ESTAR DE DUELO Y LLORANDO,
Y RESISTIR EL DON DE LA FE
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
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Hechos 4,13-21
Marcos 16,9-15
Jesús se aparece a María Magdalena(Jn 20.11-18)9 Jesús, después de resucitado, al amanecer el primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había expulsado siete demonios. 10 Ella fue y lo comunicó a los que habían andado con Jesús, que entonces estaban tristes y llorando. 11 Al oirla decir que Jesús vivía y que ella le había visto, no la creyeron.Jesús se aparece a dos de sus discípulos(Lc 24.13-35)12 Después se apareció Jesús, bajo otra forma, a dos de ellos que caminaban dirigiéndose al campo. 13 Estos fueron y lo comunicaron a los demás, pero tampoco a ellos les creyeron.El encargo de Jesús a sus discípulos14 Más tarde se apareció Jesús a los once discípulos, mientras estaban sentados a la mesa. Los reprendió por su falta de fe y su terquedad, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado. 15 Y les dijo: “Id por todo el mundo y anunciad a todos la buena noticia.
DÍA 26 ABRIL CICLO -C
Los
niños cuando cogen una rabieta no atienden a razones; es lógico, son niños y no
saben usar la razón; incluso dándoles lo que piden, en su rabieta, se niegan a
aceptarlo. Los mayores lo comprendemos.
Jesús
nos ha dicho que fuéramos como niños para recibir el Reino de los cielos, pero
se olvidó de decirnos que lo procuremos sin rabietas.
María
Magdalena
tuvo el don que se merecía porque, durante su vida, después de su conversión amó mucho a Jesús y, a quien ama mucho más se le da. Ella fue la primera
que vio a Jesús resucitado.
“Jesús se apareció primero a María Magdalena.
Ella fue a anunciárselo a sus compañeros,
que estaban de duelo y
llorando… Ellos no la creyeron”
Realmente acompañaba a Jesús; todos se consideraban compañeros.
Es
la actitud de la rabieta de los niños; lo
lógico, de estar “de duelo y
llorando” por
la muerte de Jesús, es sorprenderse
del anuncio, e interesarse por las circunstancias que movían a Magdalena a
decirles que lo había visto vivo; además de contemplar su alegría y actitud al comunicarlo; motivo para recordar muchas palabras
repetidas de Jesús sobre este Hecho.
Los
discípulos de Emaús
también “fueron a anunciarles que habían visto al Señor, y cómo lo
reconocieron al partir el pan; pero
no los creyeron”
En
este
proceso, de llegar a experimentar
a Jesús, los anuncios, la comprobación evidente del Resucitado y la negación a
ser creídos, hemos de ver la veracidad
de los Evangelios.
Cuando
se pretende que nosotros tengamos fe en los testigos, quien no está seguro de
exponer la verdad tiende a ocultar lo
negativo, que puede provocar la
duda o la incredulidad; sin embargo, en
los Evangelios, que son la Verdad revelada de Dios, sus autores, testigos,
no encubren lo negativo de todos los
discípulos, incluido Pedro, que
fue llamado por Jesús a ser la Roca en
la visibilidad del Cuerpo de Cristo místico.
Fijémonos
en el respeto que Dios tiene a la libertad del ser humano,
que de Él procede, y sobre todo veamos
que, por más experiencias que podamos tener de Dios, el Hecho
trascendental y único de la Resurrección de Jesús precisa haber sido comprobado, con ojos y manos, para poder ser testigos veraces.
De
ahí que, en Dios sólo cree quien acepta
el Don de la fe, que no es una idea descendida del cielo en algunos
seres humanos, sino que empieza por reconocer que, los mismos discípulos necesitaron la experiencia personal de ver y
tocar al resucitado.
Nuestra
fe,
don de Dios, pasa por creer a los testigos, no sólo
porque lo son de verdad, sino por aceptar el cambio de vida radical, incluido Pablo, hasta dar la vida por la
Verdad de la Vida, Muerte y Resurrección de Jesús.
“Por último, se apareció Jesús a los Once,
y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón,
porque no creyeron a los que lo habían visto
resucitado”
Dios nos dé fe para creer desde lo que objetivamente nos revela, sin olvidar
que, no creer a quien dice la Verdad de
Dios es ser incrédulo y duro de corazón, dice Jesús.
Su
Sangre tiene un precio.
F. Allara
SANTORAL DEL DÍA
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