“YO SOY EL PAN VIVO
QUE HA BAJADO DEL CIELO”
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Proverbios 9,1-6
Efesios 5,15-20
Juan 6,51-58
51 Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi propio cuerpo. Lo daré por la vida del mundo.” 52 Los judíos se pusieron a discutir unos con otros: –¿Cómo puede este darnos a comer su propio cuerpo? 53 Jesús les dijo: –Os aseguro que si no coméis el cuerpo del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida. 54 El que come mi cuerpo y bebe mi sangre tiene vida eterna; y yo le resucitaré el día último. 55 Porque mi cuerpo es verdadera comida, y mi sangre verdadera bebida. 56 El que come mi cuerpo y bebe mi sangre vive unido a mí, y yo vivo unido a él. 57 El Padre, que me ha enviado, tiene vida, y yo vivo por él. De la misma manera, el que me coma vivirá por mí. 58 Hablo del pan que ha bajado del cielo. Este pan no es como el maná que comieron vuestros antepasados, que murieron a pesar de haberlo comido. El que coma de este pan, vivirá para siempre" |
XX DOMINGO TIEMPO ORDINARIO
CICLO -B
Parece
que Jesús nos está diciendo lo mismo en estas últimas semanas.
Es
el discurso del pan de la vida.
Jesús
nos insiste, al final de su tiempo, hoy, porque
el pan de la vida es lo esencial de
la objetividad de la fe.
Este
Pan es el que nos distingue entre los mismos cristianos, y no
digamos de las dos mil religiones y filosofías humanistas.
Sólo
los católicos afirmamos la objetividad
de las palabras de Jesús en su realismo de Verdad.
Jesús
le dio las llaves a Pedro;
quiere decir que, la Iglesia católica
posee la defensa de la Verdad revelada desde
Jesús y desde el inicio de la Comunidad de creyentes en Él, por el testimonio
de la Tradición, transmitido por los
Santos Padre, comienzos de la vida cristiana.
”Yo Soy el
Pan vivo bajado del cielo”
a)
Yo
Soy,
soy Dios, el idéntico que le habló a Moisés.
b)
Soy
Dios vivo y personal,
no una energía ni una idea de tu razón.
c)
Soy
el Hijo enviado por el Padre.
Sólo
esta frase nos habla del Dios de Abrahán revelado como Dios Uno y Trino.
“El que coma de este Pan
vivirá para siempre”
Jesús
nos habla al corazón: El que coma de este Pan, aceptando lo que
digo, es la Fe con que ilumino tu razón, para que tu corazón confíe en Mí.
Comerlo
sin fe, porque he ido a Misa, o a un
entierro, o a una boda…, es
grave: no referido a un acto moral en sí, sino porque recibimos a Dios “teniendo las puertas del hogar cerradas”
recibiéndole sin fe o rutinariamente.
“El Pan que Yo daré es mi
carne para la vida del mundo”
Todos
somos parte del mundo. Creer, meditar, amar y agradecer este Pan
es lo que lleva a la conversión de lo que cada uno tiene de “mundanidad”.
“Si no coméis de este pan
no tenéis vida”
Una
cosa es “existir”, otra es “tener nuestra
vida” y otra tener la medida de vida
desde la fe en Cristo y, desde el Pan que celebramos y comulgamos.
“El que come mi Carne y
bebe mi Sangre tiene vida eterna”
En
el pan y en el vino consagrado está en cada uno El Cristo total.
La
vida eterna,
según la fe, no es algo que llega
después de la muerte, sino que Cristo
a unido lo eterno con el tiempo. Creer es poseer la vida eterna.
La vida de los Santos nos transmite lo
eterno en el tiempo; su vida es testimonio de lo que cree.
Morir
es pasar a vivir lo eterno para siempre, quedando la muerte
muerta.
“Y Yo lo
resucitaré el último Día”
Una
cosa es poseer la vida eterna y otra, la resurrección de la carne.
En
Dios,
que es Espíritu, todos seremos lo que
somos: seres espirituales que,
durante la vida, espiritualizamos el cuerpo;
como Cristo y María, que están en la Gloria en cuerpo, alma y espíritu.
“Mi Carne es verdadera
comida y mi Sangre verdadera bebido.
Lo
que acabo de decir sobre el hecho de la resurrección
es lo que vivimos en la Eucaristía.
Cristo
resucitado está en la Gloria en Cuerpo y alma y espíritu como Hombre verdadero
que fue en la tierra. Este Cuerpo que
murió en la Cruz es el que recibimos
en espíritu y verdad.
En
espíritu,
porque desde el cielo sólo desciende el
Hijo como Espíritu divino, que recibió el cuerpo desde la Maternidad de
María, y el Pan que desciende es el de
Cristo resucitado, que se nos da en
espíritu y en verdad como
comprobaron los Apóstoles y Tomas comprobando su objetividad humana.
“El que come…, habita en
Mí y Yo en él”
El
efecto de la comunión
no es el de comulgar y “digerir”, sino el
de una relación de fe, de verdad y de amor, que conllevan la experiencia de una vida común entre Dios y
el ser humano.
¡Qué
grandeza si llegáramos a creer un
poco lo que Dios nos permite celebrar de
su Memorial de Muerte y Resurrección!
Todo
es así porque “El Padre que vive me ha enviado”
Dios
es La vida.
“Y Yo vivo por el Padre,
del mismo modo, el que me come vivirá por Mí.
Estamos
llamados no sólo a existir ni a vivir según
la realidad del mundo y de nuestras propias circunstancias, sino que estamos llamados a vivir una vida según
Dios en Cristo, que para esto ha sido enviado.
· Dios es la razón de ser de nuestra
existencia y
de nuestra vida.
· Dios es quien da sentido a la realidad
de la vida,
desde que nacemos hasta después de la muerte.
Por
esto
“El que come este Pan
vivirá para siempre”
Vivirá
de forma diferente su existencia:
· Con experiencia de lo eterno en el tiempo,
· Y
la esperanza de lo eterno en Dios
según
la fe y el amor con que agradece la gratuidad del Amor divino en Cristo, por el
Espíritu Santo que se nos ha dado.
· Sin
olvidar a María nuestra Madre y a S. José,
custodio de nuestra vida y de nuestra buena muerte.
F.
Allara
SANTORAL DEL DÍA
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