domingo, 1 de septiembre de 2024

 CRISTO HA VENIDO A CAMBIAR 
EL CORAZÓN DEL HOMBRE

 Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M 

Animación a la lectura 

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

(Clic en los textos para leer) 


Marcos 7,1-8.14-15.21-23

Lo que hace impuro al hombre
(Mt 15.1-20)
Se acercaron los fariseos a Jesús, junto con unos maestros de la ley que habían llegado de Jerusalén. Y al ver que algunos discípulos de Jesús comían con las manos impuras, es decir, sin haber cumplido con el rito de lavárselas, los criticaron. (Porque los fariseos –y todos los judíos– siguen la tradición de sus antepasados de no comer sin antes lavarse cuidadosamente las manos. Y al volver del mercado, no comen sin antes cumplir con el rito de lavarse. Y aún tienen otras muchas costumbres, como lavar los vasos, los jarros, las vasijas de metal y las camas.) Por eso, los fariseos y los maestros de la ley preguntaron a Jesús:
–¿Por qué tus discípulos no siguen la tradición de nuestros antepasados? ¿Por qué comen con las manos impuras?
Jesús les contestó:
–Bien habló el profeta Isaías de lo hipócritas que sois, cuando escribió:
‘Este pueblo me honra de labios afuera,
pero su corazón está lejos de mí.
De nada sirve que me rinda culto,
pues sus enseñanzas son mandatos de hombres.’
Porque vosotros os apartáis del mandato de Dios para seguir las tradiciones de los hombres.
14 Luego Jesús llamó a la gente y dijo:
–Escuchadme todos y entended: 15 Nada de lo que entra de fuera puede hacer impuro al hombre. Lo que sale del corazón del hombre es lo que le hace impuro. [
21 Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los asesinatos, 22 los adulterios, la codicia, las maldades, el engaño, los vicios, la envidia, los chismes, el orgullo y la falta de juicio. 23 Todas estas cosas malas salen de dentro y hacen impuro al hombre.

DOMINGO XXII T. ORDINARIO  CICLO  B

1 setiembre 22 T. Or. C. B 24

Desde la inquietud de buscar el rostro de Dios vale más, aceptar la veracidad de los encuentros-diálogo de Dios con Abrahán, Moisés y el Ángel con María, desde las formas de revelarlo la Historia de la Salvación, que todos los afanes religiosos, el pensamiento de los filósofos griegos y todas las Leyes que han contribuido al bien social.

Aceptar a Dios es hallar la respuesta íntegra al interrogante del ser humano, como dice S. Agustín, “nos hiciste para Ti y el alma no descansa hasta que te encuentra”.

A pesar de la necesidad que tenemos los seres humanos de encontrarnos con el verdadero Dios, unos por habernos elegido y otros con una actitud e inquietud de búsqueda, ¡cuántas veces!, teniéndolo todo, erramos en la respuesta cuando llegamos a conocerlo.

La realidad nos demuestra que no hay sociedad que pueda vivir sin ley, que son los senderos que hacen posible la convivencia humana. Nunca las leyes deben ser arbitrarias ni cerradas, sino que debe servir al bien de las personas en cada tiempo y lugar.

 

Dt. 4,1-2.6-8

Tomar Dios en posesión es vivir en plena libertad, porque Dios es plenitud en sí mismo, y lo que desea es que nuestra condición humana llegue a su medida según su voluntad.

Sus leyes son sabiduría para nuestra vida; por esto dice:

“No añadáis nada a lo que Yo os mando ni suprimáis nada, observadlos y cumplidlos (los mandamientos), pues esa es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia

Entonces dirán:

“Ciertamente es un pueblo sabio e inteligente esta nación”

Mantengamos nuestra acción de gracias a Dios por darnos la fe, y conservarla en medio de un estado de opinión programado donde no se valora tal inteligencia ni tal sabiduría.

 

St. 1,17-18. 2,22-27

“Poned en práctica la palabra y no os contentéis con escucharla,

engañándoos a vosotros mismos”

Con su Palabra Dios ha entrado plenamente en relación con el hombre.

La fe es práctica porque es relación permanente con Dios y el prójimo.

 

Mc. 7,1-8.14-15.21-23

“¿Por qué no caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores”

Las tradiciones eran el cumplimiento de una pureza exterior desde las prescripciones que, los Maestros habían hecho de los Mandamientos y de la Ley dada a Moisés.

Dios es quien les había dado la Ley y, Jesús vino a cumplir hasta la última tilde, para sublimarla con el mandamiento del Amor.

·         ¿Quiénes tienen más dificultad para cumplir la ley?

Los pobres, y éstos eran Jesús y sus discípulos, que no siempre podían lavarse las manos para comer, o tenían que coger espigas por el camino cuando no tenían nada que llevarse a la boca.

La misma pobreza obliga a veces no poder cumplir la ley.

La Tradición es uno de los tres pilares, con la Palabra de Dios y el Magisterio, con los que la Iglesia administra la Verdad divina que se le ha confiado.

Por la Tradición conocemos la vida de las primeras Comunidades cristianas y el fundamento de lo que se considera que ha sido dicho o querido por Jesús practicado por sus creyentes.

Veo en esta palabra, “Tradición”, no siempre acertada en su objetividad, uno de los problemas más actuales dentro de la Iglesia católica.

Apoyados en las tradiciones son demasiados los grupos radicales que, apoyados en maestros detenidos en el tiempo, y con un poder que nadie les ha dado, pasan por encima del Magisterio interpretando la Palabra, no para unir, sino para separar. Quienes no pensamos así somos  considerados “que no estamos en el camino correcto”; ésto mismo le preguntaban los fariseos a Jesús en relación, nada menos, con sus discípulos.

¿Por qué tus discípulos no siguen la tradicción de nuestros anatepasados?

¿Por qué comen con las manos impuras?

Este texto del Evangelio hoy nos ayuda a poder hacer un discernimiento  de la vida interior.

“Nada externo daña a la persona”

El mal brota del interior, de la intención que ponemos a nuestra vida en sus palabras y actos. La intención no se ve, pero la conoce Dios.

·       Todo lo que es causa de división personal y social, y más dentro de la Iglesia, es el pecado que a veces no queremos ver. Jesús pidió al Padre que fuéramos uno.

·       De la relación objetiva que tenemos con Dios, en Cristo y en la Iglesia, con todos los bautizados que la formamos y, la comunicación que tenemos con los demás seres humanos deducimos la verdad o mentira de nuestra manera de ser.

La realidad con que nos relacionamos, o las diferencias que marcamos, hablan de nuestra bondad o de nuestra indiferencia y falta de verdad.

La vida es real, no es un ideal, ni una fantasía subjetiva.

Dios, contra lo que muchos piensan, es el que nos sitúa con los pies en la tierra que pisamos.

Ø No tengamos ideas fijas, ni miremos el pecado sólo desde un ángulo moral.

Ø Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre.

Jesús nos dice lo que hace al hombre impuro. Estas palabras acreditan poder comer todos los alimentos”; como un día se le dijo a Pedro en una visión para revelarle que el Espíritu Santo se daba también a los paganos.

“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos”

·       Cristo ha venido a cambiar el interior del hombre.

¿Dónde apoyamos nuestra fe, y dónde y de quién la alimentamos?

                                                                                                                                                      F. Allara


SANTORAL DEL DÍA



SI NO ME DUELE...





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