¿QUIÉN DECÍS QUE SOY YO?
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Jeremías 31,31-34
Salmos 50
Mateo 16, 13-23 |
DÍA 8 AGOSTO CICLO -B
Leer el Evangelio es encontrarnos con Jesús, aunque haya estado escrito a partir de muchos años después de su Resurrección.
Es la experiencia vivida de quienes lo han escrito, con el testimonio de su fe hasta dar la vida en amor y sangre.
El
Evangelio
no es un libro más. Hay que abrirlo con
fe y con amor.
Con
estas virtudes, nuestro espíritu está en
relación personal con Jesús.
Debemos
ser humanamente respetuosos, como es nuestro trato con el prójimo, y no hacer
interpretaciones rápidas y subjetivas, creyentes y no creyentes, porque es Palabra de Dios.
Jesús fue un ser humano como nosotros, convivió con los discípulos y "pasó haciendo el bien" a todos. Hoy vive Resucitado y pregunta a la Humanidad de cada tiempo de manera personal:
“Y vosotros, ¿Quién decís que soy yo?
Es la relación de Dios con cada uno.
Los
creyentes decimos ORACIÓN a un “trato
de amistad y amor con Dios”.
Esta
palabra es concreta y objetiva. “Tratamos
al Dios que Jesús nos ha identificado como
Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo”.
Los
que van camino del encuentro con Él no
yerran
si su espíritu acepta la Realidad
revelada, aunque falte la luz del
reconocimiento de esta Verdad.
No
es caminar hacia el encuentro con Él si
pensamos o creemos que Dios es subjetivamente
una idea y Jesús un mito.
La
Ciencia trabaja sobre hipótesis a
partir de aceptar una realidad.
Igualmente, la razón nos pide, ante una realidad humana, encaminarnos al encuentro de nuestro prójimo, y más si realmente buscamos el encuentro con Dios.
"Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo,
respondió Pedro. "Jesús manda no decir nada"
La afirmación que hacemos los creyentes debe que tener la garantía de Pedro, pronunciada después de su conversión habiendo pasado por la negación y la ruptura con la fe.
Fijémonos
en lo que sigue porque vale para
creyentes y no creyentes.
Una vez Jesús ha afirmado al espíritu de sus discípulos QUIEN ES les comienza a revelar lo que es difícil de entender para la razón que acepta de Dios su criterio subjetivo de omnipotencia.
“Ha de subir a Jerusalén y padecer mucho allí…,
hasta ser ejecutado y resucitar al tercer día”
Pedro,
que acababa de hacer su profesión de fe, se lo lleva aparte y le increpa:
“¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte”
No
todos los creyentes conocen y creen y
aman el signo real, de ver a Cristo crucificado como revelación máxima del Amor trinitario.
¡Qué difícil es ponernos en la piel de
Dios, si
cabe la expresión, para aceptar la Verdad de su Revelación
y el Amor con que nos ama!
“Quítate de mí vista…, piensas como los hombres, no como Dios”
F.
Allara
SANTORAL DEL DÍA
s. Domingo de Guzmán, sacerdote,
fundador de la Orden de Predicadores
A JESÚS...
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