El premio del amoR:
María Magdalena,
primer apóstol de la Resurrección.
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Cantar de los Cantares 3,1-4
Salmos 62 |
Juan 20,1-2.11-18
|
DÍA 22 JULIO SANTA MARÍA MAGDALENA
Tres hechos esenciales de la vida:
1. Dios que
viene. ¡Dios viene
siempre!
2. Encuentro. Siempre es Dios quien provoca el encuentro.
3. La búsqueda
sincera.
La inquietud que mueve el alma a permanecer en la
búsqueda después del encuentro.
No hay que pensar que una vez hallado, la vida tiene lo que esperaba.
La verdad del encuentro es permanecer en la inquietud pacífica del alma buscando; es decir, pidiendo
al Espíritu un mayor conocimiento de Jesús.
Jesús pasó y
curó a María Magdalena.
Hubo un encuentro
que cambió su vida
Siguió a Jesús, unida a las mujeres que lo acompañaban, hasta la muerte y después de la muerte.
La fidelidad del agradecimiento y del verdadero
encuentro con Jesús.
Después de sepultado, siguió buscando. “Quien busca, halla”.
No lo reconoce cuando es llamada como “mujer”, pero
sí cuando Jesús pronuncia su nombre:
¡María!
El premio del amor, de la perseverancia, de la
búsqueda: María
Magdalena, el primer apóstol de la Resurrección.
En la Eucaristía es Cristo quien viene. Es Cristo
quien pasa.
La Eucaristía no es Ley, es Amor.
Vivir la Eucaristía es vivir, cada día, el
encuentro con Jesús para ser durante el día apóstoles
de este encuentro.
El trabajo de cada uno, las relaciones humanas, la
realidad de la vida personal…, lo que el día nos traiga, ha de tener el sentido y el testimonio de la verdad de este encuentro.
Aprendamos de los testigos que nos muestran la experiencia de su encuentro con Jesús y lo que supuso en sus vidas para siempre.
Tenemos el Espíritu Santo, que nos
conduce al encuentro y conocimiento del Maestro; y miles de testigos,
que nos ayudan a este conocimiento y encuentro, siempre desde la fidelidad a la
Iglesia.
Pues, no todo vale, desde lo que se nos dice de
Dios y de los testigos.
La garantía del Bien que Dios nos ofrece, la
tenemos en la Iglesia.
F. Allara
SANTORAL DEL DÍA
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