ASCENSIÓN DEL SEÑOR
“VOSOTROS SOIS MIS TESTIGOS”
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Haz Clic en los textos para leer y orar)
Hechos 1,1-1 |
Efesios 1,17-23 |
Lucas 24,46-53
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DOMINGO DE LA ASCENSIÓN
CICLO -C
Hechos 1,1-11
“Jesús subió al cielo después de haber dado instrucciones a los Apóstoles, que había escogido movido por el Espíritu Santo”
Los
nombres de los Doce nos los pone S. Juan, en su visión apocalíptica,
sobre las murallas de la Nueva Jerusalén, uniendo el A.T. con el N.T al ser signo
de las doce tribus de Israel.
El A.T. es luz y promesa del
acontecer del N.T. y, Cristo Jesús,
con su Vida, cumple la promesa y es
Luz que ilumina toda la Historia del Dios revelado.
“Una vez que comían juntos les ordena que no
se muevan de Jerusalén, porque iban a ser bautizados con Espíritu Santo”
“¿Señor, es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?”
Sus mismos Apóstoles, cuando Jesús estaba por terminar su vida
en el mundo y, después de haber visto y oído tantas cosas inauditas de Él, no habían entendido aún el porqué de su
Vida entre nosotros.
¡Cuánta confusión tenemos, de Dios y del mismo Jesús, cuando no es creída su Verdad!
La restauración de Israel fue la reconciliación de la Humanidad, liberada
su libertad para que, todos pudiéramos optar por aceptar
poder ser hijos de Dios.
“No os toca a vosotros
conocer los tiempos o momentos que el Padre ha establecido con su propia
autoridad”
No aceptemos cuanto nos llegue, por medios “desinformativos”, bien
programados, palabras, mensajes de Santos y de Papas referidos a tiempos de
presente y futuro.
¡Creamos
sólo en Dios! Como decía Sta. Teresa: “Solo Dios basta”.
Efesios 1,17-23
Os
aconsejo leer y meditar el texto y, no sólo una vez.
“El Dios de nuestro Señor
Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación
para conocerlo, e ilumine los ojos de vuestro corazón”
No sobra ni una palabra…, y sí muchas de las nuestras, y de nuestro propio razonamiento.
Lucas 24,46-53
Nosotros creemos
porque se nos ha dado “la Gracia del don de la fe”; es inimaginable la experiencia de María Magdalena, los Apóstoles,
los discípulos de Emaús y los quinientos discípulos, como nos dice Pablo, al ver a Cristo resucitado, después
de su tristeza de verle muerto y sepultado.
“Los sacó hasta cerca de
Betania y, levantando sus manos, los bendijo…, se separó de ellos, y fue
llevado al cielo”
Hemos de creer que Cristo volvió a la
Gloria, que
tenía desde el principio; desde una espiritualidad de cruz, la Ascensión es un descenso.
En la Encarnación Cristo asumió nuestra naturaleza
pecadora, su Bautismo de Cruz hizo
de nosotros criaturas nuevas, hijos de Dios Padre y, la Fiesta de hoy, no es la separación de Jesús para
siempre, sino que, solo la fe
vive con alegría el hecho de que:
·
“Nuestra humanidad entra por primera vez
en el cielo”. Pronunciado por el Papa Francisco en un Regina
Caeli del año 2016.
Con Cristo, ascendido al Padre, nosotros
hemos ascendido en Él.
·
No es una
promesa, sino un hecho evidente por la
Ascensión de Cristo al Padre.
Los creyentes en la Verdad de Cristo, revelador de la Verdad de Dios, no sólo creemos en la inmortalidad del
alma, sino en la realidad de la
salvación de nuestra singularidad personal
y en la esperanza cierta de encontrarnos
con quienes en este mundo nos hemos amado; nos esperan
familiares, amigos y creyentes.
Pero no termina ahí la cosa. Jesús, al despedirse, les dice a los Apóstoles:
“Vosotros sois testigos de
esto”
¿De qué?
·
De que, el Mesías ha padecido y ha resucitado al
tercer día,
·
Para proclamar la conversión, el perdón de los pecados a todos los
pueblos, comenzando por Jerusalén.
Ser creyentes es anunciar, predicar y ser
testigos de que Cristo murió y resucitó. Hasta aquí es relativamente fácil.
-
Lo difícil es ser testigo, de la misma muerte de Cristo, si no vivimos y Celebramos la fe en su
Memorial hasta que vuelva.
-
Más difícil es hablar hoy del pecado; por el que Cristo fue revestido en su
Cuerpo inocente para ser Bautizado, con su propia Sangre, y recrear un ser
humano nuevo.
La referencia de ser pecadores no es
ninguna ley, sino el Amor del crucificado resucitado. Negar que somos pecadores es
desestimar la Vida, Pasión y Muerte de Jesús.
De ahí la importancia de la frase final del
texto:
“Quedaos en la ciudad hasta
que os revistáis de la fuerza que viene de lo alto”
La Vida de Jesús no puede ser creída desde nuestra sola
subjetividad ni, desde ella, sin un
Magisterio respecto a la interpretación de los textos.
La Ciencia teologal ha progresado y progresa
desde la fuerza de lo alto, que se le ha dado a la Iglesia, que somos
todos los bautizados; pero la sola
interpretación de los bautizados puede establecer una Iglesia dividida, que no sería la de Cristo.
Nuestra fe es mirar al cielo, que
esperamos como destino; pero esto sería una espiritualidad vertical. Hace falta unir, a esta verticalidad,
lo que dijo el Papa en el mismo “Regina Caeli”:
“El testimonio que cada domingo debería salir de nuestras iglesias para entrar
en las casas, en las oficinas, en los hospitales, en las cárceles, en las casas
de los ancianos, en los lugares llenos de emigrantes, en las periferias de las
ciudades…”
·
Vivir la fe en Cristo resucitado es la que transforma la vida en amor y en sentido.
Vivir la fe en Él es entender que, para ascender hay que
descender a la realidad de la vida.
El testimonio de los que han llegado a los
altares es simplemente éste:
·
Han
creído en Cristo Jesús que, por Amor gratuito nos ha salvado, que es más que creer en una inmortalidad por
ser la fe en “Dios Padre, Hijo y
Espíritu Santo”, que nos espera para
un abrazo eterno,
·
Y han dado testimonio con su vida en la
realidad de su tiempo.
Por esto, “ellos se postraron ante Él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría”
Federico Allara
PERMANEZCAN EN MI AMOR
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