“SI DIGO ESTO ES PARA QUE
VOSOTROS OS SALVÉIS”
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Juan 5, 31-47
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DÍA 3 ABRIL CICLO -C
Es
curioso que Juan,
que escribe entre los 75 y 90 años d. de Cristo empiece, en sus primeros capítulos el diálogo más claro y
contundente con los escribas y fariseos, planteándoles,
precisamente, su salvación sabiendo que, era un Pueblo salvado desde la liberación de Egipto.
Esto
nos advierte hoy de lo que pensamos sobre qué
es nuestra salvación humana integral.
“Vosotros enviasteis mensajeros a Juan,
y él ha dado testimonio en
favor de la verdad”
Pilatos le preguntó a Jesús qué era la Verdad y, Jesús no contestó;
como tampoco dijo una sola palabra cuando estuvo presente ante Herodes.
·
El silencio de Dios hoy es elocuente para los
que piensan que Dios calla.
Dios sigue hablando claramente en los hechos que vemos y tocamos; lo
que falta es la sensibilidad y la fe en
interpretarlos; como pudieron
tocar y ver las llagas de su Cuerpo.
Muchos de los silencios, interpretados por el mundo, son llagas abiertas del mismo Cristo,
que ya las sufrió en el Calvario.
·
El silencio es el mismo amor y paciencia divina que tiene hoy ante los que se asemejan a los escribas y fariseos, o
peor, a Herodes.
¡La Palabra jamás puede ser el silencio de
Dios!
“Nunca habéis escuchado la voz del Padre,
ni visto su rostro,
y su palabra no habita en vosotros,
porque al que Él envió no lo creéis”
Nos puede decir Jesús lo que le dijo a Felipe, cuando le pidió que les mostrase al Padre: “Felipe, tanto tiempo conmigo y aún no me conoces. Quien me ve a Mí, ve
al Padre”; no por identificarse en Persona, sino porque
creer en Cristo es realmente creer en
Dios, y Dios es Padre.
Los escribas y fariseos se apoyaban en la Ley
de Moisés para no creer que, Jesús era
la revelación del Dios que llamó a
Moisés, desde la zarza del Sinaí, cuando
Moisés escribió de Mí, dice Jesús.
“Si no creéis en sus escritos,
¿Cómo vais a creer en mis palabras?”
No
se trata solo de creer o no creer; Jesús
llamó a los Doce para ser testigos; y
todos los que le siguieron como discípulos sabían
que eran testigos de sus dichos y hechos.
Si
aceptamos el Don de la fe
· Creer
en Dios y no ser testigos es escuchar la voz de Santiago cuando dice que, demuestra su fe por las obras.
· Demos gracias
por ser testigos de creer en Jesús y en el Consolador, que nos ha enviado, el Espíritu Santo.
La primera de las obras es
ser
testigo en el mundo de la Verdad de
Dios.
Ser testigo de Dios es ser
instrumento de su Paz.
Jamás la Verdad se impone, ni juzga y ni es causa de violencia.
No
creamos en un testigo que imponga la verdad, que rompa la unidad, que no sea
instrumento de paz y que use de violencia, aunque sea desde lo oculto de su
obrar.
No por ser buenos y humildes somos testigos.
El hombre que acudió a
Jesús preguntando por la vida eterna era
muy bueno, hasta ser mirado con amor por Jesús, pero se marchó, muy triste,
pero se fue.
F. Allara
SANTORAL DEL DÍA
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