"JESÚS SE SENTÓ EN LA BARCA
Y COMENZÓ A ENSEÑAR A LA GENTE"
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Lucas 5,1-11
V DOMINGO TIEMPO ORDINARIO
CICLO -C
Isaías 6,1-2.3-8
El
Profeta Isaías piensa que está perdido después que el Señor le ha hecho ver
y oír la voz de los Ángeles.
Quedó
purificado simbólicamente por
la
brasa que tocó sus labios.
Escuchando
la voz del Señor: “¿A quién enviaré?
Contestó: “Aquí estoy, mándame”
I Corintios 15,1-11
“Os recuerdo el Evangelio
que os anuncié y que vosotros aceptasteis”
El
Evangelio,
que es Cristo, ha de ser anunciado.
Cada
lectura que hacemos del Evangelio, cada predicación, cada
palabra dicha en el hogar en su Nombre, y sobre todo a los hijos desde muy
temprana edad, es un anuncio, que
debe ser escuchado y aceptado,
“porque
nos está salvando” ahora, por ser actual y real la
Salvación que Cristo hizo de una vez para siempre siendo Dios; su decir y hacer eran eternos, y es en cada tiempo
cuando debe ser escuchado, creído y
aceptado.
Anunciarlo desde la realidad de la propia vida.
Pablo
lo
anuncia “como
el menor de los apóstoles, indigno, porque había perseguido a la Iglesia”.
No se avergüenza, al contrario, afirma
ser el que es por la Gracia
de Dios.
En
Pablo vemos el ejemplo de hablar de sí mismo, desde el anuncio de lo que
Dios ha hecho en él; Pablo no se
anuncia a sí mismo sino a Cristo.
Estos
son los verdaderos educadores en la fe.
Lc 5,1-11
El
texto está cargado de signos.
·
“Estar de pie” es
signo de estar ante Dios dignamente,
porque su vida complace al Padre.
·
Vio dos barcas:
Ø Una
era la de Pedro, vemos el signo de
elegir esta barca para hablar.
.Pide
a Pedro que aparte un poco su barca. Es signo de que
Él, que se ha hecho Hombre para ser Dios-con-nosotros, no deja de SER EL OTRO.
Es
decir, que este signo es para que
veamos las dos realidades en Él:
-
La
cercanía, hasta tocarnos, y
-
El
respeto que hemos de tener a Dios, que “se
ha hecho uno de tantos”, pero que le hemos de creer y amar como Maestro y
Señor que es.
Ø La
otra es signo del pueblo, que va
a recibir su Palabra y la elección
·
Jesús
se sienta para enseñar; es
signo de ser el Maestro, que educa desde su cátedra, que no
es una universidad, sino una barca; porque no es el lugar el que lo
dignifica, sino que es Él quien magnifica el lugar.
Cuando
acabó de hablar, ordena a Simón que “reme mar adentro y eche las redes”. Quiere
mostrar a Simón que es dueño del mar.
Jesús,
como hombre que enseñaba, no tenía que saber de las cosas de la mar, a pesar de
todo, Simón obedece.
· Otro
signo, tal vez de los más importantes para una vida espiritual, que
desea alcanzar medidas de Gracia: la
obediencia como virtud.
Obedecer al Espíritu de
Jesús es
tener la experiencia de ver que, no es nuestra pericia ni nuestro
talento, sino que, donde nosotros no
podemos, Dios puede y lo hace. Es el signo de aceptar que somos dignos instrumentos
en manos de Dios, que respeta nuestra libertad.
Simón
hubiese podido seguir en su razonamiento de no haber pescado, y no
echar las redes.
Simón
reconoce
cuál era su actitud interior cuando Jesús le dijo que echara las redes, por
esto, ante la experiencia de ver lo
sucedido, se echa a sus pies.
“Señor, apártate de mí,
que soy un hombre pecador”
¿A qué vino Jesús al mundo?
A quitar el pecado de la conciencia de los
seres humanos y a vencer los enemigos del hombre: mundo, demonio y
muerte.
Y Jesús va a pronunciar una frase, que es signo
de la fidelidad a su Palabra:
“No temas;
desde ahora serás pescador de hombres”
El texto nos dice que, “sacaron las barcas a
tierra y, dejándolo todo, lo siguieron”
Lo importante, siendo un signo más para nosotros, es que aparcaron las barcas, como
los profetas, como quien decide obedecer
a Jesús siguiéndole.
Marchar tras Jesús, desde el signo de dejarlo todo, no
quiere decir que estos cuatro hombres habían alcanzado su perfección.
Tal cual eran optaron por seguir a Jesús. Empezaba el tiempo de convivir con Él y
de tener que dialogar e incluso discutir lo que no entendían, porque no
era fácil pasar de ser discípulos de la Ley, a ser discípulos del Amor.
“La paciencia de Dios es nuestra Salvación” (2 Ped.,3,15), es la que tuvo
Jesús con todos los discípulos que llamó.
Los que deseamos ser seguidores de Cristo sabemos de su Misericordia y de nuestra
tardanza en convertirnos a lo que vamos
entendiendo día a día de su Vida.
¡Cuántos hechos y dichos a meditar de Jesús y
sus Apóstoles, desde el día que fueron llamados uno a uno, hasta el día de
Pentecostés!
La conversión nunca es cosa nuestra, sino de los que aceptan la voz del Espíritu
en el suyo.
Dios dispone el tiempo y la hora.
F. Allara
SANTORAL DEL DÍA
sANTA Apolonia, virgen y mártir
de Alejandría en Egipto
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