ENSEÑA CON AUTORIDAD UNA DOCTRINA NUEVA
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura PALABRA DE DIOS
5 minutos de nuestro "día a día"
DIA 9 ENERO CICLO -B
Jesús pasó mucho tiempo de su vida pública en
Cafarnaúm. Llega a decir de ella, aun
viendo tantos milagros, que
desaparecería para siempre.
Es la primera meditación que tenemos que
hacer. No somos milagreros ni
esperamos más milagros, como nos advierte Juan de la Cruz, pero los hay. No advertirlos es taponar nuestro
espíritu, tendiendo a desaparecer la gratuidad de la fe.
Se cumple lo de: “A quien
tiene se le da más y a quien no tiene se le quita hasta lo que piensa que tiene”.
Tendemos a ver
según la costumbre del mirar. Hay mucho más bien que mal. Lo que
ocurre es que el mal es explosivo y oculta el bien.
La buena administración en lo material ayuda a crecer y es imagen de lo que
pasa a nivel espiritual. Se crece o decrece según se trabaje en el bien
hacer.
Hoy parece que
todo es y se soluciona psicológicamente.
La Iglesia
católica no enseña un dualismo; no hay una fuerza del Bien frente a la de Mal. Dios es Uno y único, como lo es la Verdad
del Amor.
Dios y el Amor no tienen reverso, porque el Amor no
tiene límites, a lo sumo, advertimos la consecuencia del bien amar, que es la
Cruz.
El mal no es la
fuerza que compite el ser humano con Dios, que nos ha creado para ser conocido,
creído y amado, para gozarle eternamente.
El ateísmo
es fruto de una manera de razonar, convertido
quien así piensa, en un ser que opta por
vivir sin Dios, sin crear dualismo ni justificar la no existencia de Dios. A
Dios no le afecta lo que se dice o se hace fuera de Él.
El Misterio razonable de su omnipotencia de amar es
que nos haya liberado la libertad habiéndose hecho Hombre, aceptando morir en la Cruz; por esto he dicho que no
hay dos fuerzas, sino a lo sumo, Amor y Cruz,
más razonables que la nada resultante de negar a Dios.
El grito del texto de hoy:
“Sé bien quién
eres, el Santo de Dios que ha venido a destruirnos”, es el grito
inconsciente de quien vive esclavizado y escucha
la voz amiga, y también la de Dios, que llega de cualquier modo y tiempo, pero
siempre inoportuno, para quien desea
vivir de su dependencia.
Lo que Jesús hizo fue para demostrar su autoridad en cada caso, pero lo habitual en Dios es el respeto a la libertad y a la voluntad del ser
humano; lo cual no significa que se desentiende y que no envíe sus medios para salvarnos a todos de cualquier
modo de esclavitud; pero, como ocurre en los casos de la vida, si el
hombre no quiere, Dios respeta sabiendo esperar.
Los que advierten la liberación propia y la que conocen por experiencia ajena, saben
discernir lo de tener autoridad y actuar con amor y no con poder.
Quienes descubren a Dios como Amor liberador, entienden, no sólo la autoridad, sino también el
sentido de la libre obediencia a quien libera de toda dependencia que
esclaviza la integridad del ser humano.
F. Allara
JESÚS te dice:
Nadie te ama como yo
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