ASCENSIÓN ES LLEGAR A LO ETERNO DESDE EL ORIGEN
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Hechos 1,1-11
Salmos 46
Efesios 1,17-23
Marcos 16,15-20
15 Y les dijo: “Id por todo el mundo y anunciad a todos la buena noticia. 16 El que crea y sea bautizado, será salvo; pero el que no crea será condenado. 17 Y estas señales acompañarán a los que creen: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán nuevas lenguas; 18 cogerán serpientes con las manos; si beben algún veneno, no les dañará; pondrán las manos sobre los enfermos, y los sanarán.”
ASCENSIÓN DEL SEÑOR
VII DOMINGO DE PASCUA
La
Ascensión de Jesús fue volver a la Gloria
que tenía desde el principio, después
de pasar el paréntesis del tiempo viviendo
en su casa sin ser recibido.
También
nosotros, desde la fe, llegamos
a la vida de la mano de Dios, hasta descansar en lo eterno habiendo vivido
en el tiempo.
Lo
que nos apremia es saber vivir todos en
paz y amor este breve paréntesis.
El
Hijo de Dios,
el Cristo que conocemos en Jesús de Nazaret, nos mostró una forma de vivir el tiempo con sentido de presente trascendido de eternidad.
Fue
ungido de Gloria
–que es el Espíritu Santo- (S. Gregorio de Nisa), como nosotros lo somos también,
con nuestra medida de Gloria por el bautismo.
Jesús
nos llama a vivir como Él para apropiarnos de la Gloria eterna que nos
ofrece
como don. Nos advierte que seguirle es pisar
sus huellas.
Jesús,
el único redentor,
salió Él solo de Nazaret para vencer al
enemigo.
Llamó
sólo a Doce
y se despidió de Once, diciéndoles:
“Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la
creación.
“El que crea y se bautice se salvará”
¿A
qué nos llama Jesús?
1. A conocer, creer y amar la Buena Noticia,
que es el Evangelio, su Vida, que nos llega en cada tiempo por sus testigos
constituidos Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, de la cual es la Cabeza.
¡Qué poco es conocida la Iglesia por muchos de los bautizados!
2. Conocida, creída y amada la
Vida de Jesús, todos somos llamados a
evangelizar, a educar en la fe desde nuestro
mundo concreto, para que, el que crea y acepte el bautismo de la Iglesia, para
vivir el Evangelio por el Espíritu Santo reciba la gratuidad de la salvación.
Jesús
envió a sus discípulos a evangelizar para conocimiento, fe y amor a
su Vida.
La Iglesia es el mismo Cuerpo de Cristo
Resucitado visible en el tiempo.
Deberíamos
ser Comunidad de fe, de vida y de amor.
Todos los bautizados somos Iglesia, y
estamos llamados a vivir en comunión, siendo testigos para toda la creación,
En
general la Iglesia es contemplada hoy como una institución criticada, juzgada, aceptada o rechazada.
¡No
nos sintamos espectadores externos a su ser!
La
experiencia es que pocos son capaces de
mucho y muchos somos capaces de poco.
Cristo
ascendió a la Gloria dejándolo todo hecho y todo por hacer.
Todos
los bautizados somos enviados por Él a continuar la misión que el Padre le
confió.
A
nosotros nos toca obrar humildemente con fe para
que la creación vea lo que hizo Jesús,
Los
Santos han sido seres únicos en comunión
con la Iglesia; capaces de evangelizar
y de llenar el mundo de sabiduría, y hacerlo en pocos años.
Hechos 1,1-11
Los
Apóstoles en pocas palabras su evangelizaban al predicar la verdad de Jesús,
Hijo de Dios:
· Pasó por la vida haciendo el Bien, fue crucificado,
muerto y sepultado y resucitó al tercer día, dándonos a conocer el Amor del
Padre y su Vida como Comunidad de Amor.
Jesús
estaba con ellos y ellos en comunión con Él.
Quien cree y ama lo que cree le acompañan signos que el mundo ve; unos aceptan y otros condenan.
“Señor, ¿es ahora que restableces la realeza de Israel?
“No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas
que el Padre ha establecido con su autoridad”
Ni
después de comprobar a Cristo resucitado entendieron la Vida de Jesús.
¿La
entendemos nosotros, cuando esperamos o afirmamos cosas que no son propias de
decir o hacer desde la fe?
“Cuando el Espíritu descienda sobre vosotros,
recibiréis la fuerza para ser mis testigos.
Meditemos
el texto de Pablo a los efesios. (Ef. 1,1-23).
Milagro es hacer las cosas
de Dios con humildad,
sabiendo que todo lo ha dicho y hecho Él, para que el mundo vea sus obras en este tiempo.
Milagro
debe ser nuestra inalterabilidad, tanto si somos aceptados
como negados.
Esto
es vivir y hablar un lenguaje nuevo, sin que nos dañe el mal, para ver los signos y milagros de Dios en
nuestro tiempo; tal vez en lo más sencillo del amor y el perdón que
ofrecemos y recibimos, no deseando ver cosas fantásticas porque, como dice S.
Juan de la Cruz:
“Todo
nos lo ha dicho el Padre en su Hijo”.
“Jesús, después de
hablarles fue conducido al cielo…,
y ellos se fueron a
predicar por todo el mundo…,
cooperando el Señor
con signos.
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F. Allara
SANTORAL DEL DÍA
S. PANCRACIO, MÁRTIR EN LA VIA AURELIA
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