sábado, 4 de enero de 2025

CRISTO ES DIOS REVESTIDO DE HUMANIDAD 

Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

(Clic en los textos para leer)

Juan 1,1-18

LA REVELACIÓN DE DIOS EN JESUCRISTO (1–12)
1 Prólogo (1.1-18)
En el principio ya existía la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Por medio de él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin él. En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no han podido apagarla.
Hubo un hombre llamado Juan,g a quien Dios envió como testigo, para que diera testimonio de la luz y para que todos creyesen por medio de él. Juan no era la luz, sino uno enviado a dar testimonio de la luz. La luz verdadera que alumbra a toda la humanidad venía a este mundo.
10 Aquel que es la Palabra estaba en el mundo, y aunque Dios había hecho el mundo por medio de él, los que son del mundo no le reconocieron. 11 Vino a su propio mundo, pero los suyos no le recibieron. 12 Pero a quienes le recibieron y creyeron en él les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios. 13 Y son hijos de Dios, no por la naturaleza ni los deseos humanos, sino porque Dios los ha engendrado.
14 Aquel que es la Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros lleno de amor y de verdad. Y hemos visto su gloria, la gloria que como Hijo único recibió del Padre. 15 Juan dio testimonio de él diciendo: “A este me refería yo cuando dije que el que viene después de mí es más importante que yo, porque existía antes que yo.”
16 De sus grandes riquezas, todos hemos recibido bendición tras bendición. 17 Porque la ley fue dada por medio de Moisés, pero el amor y la verdad se han hecho realidad por medio de Jesucristo. 18 Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo único, que es Dios y que vive en íntima comunión con el Padre, nos lo ha dado a conocer"

II DOMINGO DE NAVIDAD CICLO  C

Ecl 24,1-2.8-12

¡Con cuántos atributos revestimos a Dios!, pero ningún atributo lo identifica.

Dios es el que ES; nada sabemos de su Ser. Ha sido su Amor el que ha hecho que podamos conocerle desde su revelación. Hemos sido creados con Amor para este fin.

El ser humano halla su razón de ser, y el sentido de su vida y el de su futuro, en Dios.

La Sabiduría, de la que trata hoy la primera lectura, es atributo divino; y nosotros poseemos este atributo aceptando la fe que nos ilumina en el conocimiento de Dios.

·     Es un saber desde la gratuidad divina; por lo que este don cabe en las personas más sencillas y humildes, precisamente por ser don y no un alcance del poder humano.

·       Este atributo divino es eterno, y fue dado a conocer en el tiempo por el autor de este libro, Ben Sira.

·       La Sabiduría ha conducido al Pueblo de Israel, y ha establecido su morada en Sión.

·       La Sabiduría, ofrecida por Dios, puede ser pensada como carga cuando no está Él.

Esta es la contradicción; cuando hablamos de “este saber” nos parece ser una facilidad para el ser humano. No confundamos la inteligencia humana, que puede llevar a la vanidad y a la distancia entre los seres humanos, con el Don de la sabiduría, que engendra la humildad y la unidad desde saber que no está al alcance de la sola razón.

De ahí que el seguimiento de la voluntad de Dios sea un gozo y no una carga.

La Sabiduría Divina se ha humanizado en Cristo Jesús para quien cumplir la voluntad del Padre, en medio de la persecución y condena, ha sido revelación de que, amar a Dios es gozo del alma, aun pendiendo de una Cruz.

Jn.1,1-18

Vemos como la revelación divina se ha hecho en el tiempo para que el ser humano fuera asumiendo el conocimiento divino desde sus posibilidades acomodadas a su condición temporal.

Dios no se anticipa en enseñar cuando no estamos capacitados para poder entender.

Pero de igual modo como, llegada la plenitud de los tiempos -frase que tiene su sentido dentro de la Historia de Salvación- Juan fue capaz de asumir la Verdad que Jesús mostró del Padre, y de su propia identidad divino-humana, para que nosotros seamos capaces hoy de poder entender desde su frase:

“En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios”

·       Cristo, siendo el Hijo de Dios, encarnado en María, es anterior al tiempo.

Cristo es Dios revestido de Humanidad, que da sentido a la primera frase del Génesis:

“Al principio”, antes del tiempo, “eternamente existía la Palabra”, que es el Hijo eterno engendrado por el Padre, con la misma Naturaleza divina, “por la que todo ha llegado a la existencia”

“Por medio del Verbo se hizo todo, 

y sin él no se hizo nada”

De ahí que, desde la fe, todo hable de Dios a los seres humanos que viven de su espíritu encarnado (no olvidemos que somos una unidad indivisa y buena de cuerpo y alma) con el saber que nada es Dios, pero reconociendo por fe que Cristo es la Humanidad por la cual vemos y tocamos lo invisible de Dios, porque

“En Él está la Vida, y la Vida es la Luz de los hombres”

Desde el conocimiento de la Vida de Cristo, los seres humanos hallamos la Luz que da sentido a todos los momentos de nuestra vida, incluidas todas las muertes; porque su Luz es eterna y nuestra vida temporal resucitada ya en Él.

Porque la Vida del Dios eterno “Vino al mundo; en el mundo estaba.

El mundo se hizo por medio de Él, 

y el mundo no lo conoció.

Vino a los a su casa, y los suyos no lo recibieron”

 Porque,

“El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”

El Verbo es quien ha Muerto y Resucitado, sigue vivo entre nosotros, y viene cada día a su casa, con el deseo de entrar en cada hogar para seguir revelando la Verdad divina al ser humano que, en medio de su poder y progreso, no sabe salir de las tinieblas de una existencia sin sentido, cuando su vida está orientada hacia la división de su cuerpo y de su alma, perdido el sentido de su propia unidad y trascendencia; es un tiempo en que muchos de los suyos no lo reciben.

Dios es Dios; y no hay auténtico sentido de la vida religiosa cuando no se le acepta tal cual Es y se nos ha dado.

Cuando una persona no es aceptada en su integridad no podemos decir que la consideramos en su dignidad; así mismo más trascendente es lo que hacemos con Cristo.

“A cuantos lo recibieron, 

les dio poder ser hijos de Dios,

a los que creen en su Nombre”

No se trata de creer o no creer, o creer desde nuestra condición; se trata de aceptar ser hijos de Dios Padre, y de heredar su Reino. Lo cual no está dentro de nuestra capacidad, sino desde aceptar la sabiduría que procede de la fe, que ilumina la razón y da sentido a su misma capacidad de trascendencia y de felicidad por este saber gratuito aceptado.

“Porque la Ley se dio por medio de Moisés, 

la Gracia y la Verdad nos han llegado por medio de Jesucristo”

“A Dios nadie lo ha visto jamás; 

Dios unigénito (el Hijo) que está en el seno del Padre, 

es quien lo ha dado a conocer”

Ef 1,3-6.15-18

Dios nos ha bendecido en su Hijo, y esta bendición es eterna y permanece en el tiempo.

Cristo es caudal de bendiciones divinas.                                                  

                                                                                                                                            F. Allara

SANTORAL DEL DÍA

s. Angela de Foligno, religiosa franciscana



PALABRA ENCARNADA 



 

 

 


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