miércoles, 10 de julio de 2024

LA RECOMPENSA DE DARSE ES 

LA PAZ DE VIVIR EN COMUNIÓN 

 Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M 



Animación a la lectura PALABRA DE DIOS


5 minutos en nuestro "día a día"

(Clic en los textos para leer)


Proverbios 2,1-9

Salmos 33

Mateo 19, 27-29

27 Pedro entonces añadió:
–Nosotros, que hemos dejado cuanto teníamos y te hemos seguido, ¿qué vamos a recibir?
28 Jesús les respondió:
–Os aseguro que cuando llegue el tiempo de la renovación de todas las cosas, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono glorioso, vosotros, que me habéis seguido, os sentaréis también en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. 29 Y todos los que por causa mía hayan dejado casa, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o tierras, recibirán cien veces más, y también recibirán la vida eterna"


DÍA 11 JULIO  CICLO   - B


Hoy es habitual valorar el precio de lo que se da y, esperar la recompensa material; actitud que hace difícil entender bien la frase del título.

Pensar en recompensas hace casi incomprensible la palabra darse porque, no es dar, sino entregar lo que uno es.

Esto nos habla de la espiritualidad del ser humano por encima de la materialidad y del materialismo reinante.

Una palabra une a la otra en su entendimiento. Todo lo contrario de dar de sí mismo .

La paz no es la consecuencia de tener asegurada la vida materialmente, ni es la tranquilidad de saberse propietario de bienes, ni es vivir sintiéndonos triunfadores de las guerras de una mala convivencia.

La paz es el fundamento de la vida. No hay vida si la paz no inunda el alma.

La paz es experiencia de comunión, que significa mucho más que unión.

No hay comunión de vida y de amor donde se espera recompensa de todo.

No hay comunión cuando no se da de la propia vida; es limosna y distancia.

Dar sólo de lo que se tiene es vivir la satisfacción sutil de la vanidad y del poder, esperando agradecimiento aun del más pobre. ¡El error del poder! Todo lo contrario de dar y vivir la paz en comunión con el prójimo.

Lo digo en la fiesta  de S. Benito que habla de:

 “Avanzarse a honrarse los unos a los otros, a soportar con paciencia las debilidades ajenas, tanto físicas como morales, y que nada se anteponga absolutamente a Cristo”,

Y por el texto de hoy que nos habla de Pedro diciéndole a Jesús:

“Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos va a tocar?”

Cuando se mira y se espera la recompensa, de cuanto se dice y se hace, lo que se revela es el error de la propia estima, y la inconsciencia de no valorar lo que los demás nos dan.

Un egoísmo escondido o manifiesto es el vestido de quien mira el futuro apoyado en la seguridad de la recompensa.

Pedro no valora que Jesús haya ido hasta el Mar de Galilea a pronunciar su nombre y a llamarle a su seguimiento.

¿Cómo podemos vivir agradeciendo la gratuidad de la fe si no valoramos lo que Dios, en Cristo, ha hecho por todos y cada uno de nosotros, por ti y por mí?

La inmortalidad real y personalizada sólo nos la puede dar Dios. Desearla es aceptar a QUIEN nos la puede dar.

 “Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos y tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna”

El entendimiento de esta palabra de Jesús es la recompensa, incluso material, que comprende el espíritu humano, cuando entra por el libre camino de darse a Él viviendo la experiencia de la paz en comunión con Dios, con el prójimo y con las criaturas.

¡Qué gran recompensa!

F. Allara

 


SANTORAL DEL DÍA 

S. BENITO, ABAD, PATRÓN DE EUROPA




TE SEGUIRÉ


Te seguiré adonde quieras, 
Te seguiré, Señor, te seguiré.
 Te seguiré, dame las fuerzas. 
Te seguiré, Señor, te seguiré. 
 Te seguiré , te seguiré 
 aunque tu cáliz tenga que beber. 
 Te seguiré , te seguiré 
Sé Tú la roca que sostiene mis pies




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