“TANTO AMÓ DIOS AL MUNDO…”
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Haz Clic en los textos para leer y orar)
Hechos 5, 17-28
Juan 3,16-21
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DÍA 30 ABRIL CICLO -C
Todo
escrito, que sea para bien, es
importante leerlo palabra por palabra, y hasta detenernos en alguna de ellas, para
demostrar que escuchamos, lo entendemos
y agradecemos lo escrito y lo recibido.
La
Palabra de Dios es
noticia siempre nueva; pero no es el periódico, que ojeamos cada día la
parte que nos complace y dejamos de lado todo lo demás. Hacer esto con la Palabra de Dios o con
el medio por el que nos puede llegar, es demostrar el mismo interés que la noticia relativa de un
medio de comunicación.
El
texto de hoy comienza diciéndonos que, “Dios amó
tanto al mundo…”
Ø En
principio nos dice que, un Dios, que no
sea persona no podemos decir que
sea capaz de amar. Sólo amamos las personas, y no es nada fácil lograrlo.
Ø En
segundo lugar asentimos que Dios es Amor;
no es cualquier ser que nos imaginamos que ama.
Que Dios ame no es de
sentido común;
quiere decir que lo conocemos porque
aceptamos que se ha revelado amando.
· En tercer lugar nos dice el texto que,
“Tanto amó Dios al mundo
que entregó a su Hijo”
El mundo, desde
la fe, es lo que discrepa totalmente del pensar, decir y hacer de Dios;
es decir, que “Dios ama al enemigo”.
No
es suficiente quedarnos con esta frase para ver que, “estamos leyendo” sobre un Dios que, no depende de nuestra manera de pensar y sentir porque,
si la muestra de amar es entregar a su Unigénito quiere decir
que, Dios es Padre.
Si
leemos despacio la Palabra de Dios veremos cómo nos va introduciendo en la fe o,
decidimos, libremente, no querer
avanzar en su enseñanza.
· ¿Por qué y para qué nos ha dado,
Dios Padre, a su Hijo Unigénito?
“No para juzgar el mundo,
sino para que el mundo se salve por Él”
· Hay dos palabras más que se deben analizar:
“Perecer” y “tener vida eterna”
Estas
palabras nos plantean el interrogante de
la inmortalidad.
No
hay ser humano que esté en sus cabales que desee morir para siempre; lo
cual nos plantea la trascendencia de la
vida ante un hecho que supera nuestra capacidad de poder, de deseo y de
realidad.
No
es desde el interrogante de la
trascendencia el hecho de creer en Dios, como si la fe y Dios fueran un
acto de razón o de sentimiento humano.
· Dios
no es el fruto de un temor o de un deseo. ¡DIOS ES EL QUE ES!
· Dios es quien nos ofrece la fe para
poder decir que se cree en Él.
“El que cree en Él no
será juzgado”
Siguiendo
su lectura escuchamos que, este es nuestro propio juicio.
La
lógica de lo que sigue el texto es clara:
· Creer
es no ser juzgado al
aceptar la gratuidad del don de saber que Dios existe.
· No
creer es ya estar juzgado, por
preferir las propias tinieblas -lo que cada uno antepone
al don de Dios-.
“La Luz vino al mundo, pero
su Pueblo prefirió las tinieblas”
Federico Allara
SANTORAL DEL DÍA
s. Pio V, papa
TESTIGOS DE TU AMOR
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