miércoles, 29 de mayo de 2024

 ¿QUÉ QUIERES QUE HAGA POR TI?

Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M

Animación a la lectura PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

(Clic en los textos para leer)


1 Pedro 2,2-5.9-12

Salmos 99

Marcos 10,46-52

Jesús sana a Bartimeo el ciego
(Mt 20.29-34; Lc 18.35-43)
46 Llegaron a Jericó. Y cuando ya salía Jesús de la ciudad seguido de sus discípulos y de mucha gente, un mendigo ciego llamado Bartimeo, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino. 47 Al oir que era Jesús de Nazaret, el ciego comenzó a gritar:
–¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!
48 Muchos le reprendían para que se callara, pero él gritaba más aún:
–¡Hijo de David, ten compasión de mí!
49 Jesús se detuvo y dijo:
–Llamadle.
Llamaron al ciego y le dijeron:
–Ánimo, levántate. Te está llamando.
50 El ciego arrojó su capa, y dando un salto se acercó a Jesús, 51 que le preguntó:
–¿Qué quieres que haga por ti?
El ciego le contestó:
–Maestro, quiero recobrar la vista.
52 Jesús le dijo:
–Puedes irte. Por tu fe has sido sanado.

En aquel mismo instante el ciego recobró la vista, y siguió a Jesús"


DÍA 30 MAYO  CICLO   -B


Los niños, que tienen de todo, a veces lloran y se enfadan al fijarse en algo que no tienen y desean alcanzar. No es así en los niños de países de misión, que gozan de tener lo que nosotros desechamos y no damos importancia.

Lo digo porque, para hacer una petición a Dios debemos saber qué nos falta y, discernir si es una necesidad o un deseo.

Ser rico no es poseer mucho; tal vez es la inconsciencia de vivir sin necesitar nada ni a los demás.

Si la vida nos regala, teniendo en abundancia, nos hemos de interrogar por qué y de qué manera acudimos a Dios, pues quien todo tiene nada le falta. 

Jesús salía de Jericó -en ella han sucedido relatos ejemplares de su Vida- y, fuera de la ciudad, como extraño de poder vivir en ella, estaba sentado, posición de inactividad, un ciego llamado Bartimeo pidiendo limosna.

Pedir limosna es llamar la atención del prójimo desde extrema necesidad.

Al oír que pasaba Jesús comenzó a gritar.

Bartimeo sabía lo que le faltaba en su vida que no le podían dar los que respondían a su petición de pobreza.

 

“Hijo de David, Jesús, compadécete de mí”

 

El grito va dirigido a Jesús, reconocido por él como el Hijo de David.

Que Dios nos de su Gracia para ser creyentes -en medio de tanta confusión cultural y religiosa- como lo era Bartimeo, demostrando ser muy rico en fe y en el conocimiento de la identidad de la Verdad de Dios.

Dios escucha la oración, muchas veces silenciosa y sencilla, de los pobres que no tienen más que a Él.

 

“Un mendigo ciego llamado Bartiméo,

estaba sentado al borde del camino pidiendo limosna”

 

Cuanto mayor es la pobreza se quedan fuera, como Bartimeo, adonde llega Jesús porque nadie está fuera para Él.

Todos le reprendían para que se callara.

¡Qué curioso que moleste la proximidad del pobre a los seguidores de Jesús, cuando todos sabemos que, Él es el amigo de los pobres!

“Llamadle”

 

Se produce un cambio de actitud de los que le hacían callar:

“Ánimo y ve, que te llama”.

¿Quién está más cerca de Jesús, el pobre que está fuera, o los seguidores que le escuchan?

Le escuchan, le entienden y confían en Él los que han hecho el discernimiento entre lo que pueden recibir de limosna y lo que sólo Dios les puede regalar.

Dios escucha al pobre consciente de su pobreza.

Cuando se dice que Dios no nos escucha, ¿desde qué pobreza o desde qué riqueza acudimos a pedir y, con qué confianza lo hacemos?

El ciego lanza la capa, se levanta de un revoloteo y va hacia Jesús.

“¿Qué quieres que te haga?

Maestro, haz que vea”

 

Además de Hijo de David, le considera Maestro.

“Ve, tu fe te ha salvado

 

Bartimeo veía con ojos de fe. Ahora le sigue viéndolo y salvado.        

F. Allara


SANTORAL DEL DÍA 

  S. FERNANDO, REY DE CASTILLA



OH SEÑOR TEN PIEDAD DE MI

CRISTO TEN PIEDAD DE MI







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