miércoles, 18 de septiembre de 2024

JESÚS MIRA AL CORAZÓN, Y SABE

QUE NECESITA AMOR Y PERDÓN

 Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M

Animación a la lectura 

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

(Clic en los textos para leer) 

1 Corintios 15,1-11

Salmos 117

Lucas 7, 36-50

Jesús en casa de Simón el fariseo
36 Un fariseo invitó a Jesús a comer, y Jesús fue a su casa. Estaba sentado a la mesa, 37 cuando una mujer de mala fama que vivía en el mismo pueblo y que supo que Jesús había ido a comer a casa del fariseo, llegó con un frasco de alabastro lleno de perfume. 38 Llorando, se puso junto a los pies de Jesús y comenzó a bañarlos con sus lágrimas. Luego los secó con sus cabellos, los besó y derramó sobre ellos el perfume. 39 Al ver esto, el fariseo que había invitado a Jesús pensó: “Si este hombre fuera verdaderamente un profeta se daría cuenta de quién y qué clase de mujer es esta pecadora que le está tocando.” 40 Entonces Jesús dijo al fariseo:
–Simón, tengo algo que decirte.
–Dímelo, Maestro –contestó el fariseo.
41 Jesús siguió:
–Dos hombres debían dinero a un prestamista. Uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta: 42 pero, como no le podían pagar, el prestamista perdonó la deuda a los dos. Ahora dime: ¿cuál de ellos le amará más?
43 Simón le contestó:
–Me parece que aquel a quien más perdonó.
Jesús le dijo:
–Tienes razón.
44 Y volviéndose a la mujer, dijo a Simón:
–¿Ves esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para los pies; en cambio, esta mujer me ha bañado los pies con lágrimas y los ha secado con sus cabellos. 45 No me besaste, pero ella, desde que entré, no ha dejado de besarme los pies. 46 No derramaste aceite sobre mi cabeza, pero ella ha derramado perfume sobre mis pies. 47 Por esto te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; pero aquel a quien poco se perdona, poco amor manifiesta.
48 Luego dijo a la mujer:
–Tus pecados te son perdonados.
49 Los otros invitados que estaban allí comenzaron a preguntarse:
–¿Quién es este que hasta perdona pecados?
50 Pero Jesús añadió, dirigiéndose a la mujer:
–Por tu fe has sido salvada. Vete tranquila"

DÍA 19 SEPTIEMBRE  CICLO  -B

Los ojos reflejan lo que la razón oculta y revelan nuestro interior.

Dice la Escritura: “¿Quién conoce la complejidad del corazón humano?”

No se refiere al corazón que sentimos palpitar, sino al que es signo de la vida y del amor humano.

Un fariseo rogaba a Dios que fuera a comer con él”

Jesús advertía con dureza la actitud de los fariseos. Aceptar la invitación revelaba no tener acepción de personas, y sus palabras eran las de quien ama para corregir, no para enemistar, como hacían los mismos fariseos.

Recostado a la mesa,

“Una mujer pecadora, al enterarse que comía en casa del fariseo....”

S. Lucas habla de una pecadora, ya que son diferentes las mujeres que acudieron a Jesús en semejante actitud. No la identifiquemos sólo en una, y menos con María Magdalena, ni con María la hermana de Lázaro.

Esta mujer demostró su fe, su amor y la necesidad de que alguien comprendiera el dolor de su alma, y no dudó entrar en casa del fariseo.

“Vino con un frasco de perfume

y llorando se puso a regarle los pies con sus lágrimas

los cubría de besos y se los ungía con el perfume”

Lo que desea el corazón del pecador, que reconoce su pecado, es que alguien lo ame y le perdone. No necesita nada más.

¡Sólo Dios, que Es Amor, puede perdonar al pecador! Y el pecador, que siente la necesidad del perdón de Dios, supera toda dificultad hasta ir a Él

“Volviéndose a la mujer, dijo al fariseo: ¿Ves a esta mujer?”

¡Claro que la veía! Por esto Jesús, conociendo su mirada, su corazón y lo que pensaba de ella, y de Él como Profeta, le dijo:

“Cuando entré no me pusiste agua a los pies; 

ella me los lava con lágrimas Tú no me besaste; 

ella en cambio, no ha dejado de besarme los pies

El gozo mostrado por esta mujer pecadora en lágrimas y en perfume, no es sólo por reconocer su pecado, sino por experimentar en Jesús el amor que nunca había conocido y la compasión de la soledad de su alma.

Esta mujer pecadora, al percibir que Jesús la deja que le toque, con tanto amor, capta de Él que conoce nuestro corazón, la mirada de nuestros ojos y nuestro pensar; su vida había sido todo “experiencia en relación de egoísmo y de engaño”.

“Por esto te digo, sus muchos pecados están perdonados, 

porque tiene mucho amor. Y a ella le dijo: 

Tus pecados están perdonados”

No reconocer el pecado es signo de no necesitar a Dios.

Grandes pecadores son testigos del gozo de su encuentro con Jesús.

“Al que poco se le perdona, poco ama”

No se trata de pecar, sino de tener casi más amor a Dios que fe.

F. Allara

SANTORAL DEL DÍA

s. Jenaro, obispo de Benevento y mártir

YO QUIERO AMOR, AMAR...


Un libro para orar en interiorizar la PALABRA DE DIOS
Sencillas reflexiones desde la experiencia personal del autor.
Nos ayuda a crecer, interiormente, en la Fe y amistad personal 
con Jesucristo acogiendo su PALABRA.





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