martes, 24 de diciembre de 2024

TODO SE NOS HA DICHO 

EN SU PALABRA 

 Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

(Clic en los textos para leer)

Juan 1, 1-18
LA REVELACIÓN DE DIOS EN JESUCRISTO (1–12)
1 Prólogo (1.1-18)a
En el principio ya existía la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Por medio de él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin él. En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no han podido apagarla.
Hubo un hombre llamado Juan, a quien Dios envió como testigo, para que diera testimonio de la luz y para que todos creyesen por medio de él. Juan no era la luz, sino uno enviado a dar testimonio de la luz. La luz verdadera que alumbra a toda la humanidad venía a este mundo.
10 Aquel que es la Palabra estaba en el mundo, y aunque Dios había hecho el mundo por medio de él, los que son del mundo no le reconocieron. 11 Vino a su propio mundo, pero los suyos no le recibieron. 12 Pero a quienes le recibieron y creyeron en él les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios. 13 Y son hijos de Dios, no por la naturaleza ni los deseos humanos, sino porque Dios los ha engendrado.
14 Aquel que es la Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros lleno de amor y de verdad. Y hemos visto su gloria, la gloria que como Hijo único recibió del Padre. 15 Juan dio testimonio de él diciendo: “A este me refería yo cuando dije que el que viene después de mí es más importante que yo, porque existía antes que yo.”
16 De sus grandes riquezas, todos hemos recibido bendición tras bendición. 17 Porque la ley fue dada por medio de Moisés, pero el amor y la verdad se han hecho realidad por medio de Jesucristo. 18 Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo único, que es Dios y que vive en íntima comunión con el Padre, nos lo ha dado a conocer.

NATIVIDAD DEL SEÑOR

DÍA 25 DICIEMBRE   CICLO  -C

Llega una nueva Navidad. Nació un Niño en condiciones de extrema pobreza hace dos mil años. Nadie supo quién era, pero hubo acontecimientos que asustaron a los sabios y poderosos, que debían alegrarse de la noticia.

Sólo los poderosos, los que viven bien, no necesitan que alguien les libere, porque liberarles es hacerles perder su poder y su gloria en su mundo.

La vida de este Niño la conocemos: pasó haciendo el bien, reconocido hasta por sus enemigos; de su bien nos hablan los que no tenían voz; a estos, naciendo Dios-Niño dedicó su vida: niños, mujeres, enfermos, leprosos, paganos...

Hoy siguen siendo algunos sabios y poderosos los que dominan lo que llaman progreso, cuando es el espacio donde abunda la pobreza, la miseria, la inseguridad de la mayoría.

En aquel entonces, desde que nació este Niño se le ha intentado matar y su destino fue la Cruz creyendo, quienes le condenaron, haber matado el miedo a perder su saber y su poder, fuera o no fuera Dios.

También hoy se procura matar, en la conciencia de las gentes, la Verdad de este Niño, y se logra; porque ¿a qué se reduce la Navidad?

·       A un sincretismo de formas donde el Nacimiento de Jesús y la Verdad de ser Dios entre nosotros, y ver a los pastores y a los sabios adorando a este Niño nacido del seno de María queda reducido, en el mejor de los casos, a unas figuritas, que los niños pronto no sabrán que significan, olvidados prácticamente del Dios que ha venido a liberarnos de toda injusticia, de toda esclavitud, y del pecado -del que ya no creen muchos cristianos-, permitiendo que los sabios y poderosos escondan la Verdad desde sus Ideologías y desde una religiosidad, que olvida la Verdad de los hechos:

Ø La Verdad de este Niño, que engendró, y sigue engendrando, la esperanza y el sentido de la vida en medio de la tribulación en los que creen que, quien nace en cada Navidad es el Hijo de Dios.

Por esto las lecturas nos hablan:

Is 52,7-10

“¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la Paz, que trae la Buena Nueva!

Desde que el ser humano es consciente de su vida ha deseado la paz.

·       Desear es propio de nuestra condición humana, pero hay que objetivar lo que se desea; no es fácil concebir qué es la paz, ni todo lo que se desea es un bien para la vida.

Muchos son los que anuncian paz.

El salmo 119 dice que: odian la paz; cuando yo digo: “Paz”, ellos dicen: “Guerra”.

Quien desea la guerra no trae la Buena Nueva, porque sólo desea la paz que le beneficia a él; y los medios por conseguirla son las armas ideológicas o religiosas que separan al prójimo que no es de los suyos.

“El Señor consuela a su Pueblo, llamado a ser instrumento de paz para toda la Humanidad”

Su Pueblo no aceptó los pasos del mensajero que la anunciaba para todos, rescatando a la Humanidad de las garras de los que sólo la desean para sí mismos desde sus programas de “liberación parcelada”.  

“Ahora es la Iglesia la que deber ser el hogar de la Humanidad”

Si hay algún cristiano que no lo entiende, y separa, sigue negando los pasos del mensajero, aunque esté dentro del redil, porque ¡Él es la Paz!

He 1,1-6

Creamos lo que nos dice Pablo; la fe demanda creer a los testigos que nos dicen la Verdad de Dios.

La verdadera fe da gracias a Dios por aceptar los medios con los que se ha servido para dialogar con la Humanidad de cada tiempo, aunque haya sido por medio de su Pueblo.

“En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo”

No le dijo jamás a un ángel: “Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy.  Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo”

Estas frases son una lógica explicación que aclara el don de la fe; desde la distinción

·       Del Hijo único, engendrado eternamente,

·       De Cristo, Dios por el Hijo, y

·       Jesús Hombre verdadero, hipostáticamente uno, para que nosotros creamos que Dios llama hijo a Jesús de Nazaret, engendrado en el Hijo, siendo Padre de Cristo. ¡Vivamos la Navidad como verdaderos cristianos!

Jn 1,1-18

Creemos en Dios aceptando la revelación, que hace de sí mismo por la mediación de Jesús, la Roca, que nos lo ha identificado como Dios, uno y trino, como final de la revelación.

Todo se nos ha dicho en su Palabra, hecha Hombre, para que nuestra vida de creyentes la siga escuchando.

·       NAVIDAD es creer que Dios nos ama. Es creerte que Dios te ama a ti.

El Amor nunca puede ser de un Dios impersonal que no sabe amar.

·       NAVIDAD es cuando respondemos a la fe de este Niño, que no es una fantasía del pasado, sino el mismo Dios que en su Palabra creó el mundo y nos creó a ti y a mí, y que se hace Hombre para mostrarnos su amor cercano.

Hay que creerlo; somos nosotros los que creamos fantasías pensando en amores e inmortalidades que no pueden ser verdad si no lo es Dios nacido Niño y recostado en un pesebre.

“En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios

En el principio significa antes que hubiera un comienzo temporal, es decir, en el principio era lo eterno; la Palabra es eterna, por esto estaba junto a Dios.

Estar junto a Dios en la eternidad es ser Dios, y “la Palabra era Dios”.

“Al mundo vino, y en el mundo estaba”

La Palabra se hizo Hombre; el Dios eterno entró en nuestra condición humana y temporal.

¿Qué significa que Dios haya tomado nuestra condición humana?

·       Aceptar que Dios paseó por las calles, entró en las casas, levantó a los enfermos, que devolviera la dignidad a quien no la tenía, que los que no veían ni esperaban nada vieran con sus ojos y tuvieran pan en sus manos.

¿Quiénes lo vivieron?

·       Los que le siguieron admirados de sus palabras, de sus modos humanos de relacionarse, de contemplarse en Él como pobres, de verse acompañados y consolados por su Presencia que enriquecía su pobreza.

¿Qué significa creer en Jesús, hoy?

·       Admirarnos de que, lo que fue verdad ayer lo sigue siendo hoy; que sabemos que Dios va por nuestras calles, que nos visita en el hogar y come en nuestra mesa, que da paz a los que sufren y esperanza a los que mueren; pero también hoy es perseguido, vigilado, no creído, negado y condenado.

·       Aceptemos a Jesús y, tengamos compasión de su soledad, si entendemos su Presencia divina, que es la del Dios que nada le falta ni nada necesita, pero que nació bajo la protección de su Madre y de José, como buen padre, y elevó a categoría de madres y hermanos a sus discípulos, que ahora somos nosotros.

En este sentido hablo de tener compasión de Jesús, que por nosotros ha sido capaz de nacer, vivir y morir para darnos vida y esperanza eterna.

·       Aceptemos su Presencia en el silencio de su Espíritu en lo más íntimo y profundo de nuestro hogar, para sentir el gozo del don de la fe.

Entremos hoy en la pobreza de nuestra intimidad

·       Para adorar en ella, como el pequeño tamborilero y como fueron los pastores,

·       Para admirarnos de la belleza del Niño, que duerme en silencio en nuestro interior esperando nuestro “despertar”; las manos de María y José sostienen nuestra pobreza mientras vamos de camino.

No hagamos difícil lo que Dios ha hecho que sea fácil:

·       Poder conocer el Misterio y creer desde la Luz del Niño acostado en un pesebre.        

F. Allara

 

 SANTORAL DEL DÍA

s. Anastasia, mart. de Sirmio



For unto us a Child is Born, 
G,F.Haendel




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