SI ALGUNO DE VOSOTROS
TIENE UN AMIGO…
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Gálatas 3,1-5
5 También les dijo Jesús: –Supongamos que uno de vosotros tiene un amigo, y que a medianoche va a su casa y le dice: 'Amigo, préstame tres panes, 6 porque otro amigo mío acaba de llegar de viaje a mi casa y no tengo nada que ofrecerle.' 7 Sin duda, aquel le contestará desde dentro: '¡No me molestes! La puerta está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada.' 8 Pues bien, os digo que aunque no se levante a dárselo por ser su amigo, se levantará por serle importuno y le dará cuanto necesite. 9 Por esto os digo: Pedid y Dios os dará, buscad y encontraréis, llamad a la puerta y se os abrirá. 10 Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra y al que llama a la puerta, se le abre. 11 "¿Acaso algún padre entre vosotros sería capaz de darle a su hijo una culebra cuando le pide pescado? 12 ¿O de darle un alacrán cuando le pide un huevo? 13 Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre que está en el cielo dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!" |
DÍA 10 OCTUBRE CICLO -B
A veces se compara el amor de amistad como si fuera igual a cualquier otro amor de libre opción.
Lo
digo así porque, los amigos se encuentran y las opciones de amar son consecuencia de un acto libre de elección.
Hay
amistades que revelan un gran amor, pero no debe compararse este amor de
amistad con las obligaciones y responsabilidades de una opción.
La
relación de amistad nunca es igual a la cotidianidad de una vida en común.
Con
el amigo se viven momentos, la opción de
vida es cotidiana.
Las
libres opciones de amar exigen más verdad
de amor que las de una amistad por grande y verdadera que
sea.
Lo difícil
de ambas maneras de amar es saber poner
los medios para perseverar en la amistad, y más en las opciones libres,
que hacen de la vida una forma concreta de amar.
Todo
amor responde
a su propia realidad.
El
mismo texto hace una clara diferencia entre el amor a un amigo y el amor a la
familia.
Me
llama la atención del texto la respuesta que da al amigo, que “va de madrugada” porque lo necesita.
“Si alguno de
vosotros tiene un amigo y viene a medianoche…
Y le dice:
No me
molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo
levantarme…
Sabemos
que la situación familiar desde la que hablaba Jesús era la que se vivía en
condiciones muy diferentes de las nuestras.
Abrir
la puerta era abrir el hogar donde
todos estaban presentes; pero aun así, me plantea lo dicho que, por más amor que se tenga a un amigo,
primero es la familia.
No
obstante, el texto también nos pide revisar
hasta dónde demostramos ser verdaderos amigos de los que tenemos como tales.
Un
amor, sea de amistad o de opción, que precise de una repetida insistencia para conseguir del amigo o del amado lo que necesita, no es verdad el amor de esta amistad o del amor
a la familia.
Responder
por la inoportunidad no es signo de
amistad ni de amar.
El
amor es una virtud del alma y ésta no tiene espacio ni tiempo.
Desde
la verdad del amor
no cabe la inoportunidad del amigo.
Son
otras causas las que envuelven el amor que mide
según quien sea y según el tiempo y el espacio.
El
texto pone otra vez la condición del amor de familia
“¿Qué padre
entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, mira la hora o la inoportunidad del
hijo?...
¿Cuánto más
vuestro Padre dará el Espíritu Santo a los que lo pidan?
Lo
de Dios es Pan por Cristo, desde el Espíritu Santo.
Dios
nos da mucho más que pan, y nunca somos inoportunos ante su Amor eterno.
F.
Allara
SANTORAL DEL DÍA
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