jueves, 19 de junio de 2025

“AMONTONAD TESOROS 

EN EL CIELO” 

 Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M


PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

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2 Corintios 11, 18.21-30

Mateo 6,19-23

Riquezas en el cielor
(Lc 12.33-34)
19 “No acumuléis riquezas en la tierra, donde la polilla destruye y las cosas se echan a perder, y donde los ladrones entran a robar. 20 Acumulad más bien vuestras riquezas en el cielo, donde la polilla no destruye, ni las cosas se echan a perder, ni los ladrones entran a robar. 21 Porque donde esté tu riqueza, allí estará también tu corazón.
La lámpara del cuerpo
(Lc 11.34-36)
22 “Los ojos son como la lámpara del cuerpo. Si tus ojos son buenos, todo tu cuerpo será luminoso; 23 pero si tus ojos son malos, todo tu cuerpo será oscuridad.t Y si la luz que hay en ti resulta ser oscuridad, ¡qué negra no será la propia oscuridad!

DÍA 20 JUNIO  CICLO  C

  Sólo esta frase es para meditar largamente la trascendencia de la fe. El cielo no es una palabra cualquiera. Nadie es un cielo, aunque se le diga a alguien.

Tampoco es un lugar y, menos, donde guardar “tesoros”.

Decir “Cielo” es decir Dios y, decirlo equivale a saber lo que se dice de Dios.

No es suficiente “creer en Dios”, y “creer en el Cielo”, sino aceptar la vida que conduce al “Cielo”; que no es otro que creer y vivir lo que Cristo nos ha enseñado con su Vida.

Ayer comentaba que, lo indefinido no sirve para nada, sea en la condición de fe o simplemente humana. La vida de cada día es una definición.

Cada día quedamos definidos ante Dios y ante el prójimo.

El “Cielo” lo tenemos bien definido, en lo que es y en lo que no es, en tanto que, a nuestra medida, aceptamos al Dios que es.

Es necesario definir los tesoros: Donde está tu tesoro allí estará tu corazón”.

Dice “estará”; Jesús no habla de estar sólo aquí, sino que, estaremos donde haya estado nuestro corazón.

Por esto nos advierte sobre el discernimiento de los tesoros.

“No atesoréis tesoros en la tierra”

Nos dice no atesorar tesoros”; pero no habla de lo que son o no tesoros.

La Vida de Jesús nos permite conocer y discernir los caminos, que conducen a atesorar riquezas, de los que conducen a guardar tesoros para el cielo.  

Las riquezas, de este mundo, hoy las tenemos y mañana no; incluidas las personas que amamos y las que nos aman. Todo en el mundo tiene su fin.

El primer tesoro que debemos guardar es el amor a las personas; pero un amor concreto, que tiene en consideración la vida del prójimo.

Estamos destinados por Dios a ser felices y, ¡cuánta felicidad nos perdemos y cuánta la robamos, a veces, a las personas que decimos que amamos!

La frase de Jesús tiene mucho que ver:

“Si tu ojo está sano, 

tu cuerpo entero tendrá luz

pero si tu ojo está enfermo, 

tu cuerpo entero estará a oscuras”

En esta frase no veamos un aspecto moral referido a la forma de mirar, sino pensemos  en la forma de “saber ver”.

-     Ver si el prójimo es pobre, está enfermo, vive en soledad;

-     Ver desde qué condición humana habla o calla.

- Ver la necesidad de amor que tiene cada prójimo, empezando por los más próximos, que es donde podemos ser un medio y un cauce de bienestar o de desdicha familiar.

“La lampara del cuerpo es tu ojo

-    Como miramos, somos.

-  Como respondemos, a lo que vemos, mostramos nuestra manera habitual de ser.

La indiferencia, el egoísmo, el orgullo son la respuesta de la vida ante lo que vemos o no queremos ver.

“Si la luz que hay en ti está oscura, 

¡cuánta será la oscuridad!                   

Federico Allara

SANTORAL DEL DÍA

S. Silverio, Papa y mártir



NADIE ME PODRE ROBAR






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