miércoles, 28 de agosto de 2024

JUAN BAUTISTA, EL HOMBRE MÁS

GRANDE, DICHO POR JESÚS  

 Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M 

Animación a la lectura 
PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

(Clic en los textos para leer) 

1 Corintios 1, 1-9

Salmos 144

Marcos 6,17-29

17 Es que Herodes, por causa de Herodías, había mandado apresar a Juan y le había hecho encadenar en la cárcel. Herodías era esposa de Felipe, hermano de Herodes, pero Herodes se había casado con ella. 18 Y Juan le había dicho a Herodes: “No puedes tener por tuya a la mujer de tu hermano.”
19 Herodías odiaba a Juan y quería matarlo; pero no podía, 20 porque Herodes le temía y le protegía sabiendo que era un hombre justo y santo; y aun cuando al oirle se quedaba perplejo, le escuchaba de buena gana. 21 Pero Herodías vio llegar su oportunidad cuando Herodes, en su cumpleaños, dio un banquete a sus jefes y comandantes y a las personas importantes de Galilea. 22 La hija de Herodías entró en el lugar del banquete y bailó, y tanto gustó el baile a Herodes y a los que estaban cenando con él, que el rey dijo a la muchacha:
–Pídeme lo que quieras y yo te lo daré.
23 Y le juró una y otra vez que le daría cualquier cosa que pidiera, aunque fuese la mitad del país que él gobernaba. 24 Ella salió y preguntó a su madre:
–¿Qué puedo pedir?
Le contestó:
–Pide la cabeza de Juan el Bautista.
25 La muchacha entró de prisa donde estaba el rey y le dijo:
–Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista.
26 El rey se disgustó mucho, pero como había hecho un juramento en presencia de sus invitados, no quiso negarle lo que pedía. 27 Así que envió en seguida a un soldado con la orden de traerle la cabeza de Juan. 28 Fue el soldado a la cárcel, le cortó la cabeza a Juan y la puso en una bandeja. Se la dio a la muchacha y ella se la entregó a su madre.
29 Cuando los seguidores de Juan lo supieron, tomaron el cuerpo y lo pusieron en una tumba"


DÍA 29 AGOSTO  CICLO   -B

¡Cuánto valoramos, desde la fe, las palabras de elogio dichas por Jesús!

¡Bienaventurados los que escuchan su alabanza !

Natanael fue presentado como un israelita digno de tal nombre y, ¡no digamos la alabanza que reveló Jesús de Juan Bautista!.

Tres son las veces que la Iglesia celebra a Juan Bautista.

A pesar de esto, vemos que el Evangelio es muy parco en palabras sobre él..

Nos dice lo que nuestro espíritu necesita saber desde la fe, y nada más.

Los Evangelios no son un libro de Jesús, sino el mismo Cristo.

Se nos describen escuetamente dichos y hechos desde su Encarnación.

En la visita de María a su prima Isabel saltó de gozo Juan en las entrañas de su madre.

Jesús y Juan Bautista eran parientes, pero ningún Evangelio hace luego mención de este hecho; nos narran los avatares de sus vidas, que es lo que nos interesa, para dejar que sea nuestro interior el que dialogue con fe para crecer, sin imaginaciones, desde lo que se nos da para creer.

Juan Bautista había entregado su vida por Jesús mucho antes que Herodes entregara su cabeza a la hija de Herodías.

Herodes no lo quería matar, aunque lo tenía en prisión, porque sabía que era un hombre justo y recto, lo miraba con respeto y lo protegía.

Cuando lo escuchaba quedaba desconcertado, pero le gustaba escucharlo.

La Verdad siempre se admira aun cuando no se siga.

Lo absurdo de los hombres que matan, física o espiritualmente al prójimo que molesta, está en creer que, eliminando a los que viven y hablan en verdad solucionan su problema.

Su obstinación les impide ver que,

·       La Verdad es espiritual y que está por encima de las personas que son testigos.

·       La Verdad no muere y sigue viva cada momento en que uno entra en su interior, del cual nadie se priva.

La conciencia es una voz que procura nuestro bien; es como la sombra que proyecta la Luz sin que se pueda evitar.

¿Qué pudo sentir Herodías con la cabeza de Juan en sus manos?

Cortar cabezas, o cumplir juramentos por encima de la Verdad de Dios, es aumentar la complejidad del corazón y de la mente hasta el día de la Misericordia divina, que obra la conversión, o permanecer en la rebeldía sin hallar salida a la vida presente y futura.


“Al enterarse sus discípulos, 

fueron a recoger el cadáver y le dieron sepultura"


¡Qué diferencia espiritual entre los discípulos, que recogen el cadáver de Juan, que sigue siendo signo de vida y, Herodías, para quien tener para ella la cabeza de Juan es signo de muerte, aunque le parezca un triunfo!      

 F. Allara

 

SANTORAL DE DÍA

s. Sabina, romana, en su Iglesia del Aventino




BUSCANDO LA LUZ





























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