–Anda, baja, porque tu pueblo, el que sacaste de Egipto, se ha echado a perder. 8 Muy pronto se han apartado del camino que yo les ordené seguir. Se han hecho un becerro de oro fundido, y lo están adorando, le presentan ofrendas y dicen: ‘¡Israel, este es tu dios que te sacó de Egipto!’
9 Además, el Señor dijo a Moisés:
–Me he fijado en esta gente y me he dado cuenta de que son muy tercos. 10 ¡Ahora déjame en paz, que estoy ardiendo de ira y voy a acabar con ellos! Pero de ti haré una gran nación.
11 Moisés, sin embargo, trató de calmar al Señor su Dios con estas palabras:
–Señor, ¿por qué va a arder tu furor contra tu pueblo, el que tú mismo sacaste de Egipto con gran despliegue de poder? 12 ¿Cómo vas a dejar que digan los egipcios: ‘Dios los sacó con la mala intención de matarlos en las montañas, para borrarlos de la superficie de la tierra’? Deja ya de arder en ira; renuncia a la idea de hacer daño a tu pueblo. 13 Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac e Israel, a quienes juraste por ti mismo y les dijiste: ‘Haré que vuestros descendientes sean tan numerosos como las estrellas del cielo, y toda esta tierra que os he prometido se la daré a ellos como su herencia para siempre.’
14 El Señor renunció a la idea que había manifestado de hacer daño a su pueblo.
DIA 14 MARZO CICLO -B
Aarón
fue el primer sacerdote, hermano de Moisés.
¡Misterio
humano!. El mismo Pueblo, al que debía servir, le hizo caer en la tentación en ausencia
de su hermano, que estaba en diálogo con Dios en el Sinaí.
“Pueblo
de Israel, aquí tienes tus dioses, los que te han hecho salir de la tierra de
Egipto.
Las
riquezas materiales que llevaban les sirvieron, perdiéndolas, para fabricar
su dios.
Deberíamos
pensar en el becerro del desierto.
Es
un signo de la realidad que vivimos; utilizar las propias riquezas para
crear dioses que “tienen ojos y no ven, oídos que no oyen…”,
por olvidar pronto la presencia de los que desean conducir la vida desde la experiencia
que tienen de Dios. En este caso, la presencia de Moisés y la caída de
Aarón, que pasó de dar culto a Dios a darlo a un becerro salido de sus manos.
Puede
parecer una irracionalidad, y no tanto la de seguir fabricando dioses con mente
y corazón a precio de nuestras riquezas.
Pero
Dios no se desdice de sus promesas y su
bien no depende del valor de nuestra
intercesión. Dios es siempre primero e inmutable.
Si
nos ha creado es por un fin; si no lo alcanzamos no es por su
culpa.
Lo
curioso es que el texto dice en plural “aquí
tienes tus dioses”.
No
tener a Dios es tener muchos dioses,que
ni en su tiempo sacaron al Pueblo de Egipto ni hoy ni nunca dan sentido a la vida.
Si yo diera testimonio en favor mío, mi testimonio no valdría como prueba; 32 pero hay otro que da testimonio en mi favor, y me consta que su testimonio sí vale como prueba. 33 Vosotros enviasteis a preguntarle a Juan, y lo que él respondió es cierto. 34 Pero yo no dependo del testimonio de ningún hombre; solo digo esto para que vosotros podáis ser salvos. 35 Juan era como una lámpara que ardía y alumbraba, y vosotros quisisteis gozar de su luz un poco de tiempo. 36 Pero tengo a mi favor un testimonio de más valor que el de Juan. Lo que yo hago, que es lo que el Padre me encargó que hiciera, prueba que de veras el Padre me ha enviado. 37 Y también el Padre, que me ha enviado, da testimonio a mi favor, a pesar de que nunca habéis oído su voz ni lo habéis visto 38 ni su mensaje ha penetrado en vosotros, porque no creéis en aquel que el Padre envió.r39 Estudiáis las Escrituras con toda atención porque esperáis encontrar en ellas la vida eterna; y precisamente las Escrituras dan testimonio de mí. 40 Sin embargo, no queréis venir a mí para tener esa vida.41 “Yo no acepto honores que vengan de los hombres. 42 Además os conozco y sé que no amáis a Dios. 43 Yo he venido en nombre de mi Padre y no me aceptáis; en cambio aceptaríais a cualquier otro que viniera en nombre propio. 44 ¿Cómo podéis creer, si recibís honores unos de otros y no buscáis los honores que vienen del Dios único? 45 No creáis que yo os voy a acusar delante de mi Padre. El que os acusa es Moisés mismo, en quien habéis puesto vuestra esperanza. 46 Porque si vosotros creyerais a Moisés, también me creeríais a mí, porque Moisés escribió acerca de mí. 47 Pero si no creéis lo que él escribió, ¿Cómo vais a creer lo que yo os digo?”
Jesús
nos dice hoy que, “si daba testimonio
de sí mismo, su testimonio no tendría ningún valor”.
Cuando
afirmamos algo propio de nuestra vida, en diálogo con el prójimo, es un monólogo
de suficiencia que además desea ser creído por quien nos escucha.
Jesús
nos advierte que, hablar de uno mismo y exigir la fe, no tiene ningún valor y no es razonable
pretender ser creído.
Juan
Bautista no fue testigo de su vida, ni lo fue Jesús de Nazaret, ni lo es el
Espíritu Santo que se nos ha dado.
Dios,
el único Dios verdadero, nos afirma que
el don de la fe es el testimonio del
Padre y del Hijo revelado en la Humanidad de Jesús, la voz de la
Palabra anonadada en Él, siendo Cristo la Presencia de Dios entre nosotros, al
que conocemos “como uno de tantos”.
Lo
fácil que nos lo pone Dios lo complica nuestra razón, nuestro corazón o nuestra
indiferencia.
Por una parte, seguimos creando dioses con
nuestras riquezas, y por otra, nuestro “yo” pretende ser testigo de su
propio pensar, querer, creer y ser creído.
No hay comentarios:
Publicar un comentario