, el de su pobreza y el de su miseria.
“A cada día le basta su
desgracia”
Dios providente es también justo; sabe que algunos viven cada día en desgracia,
porque no tienen otros medios para salir de ella.
¡Triste ver cómo olvidamos el dolor ajeno,
mientras “ellos” lo soportan!
El poder y el dinero no son compatibles con el Evangelio.
Federico Allara
SANTORAL DEL DÍA
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