miércoles, 7 de agosto de 2024

 ¿QUIÉN DECÍS QUE SOY YO? 

  Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M



Animación a la lectura 

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

(Clic en los textos para leer)


Jeremías 31,31-34

Salmos 50

Mateo 16, 13-23

Pedro declara que Jesús es el Mesías
(Mc 8.27-30; Lc 9.18-21)
13 Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo preguntó a sus discípulos:
– ¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?i
14 Ellos contestaron:
–Unos dicen que Juan el Bautista; otros, que Elías, y otros, que Jeremías o algún profeta.
15 –Y vosotros, ¿quién decís que soy? –les preguntó.
16 Simón Pedro le respondió:
–Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente.
17 Entonces Jesús le dijo:
–Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque ningún hombre te ha revelado esto, sino mi Padre que está en el cielo. 18 Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a edificar mi iglesia; y el poder de la muerte no la vencerá. 19 Te daré las llaves del reino de los cielos: lo que ates en este mundo, también quedará atado en el cielo; y lo que desates en este mundo, también quedará desatado en el cielo.
20 Luego Jesús ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.
Jesús anuncia su muerte
(Mc 8.31–9.1; Lc 9.22-27)
21 A partir de entonces, Jesús comenzó a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén, y que los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley le harían sufrir mucho. Les dijo que lo iban a matar, pero que al tercer día resucitaría. 22 Entonces Pedro le llevó aparte y comenzó a reprenderle, diciendo:
–¡Dios no lo quiera, Señor! ¡Eso no te puede pasar!
23 Pero Jesús se volvió y dijo a Pedro:

–¡Apártate de mí, Satanás, pues me pones en peligro de caer! ¡Tú no ves las cosas como las ve Dios, sino como las ven los hombres!


DÍA 8 AGOSTO  CICLO  -B

 

Leer el Evangelio es encontrarnos con Jesús, aunque haya estado escrito a partir de muchos años después de su Resurrección

Es la experiencia vivida de quienes lo han escrito, con el testimonio de su fe hasta dar la vida en amor y sangre.  

El Evangelio no es un libro más. Hay que abrirlo con fe y con amor.

Con estas virtudes, nuestro espíritu está en relación personal con Jesús.

Debemos ser humanamente respetuosos, como es nuestro trato con el prójimo, y no hacer interpretaciones rápidas y subjetivas, creyentes y no creyentes, porque es Palabra de Dios.

Jesús fue un ser humano como nosotros, convivió con los discípulos y "pasó haciendo el bien" a todos. Hoy vive Resucitado y pregunta a la Humanidad de cada tiempo de manera personal:


 “Y vosotros, ¿Quién decís que soy yo?


Es la relación de Dios con cada uno.  

Los creyentes decimos ORACIÓN a un “trato de amistad y amor con Dios”.

Esta palabra es concreta y objetiva. “Tratamos al Dios que Jesús nos ha identificado como Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo”.

Los que van camino del encuentro con Él no yerran si su espíritu acepta la Realidad revelada, aunque falte la luz del reconocimiento de esta Verdad.

No es caminar hacia el encuentro con Él si pensamos o creemos que Dios es subjetivamente una idea y Jesús un mito.

La Ciencia trabaja sobre hipótesis a partir de aceptar una realidad.

Igualmente, la razón nos pide, ante una realidad humana, encaminarnos al encuentro de nuestro prójimo, y más si realmente buscamos el encuentro con Dios


"Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo,

respondió Pedro. "Jesús manda no decir nada"


La afirmación que hacemos los creyentes debe que tener la garantía de Pedro, pronunciada después de su conversión habiendo pasado por la negación y la ruptura con la fe.

Fijémonos en lo que sigue porque vale para creyentes y no creyentes.

Una vez Jesús ha afirmado al espíritu de sus discípulos QUIEN ES les comienza a revelar lo que es difícil de entender para la razón que acepta de Dios su criterio subjetivo de omnipotencia.

 

“Ha de subir a Jerusalén y padecer mucho allí,

hasta ser ejecutado y resucitar al tercer día


Pedro, que acababa de hacer su profesión de fe, se lo lleva aparte y le increpa:


“¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte”


No todos los creyentes conocen y creen y aman el signo real, de ver a Cristo crucificado como revelación máxima del Amor trinitario.

¡Qué difícil es ponernos en la piel de Dios, si cabe la expresión, para aceptar la Verdad de su Revelación y el Amor con que nos ama!


“Quítate de mí vista, piensas como los hombres, no como Dios”


F. Allara



SANTORAL DEL DÍA

s. Domingo de Guzmán, sacerdote, 

fundador de la Orden de Predicadores



A JESÚS...









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