LOS BAUTIZADOS SOMOS IGLESIA,
EL CUERPO RESUCITADO DE CRISTO
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
1 Reyes 17, 10-16 |
Marcos 12,41-44
XXXII DOMINGO T. Or CICLO - B
Heb 9,24-28
El
Templo era la Presencia de Dios en Jerusalén, en el Monte Sión,
y en él estaba el lugar Santísimo donde sólo entraba el Sumo Sacerdote de
turno.
Dice
el texto que “Cristo no entró en un santuario construido por
hombres, el lugar Santo de
los Santos, imagen
del auténtico por ser Él el Templo y la Presencia de Dios, sino
que entró en el mismo cielo par ponerse ante Dios” por
nosotros, y con nosotros.
Los
bautizados somos Iglesia, el Cuerpo resucitado de Cristo.
¡Qué
poco se piensa y se agradece esta dignidad
que sólo procede del Amor divino!
No
se agradece porque no se conoce, ni
existe, en muchos, deseos de conocerlo.
No
se valora que los bautizados
tengamos, por pura Gracia de Dios, más
dignidad que los Sumos Sacerdotes del Antiguo Testamento porque, roto el
velo que separaba el lugar Santísimo, nosotros,
como Pueblo sacerdotal, llegamos a los pies del Altar donde
llega Cristo resucitado.
Cristo,
por voluntad del Padre y por la invocación del Espíritu Santo, llega
permanentemente a los Altares, de “todas las naciones”, como Pan descendido del
cielo alimentando su propio Cuerpo,
“Para salvar, cuando
vuelva, a los que esperan el momento de recibirle"
No
hay que esperar llegar al cielo para asombrarse
de poder celebrar el Memorial de
Cristo, Muerto y Resucitado.
¡Qué
tarde para conocer la Eucaristía en
su realidad pudiendo disfrutar de Dios en el tiempo!
I Re 17,10-16
La
viuda de Sarepta fue sincera con Elías
“Vive el Señor, tu Dios,
que no me queda pan cocido;
sólo un
puñado de harina en la orza y un poco de aceita en la alcuza”
Pero
fue más creyente, confió en Dios por la
palabra del Profeta, y siendo pobre hasta pensar que iban a morir, obedeció a Elías.
“Ella se fue y obró según
la palabra de Elías”
A
Dios no llega quién le piensa o se lo imagina, sino quien cree y confía.
La
pobreza no existe; somos los seres humanos quienes podemos reconocer o no nuestra
pobreza. Todos vivimos experimentando la pobreza, y es desde ella desde donde puede nacer y crecer el ser humano creyente
y confiado.
Mc 12,38-44
Hoy
la Palabra de Dios,
en este evangelio, me deja en silencio
para un examen, que nos puede servir a todos.
La
vida,
por Gracia de Dios, nos sitúa a casi
todos como maestros; unos por
nuestro ministerio, otros por ser padres, otros desde vuestra profesión…, lo cual hace que, los hijos que todavía veneran a sus padres y
los que viven de sus profesiones nos vean como maestros.
Maestro
sólo lo es Jesús. Escuchemos sus
palabras
“¡Cuidado con los escribas!”
No
caigamos en soberbia, avaricia o
hipocresía, como dijo el Papa Francisco en un ángelus.
P.D.-
Sabéis lo ocurrido en este convento Santo Espíritu del Monte, de la O.F.M. Gilet (Valencia) ESPAÑA, donde formo parte de la Comunidad.
De momento no
puedo continuar escribiendo.
Que
el Espíritu Santo nos permita hacer lectura de muchos hechos actuales a través
de los cuales nos habla el Señor.
Unidos
en oración y en plena confianza en Él, sin
preguntar.
Todo
está en sus manos y nadie evitará su Plan de Salvación y su permanente revelación de Amor.
Descanse en paz nuestro Hn. Juan Antonio.
F. Allara
SANTORAL DEL DÍA
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